En una acción de consecuencias imprevisibles para Oriente Medio, Estados Unidos ha eliminado a Qasem Soleimani, comandante de las Brigadas Quds, un ramal de la Guardia Revolucionaria Iraní destinado a defender los intereses de la República Islámica en la arena internacional. El ataque selectivo, realizado con un dron a las afueras de Bagdad, representa el punto más álgido de la escalada de tensiones entre Irán y Estados Unidos.
Y en muchos sentidos, un punto de no retorno para un conflicto soterrado que, quizá ahora, escale de forma definitiva.
El ataque. Se produjo anoche, de madrugada, cuando Soleimani regresaba de Beirut. Es importante porque representa la primera acción directa de Estados Unidos contra una figura política de Irán, si bien en territorio iraquí. Para algunos analistas la muerte de Soleimani reviste más importancia geopolítica que la de Bin Laden o la de Al-Baghdadi. Jamenei, líder supremo de Irán, ya ha anunciado una "dura venganza".
La figura. Es difícil minusvalorar la importancia de Soleimani. Llevaba más de dos décadas al frente de las Brigadas Quds y había moldeado la política exterior iraní desde un plano político, militar y estratégico. Como explicaba Mikel Ayestarán en 2014, Soleimani era el principal responsable del "eje de resistencia" iraní, milicias y acciones de inteligencia destinadas a expandir los intereses de Irán en Oriente Medio.
De viaje. Su trabajo fue fundamental en tres escenarios. Primero en Líbano, colaborando en la resistencia de Hizbollah durante su guerra con Israel en 2006. Después en Siria, asegurando la supervivencia de Bashar al-Asad en los momentos más difíciles de la guerra. Y más tarde en Irak, liderando desde el terreno la resistencia contra el Estado Islámico y entrenando a numerosas milicias chiíes para que operaran de forma autónoma.
Una resistencia que le granjeó una alta popularidad entre los iraquíes.
Largo plazo. Un extenso reportaje del New Yorker en 2013 le definía como la figura "más poderosa" de Oriente Medio. Soleimani operaba desde las sombras, con escasa visibilidad pero con una influencia determinante en el ejecutivo iraní. Jameini lo había elevado a "mártir viviente" de la revolución. Motivos no le faltaban. Soleimani había expandido la influencia de Irán en todos los conflictos regionales de los últimos quince años.
Conflicto. Esto, naturalmente, le granjeó enemigos. Estados Unidos era uno de ellos. Las milicias chiíes entrenadas por Soleimani en Irak funcionan aún hoy como una quinta columna destinada a presionar al ejército estadounidense. El Departamento de Defensa le atribuye "centenares" de bajas. Sus intereses chocaban con los de Israel y Arabia Saudí, dos potencias regionales enfrentadas abiertamente a Irán.
¿Por qué ahora? La muerte de Soleimani viene precedida de una escalada de violencia en Irak. El pasado 27 de diciembre milicias afines a Irán atacaban una base en Kirkuk, acabando con la vida de un contratista civil estadounidense. Dos días después, una respuesta aérea americana acababa con la vida de 24 milicianos pro-iraníes. El 31, un centenar de chiíes cercaron la embajada estadounidense en Bagdad.
Fue un momento tenso. El cuerpo diplomático pasó 24 horas retenido antes de la dispersión de los manifestantes. El asesinato de Soleimani, tres días después del incidente, es tan sólo el peldaño final en la escalada.
El futuro. A corto plazo, es probable que las milicias entrenadas por Soleimani recrudezcan la presión sobre los 5.000 soldados estadounidenses aún destacados en Irak. Gran parte de la opinión pública iraquí (y, por supuesto, Irán) desea su retirada. La muerte de Soleimani llega en un momento político delicado. El primer ministro de Irak se ha visto obligado a dimitir en un contexto de crisis económica, alta corrupción y protestas en las calles.
Irak es un país dividido. La influencia iraní cuenta con opositores entre la mayoría suní. La muerte de Soleimani vuelve a colocarle en el centro de una disputa global entre Estados Unidos y Arabia Saudí e Irán, reactivada tras el fin del acuerdo nuclear y recrudecida por medio de sanciones, guerras proxy, ataques a refinerías y el derribo de drones.
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