Ya al principio de la campaña de vacunación hablamos de qué significaba realmente la eficacia de las vacunas: obedece a una cuestión de probabilidades (un 95% de eficacia no significa que el 5% de las personas se infecte, sino que hay un 95% menos de probabilidades de hacerlo), y además, incluso en casos positivos, también hacen caer la probabilidad de que se desarrollen síntomas, de que estos sean graves o de que acaben en un fallecimiento.
El verano de 2021 llegó con un repunte progresivo de casos positivos que hizo temblar muchas de las previsiones estivales y contemplar nuevas restricciones para las administraciones públicas. Aunque efectivamente sigue habiendo riesgos para la salud pública, sobre todo con muchos ciudadanos todavía no vacunados o sin haber recibido la pauta completa, el efecto de la campaña de vacunación se nota, sobre todo, en que el COVID-19 ha pasado a ser un virus mucho menos letal.
En este gráfico, hecho con los datos publicados por Public Health England y recogidos por Financial Times, podemos entender de un vistazo qué suponen las vacunas para los contagiados de cada grupo de edad. Con y sin pauta vacunal recibida. La letalidad, simplemente, se desploma hasta ser residual en personas de mediana edad y más jóvenes.
Incidencias similares, mortalidad muy inferior
Los datos de España también sugieren algo muy similar. La primera ola no sirve como referencia porque no había capacidad de detección, pero tanto la segunda como la tercera ola de positivos tuvieron repuntes proporcionales de casos mortales. Especialmente la segunda, la de otoño de 2020, antes de que comenzase la vacunación.
En la tercera, la de los primeros meses de 2021, el aumento fue proporcionalmente inferior gracias a que España priorizó la vacunación de los más vulnerables al COVID-19, y los primeros datos los vimos con la ausencia de muertes durante varios meses seguidos en las residencias de autonomías enteras. El acelerón de la vacunación a partir de la primavera, llegando a más y más grupos de edad, permitió que las olas posteriores, incluso la de julio, apenas supusiese un repunte en las muertes por COVID-19 en España. Las vacunas no erradican el virus en pocos meses, pero sí nos hacen mucho más resistentes a ellos incluso aunque llegue a contagiarnos.
En estos momentos, 6 de agosto de 2021, las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Sanidad fijan en algo más de 28 millones de personas las vacunadas de pauta completa, y en casi 33 millones (el 70% de la población) las que han recibido al menos una dosis de la vacuna. En total se han administrado más de 60 millones de dosis de las cuatro distintas vacunas contra el COVID-19 aprobadas en España.
Superados los cuatro primeros hitos prometidos por el Gobierno entre mayo y julio (tres a tiempo, uno más tarde del plazo teórico) solo resta el de 33 millones de españoles vacunados de pauta completa para la última semana de agosto. Una cifra, la del 70% de la ciudadanía, asumida como la necesaria para la inmunidad de grupo en un momento distinto al actual, cuando parece necesario repensarla ante el auge de nuevas variantes. Mientras tanto, eso sí, la letalidad del COVID-19 ya es muy inferior a la que conocimos en los peores momentos de la pandemia.
Ver 77 comentarios