La industria del automóvil está en un profundo proceso de cambio. El coche eléctrico ha traído un nuevo contexto mundial que empieza a difuminar las barreras de qué es y qué no es un coche o qué puede o no puede ofrecer una compañía dedicada tradicionalmente a este sector.
Estamos en un momento que ha ejemplificado bien Kevin Williams en Motor1.com. En su artículo comenta que durante el Salón del Automóvil de Pekín tuvo la oportunidad de subirse a una docena de coches eléctricos chinos y que la impresión es que los fabricantes occidentales viven años por detrás de lo que allí se presentó.
Uno de los aspectos clave es el software. Desde hace años, los coches han empezado a conquistar a sus clientes por las pantallas y la conectividad con el teléfono móvil en detrimento de los motores, las transmisiones o las sensaciones durante la marcha.
¿Quién dio lugar a esto? ¿Regulación, fabricantes o clientes? Es difícil aclararlo y, probablemente, hay un poco de todos los ingredientes en la sopa. Lo que está claro es que hace tiempo que las automovilísticas ponen ojitos al dinero que pueden traer debajo del brazo todas las funciones relacionadas con el software.
De momento, todo son promesas porque los datos alertan de que, pese a ser la meta, los fabricantes siguen sin tener claro cómo rentabilizar sus avances en este campo. Con todo, para Tesla es una parte fundamental y Volkswagen ha llegado a lanzar ambiciosas declaraciones, asegurando que quieren reconvertirse en una compañía de software.
Renault, sin lanzar mensajes tan ambiciosos, sí hizo una dura reconversión de marca en 2021. Renaulution ha sido el proyecto, abanderado por Luca de Meo, para relanzar la marca y volverla a situar en una posición competitiva después de dar síntomas de agotamiento durante algunos años.
Como consecuencia de aquel proyecto se decidió que Renault partiría su empresa en cinco. Además de dedicar una parte de la compañía a los motores de combustión (Horse Project) o la micromovilidad (Mobilize), una de sus patas más importantes es Ampere, dedicada en exclusiva al desarrollo de sus coches eléctricos... y el software.
En esa búsqueda de nuevos mercados y diversificar sus productos, Renault ya formaba parte de Software République. Una asociación creada en 2021 por Dassault Systèmes, Eviden, Orange, Renault Group, STMicroelectronics and Thales. En marzo de 2024 se sumó a la fiesta JCDecaux, como séptimo miembro.
Esta amalgama de empresas busca crear productos relacionados con la movilidad y la innovación para ofrecer productos disruptivos. U1st Vision, presentado en VivaTech, es su primer producto y en Xataka hemos tenido la oportunidad de conocerlo de primera mano.
Transitando por caminos diferentes
Hace unos días, en Xataka tuvimos la oportunidad de conocer el robotaxi que Renault utilizará en Roland Garros para trasladar a los espectadores sin ningún tipo de intervención humana. El vehículo era una de las dos sorpresas que la compañía del rombo tenía pensadas para este mes de mayo.
El segundo es U1st Vision, un producto que combina la movilidad con los servicios aportados por las 22 empresas que han formado parte del proyecto. Además de las siete compañías principales que conforman Software République, otras tres empresas han ejercido como consultoras en temas médicos y otras doce sociedades han tomado parte, de una manera o de otra, aportando su granito de arena.
¿Qué es U1st Vision? Renault lo define como un concept "más cercano al ciudadano, ofreciendo un fácil acceso a una gama de diversos servicios de proximidad personalizados y seguros". Si zarandemos el árbol, lo que nos encontramos es el prototipo de una caja multimodal para ofrecer todo tipo de servicios, con la ventaja de que es fácilmente trasnportable.
Como si de una casa prefabricada se tratara, el prototipo presentado por Renault y sus seis socios es una furgoneta eléctrica que puede desembarazarse de su parte trasera. Esta funciona por sí misma con todas las conexiones telemáticas necesarias y puede ser provista del material técnico deseado.
Renault dice que el producto puede ser ofrecido a ayuntamientos, empresas o todo tipo de organismos para ofrecer en él servicios de todo tipo. Ponen como ejemplo un taller de reparación de bicicletas o un lugar donde reciclar productos electrónicos. Pero, durante la presentación, Renault ha puesto encima de la mesa un uso que muchos considerarán polémico: una cabina médica.
