La Agencia Internacional de Energía (IEA, por su siglas en inglés) estima que la aviación representa aproximadamente el 2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esta realidad, que interfiere con los esfuerzos para afrontar el cambio climático, ha motivado a algunos países a tomar medidas al respecto.
Francia materializó la prohibición de los vuelos domésticos cortos con alternativas ferroviarias en mayo de este año. Ahora parece ser el turno de España. En medio de las negociaciones para formar Gobierno, el PSOE y Sumar han firmado un acuerdo pragmático sobre la aviación comercial con algunas similitudes con el del país galo.
España apunta reducir los vuelos cortos
El documento “Una nueva coalición de Gobierno progresista para España” da cuenta de la promesa de reducir los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y media, pero el texto añade un punto diferente al de la normativa francesa.
Se señala como excepción a las conexiones con “aeropuertos-hub que enlacen con rutas internacionales”, por lo que toca esperar para saber cuáles aeropuertos entrarán dentro de esta categoría y qué rutas se verán afectadas. Tampoco sabemos cómo afectará a los vuelos con escalas que tienen una duración mayor.
La vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz, ha dicho en el acto de presentación del acuerdo que “el tren está llamado a ser el transporte del siglo XXI” y que han acordado que “han de acabarse los vuelos cortos”. En el texto firmado, no obstante, no se habla de terminar con los vuelos cortos, sino de reducirlos.
Como podemos ver, más allá de la promesa, no hay demasiados detalles sobre la medida. En declaraciones a ABC, desde el Ministerio de Transporte han señalado que, en base al texto del acuerdo, realizarán un estudio técnico para sintetizar el impacto de la medida desde una perspectiva amplia.
Todo parece indicar que tendremos que ser pacientes para ver la medida y acción y conocer su impacto en el medio ambiente. Un estudio de Ecologistas en Acción publicado esta semana señalaba que en España pueden suprimirse unos 50.000 vuelos anuales de 11 rutas aéreas con alternativa ferroviaria de hasta cuatro horas. ¿El resultado? Una reducción de 300.000 toneladas de CO2 al año.
Imágenes: Miguel Ángel Sanz
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