Que generará controversia
Software République ha elegido el sector médico como máxima expresión de lo que puede hacer con esta caja, como opción más ambiciosa. Lo que en Xataka hemos podido ver y tocar es un espacio muy luminoso con una camilla, una pantalla y multitud de muebles donde guardar herramientas médicas. Según Renault, un médico puede realizar una consulta a distancia y conocer nuestro estado de salud general sin necesidad de desplazamientos.
El país galo sufre lo que denominan "desiertos médicos". Son grandes extensiones donde se carece de médicos suficientes para atender a pacientes en áreas muy poco pobladas del país. La musiquilla nos suena familiar.
En el país vecino, los médicos generalistas trabajan por cuenta propia. Al cliente le facturan una cantidad muy pequeña de dinero y, con el comprobante del trabajo realizado, el Estado paga lo correspondiente por sesión. Más pacientes, más facturan. Esto es un problema en la zona norte, donde la población es cada vez menor, lo que exige mayores desplazamientos con la pérdida correspondiente de tiempo y dinero para el médico. La zona es poco atractiva económicamente y hay poco personal.
Lo que ofrece Software République con esta cabina multimodal es un espacio donde un médico en remoto pueda hacer seguimiento de una enfermedad o diagnosticar enfermedades leves. Nos explicaban que puede, por ejemplo, quedarse como "centro médico" no asistido en un pueblo o utilizar una misma cabina entre varios núcleos poblacionales y rotar entre ellos.
La cabina, además, podría integrarse con los dispositivos de control de salud y forma física de los propios pacientes, como los smartwatch o las pulseras de actividad. Señalan que, combinando todos los parámetros, el médico puede hacerse una mejor idea en remoto de nuestro estado de salud.
Preguntado sobre el control de los datos, en Renault se escudan en que trabajan "con empresas con mucha experiencia en el sector y que la privacidad está completamente garantizada" aunque no se dieron detalles técnicos sobre este asunto.
Tampoco se mojaron mucho más cuando inquirimos sobre la perspectiva ética del asunto. Renault dice "ofrecer un producto exclusivamente relacionado con la movilidad. Esto puede ser una cabina médica pero también puede ser cualquier otro servicio que demande un organismo o una institución".
Hacerse con una de estas cabinas tendría un coste de unos 200.000 euros, representando la mayor parte del gasto la inversión que hay que hacer en garantizar las comunicaciones telemáticas y la gestión segura de los datos. Pero a esto hay que sumar el coste de los materiales utilizados en el interior. "No es lo mismo el material para una consulta general que para un oculista, por ejemplo", nos aseguraron desde la marca.
La importancia de apuntar al lugar correcto
Entiendo la propuesta de Renault y Software République pero la duda es cómo sacar un mayor partido a lo ofrecido por la compañía y esta asociación de empresas.
Dejando a un lado el debate ético, puedo comprender la funcionalidad y la ventaja de ofrecer una cabina autónoma que pueda "abandonarse" en un espacio urbano o rural para, llegado el caso, hacer un seguimiento médico de un paciente. Incluso, es evidente que mejora a una consulta telefónica por la facilidad con la que se pueden recopilar y gestionar los datos médicos.
Los ejemplos propuestos por Renault, haciendo referencia a "un taller de bicicletas o un punto de reciclaje de productos electrónicos" nos deja un poco fríos porque creemos que no saca provecho del verdadero potencial de esta cabina modular y fácilmente transportable: su conectividad.
Es la gestión de los datos y la garantía de que éstos van a enviarse de forma estable o segura lo que realmente distingue el producto de otras aproximaciones que hemos podido ver en España. En nuestro país, las zonas rurales más despobladas tienen opciones de bibliobús o banca móvil. Opciones que como las antes comentadas no necesitan de la infraestructura conectada que sí es requerida para un servicio médico.
Pese a que no nos convencieran los ejemplos propuestos, sí hay funciones que pueden ser interesantes y a las que Software République puede dar servicio con este tipo de cabinas multimodales. Por ejemplo, una oficina conectada que garantice trámites burocráticos a los ciudadanos con la seguridad de que sus datos están a buen recaudo o, con remolques de mayor tamaño, puntos de teletrabajo que sirvan como "punto wifi" en aquellos lugares donde todavía no ha llegado la fibra óptica.
U1st Vision es, de momento, un concepto pero no hay dudas de que tiene cierto potencial, siempre y cuando se dé apueste por el verdadero punto diferencial del mismo que no deja de ser el de un espacio conectado a una red segura allí donde los servicios públicos son demasiado costosos o deficitarios.
Imágenes | Renault
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