Zika, fiebre amarilla, dengue, chikunguña. Enfermedades que amenazan al 40% de la población mundial, para las que no existen tratamientos adecuados o vacunas. El zika ha sido la última en saltar a los medios porque los brotes en Brasil y otros países americanos muestran que su principal transmisor, el mosquito africano Aedes aegypti, ya se ha extendido por casi todo el planeta.
El Aedes aegypti infecta anualmente entre 50 y 300 millones de personas con las enfermedades antes mencionadas, y se le atribuyen unas 50.000 muertes al año entre todas las enfermedades que transmiten. Sus primos, la familia Anopheles, infectan a otros 500 millones de personas con la malaria, que causa más de 650.000 muertes al año. Para que quede claro: los mosquitos matan más humanos que el resto de especies combinadas (incluyendo los propios humanos). Y parte de la comunidad científica ha puesto sobre la mesa una idea: ¿y si extinguimos a los mosquitos?
Un problema mundial
Hasta la Segunda Guerra Mundial, el Aedes aegypti era un mosquito africano. Desde entonces, se ha expandido por más de 110 países llevando consigo enfermedades tropicales, especialmente el dengue. La Organización Mundial de la Salud reconoce que la única manera de tratar efectivamente algunas de estas enfermedades pasa por controlar los mosquitos.
Un ejemplo del problema que han causado es que hasta 2014 sólo se tenía constancia del Zika en África, el sudeste asiático y algunas islas del Pacífico. En sólo un año, se ha expandido a Sudamérica, amenaza con dar el salto a Estados Unidos -ya hay un caso en Hawái- y se han comprobado más de 80.000 casos en Brasil. ¿Dónde hay Aedes aegypti (y sus familiares cercanos, los mosquitos tigre, que también son capaces de transmitir estas enfermedades)? En España. En Italia. En Holanda. En el suroeste estadounidense. ¿Cómo controlas a una especie que se ha extendido globalmente por el tráfico de neumáticos usados, donde crean sus nidos?
Una especie que no sólo se adapta bien a climas no africanos, sino que ataca a cualquier hora del día, al contrario que los nocturnos Anopheles. Con lo que las medidas de prevención -limpieza, detección, cubrir el cuerpo, etcétera- se vuelven más ineficaces. Los insecticidas tampoco son tan útiles, porque tienen que entrar en contacto directo con los insectos. Así que si quisieras cubrir una gran zona para asegurarte de que no sobreviven, tendrías un problema adicional:
“Si intentamos erradicarlos con pesticidas, el daño al medio ambiente sería demasiado grande. Si modificamos su hábitat, tendríamos que crear desiertos para acabar con ellos. Si introdujésemos depredadores, estos también se ocuparían de otras cosas que no quieres que eliminen”.
Joseph Conlon es un entomólogo retirado de la Marina de Estados Unidos experto en la plaga. Los tres escenarios hipotéticos que plantea para la eliminación de los mosquitos tienen el mismo problema: se cargarían cualquier ecosistema en el que se llevasen a cabo. El resto de medidas antimosquitos que plantean las autoridades son caseras y tradicionales y no resuelven el problema, sólo intentan prevenirlo. Y no hay cura definitiva o vacunas aprobadas para las enfermedades que transmiten.
Sin embargo, existe al menos una organización el mundo dedicada a acabar con el Aedes Aegypti con otro arma: la ingeniería genética. El plan de Oxitec (Oxford Insect Technologies), una empresa británica con una década de vida, es crear mosquitos mutantes que se encarguen de eliminar la especie.
Una de sus armas actuales, que ya han probado con éxito en Brasil, las Islas Caimán y Panamá, es la cría de mosquitos macho con un gen defectuoso. Los machos liberados transmiten el gen a su descendencia, y éste hace que las crías mueran antes de poder desarrollarse (un poco como en Jurassic Park: son dependientes de un antibiótico que no pueden obtener en la naturaleza). Sobre el terreno, puede reducir la población de mosquitos en una localidad hasta en un 90%.
Los machos de la especie no muerden a humanos ni animales, se alimentan de azúcares de fruta. Así que soltar esta población de mosquitos modificados no aumenta el riesgo de contagio: sólo las hembras necesitan sangre para alimentar a los huevos. En pocas semanas, tanto los "padres" como los imperfectos retoños mueren.
Es el segundo "truco" de Oxitec. El primero fue la creación de mosquitos estériles, pero resultó ineficaz porque los insectos ponían más pegas a la hora de elegir pareja. Sin embargo, con esta táctica, los machos consiguen "ocupar" a las hembras con huevos que no van a ninguna parte. Y así la siguiente generación se reduce dramáticamente.
De momento, la solución de Oxitec es local en cada caso (hay que criar a los mosquitos modificados y liberarlos sobre el terreno, población a población), y su director ejecutivo no se plantea el escenario "inimaginable" de un mundo sin mosquitos. Pero otras voces claman por su extinción dirigida. Sería la primera vez que el ser humano extingue una especie de forma intencionada. Un argumento complicado éticamente, pero menos de lo que pensamos en el sentido ecológico.
¿Qué pasaría en el mundo si no hubiese mosquitos?
El investigador Jesse Krause se encontró con este enjambre en el Ártico, el único lugar del mundo donde los mosquitos alcanzan semejantes concentraciones.
¿Cambiaría mucho el mundo sin estas imágenes? Sorprendentemente, la revista Nature publicó un amplio reportaje hace unos años en el que la mayor parte de los expertos consultados afirmaban que la pérdida de mosquitos no sería especialmente grave para el planeta. Los vertebrados insectívoros no muestran predilección especial por estos insectos (casi cualquier otro insecto es más alimenticio que un mosquito), su papel polinizador es bastante limitado. y sólo algunas especies depredadoras muy especializadas, como el pez mosquito o unas cuantas arañas y otros cazadores invertebrados acusarían su pérdida.
Cosa que incluso podría beneficiar al entorno: el pez mosquito se emplea como control de plagas natural en acuíferos y arrozales, pero es una especie invasora altamente agresiva, incluída en la lista de las más dañinas del mundo.
Quizás el mayor problema reside en las larvas, que actúan como filtro de agua al alimentarse de hojas muertas, microorganismos y residuos orgánicos. Ahí no está claro si aparecería otra biomasa equiparable que depurase el agua de forma natural, pero tampoco se cree que tengan tanta influencia. Steven Juliano, especialista en ecología de los insectos, afirmaba en Nature que "muchos organismos cumplen esa función, y los mosquitos no son los únicos ni los más importantes. Si quitas un remache del ala de un avión, es bastante posible que éste siga volando".
El experto Conlon también hablaba en ese artículo sobre las consecuencias globales del exterminio: "si los mosquitos desapareciesen mañana, cada ecosistema tendría un pequeño hipido y seguiría adelante con su vida. Otra cosa, mejor o peor, tomaría su lugar".
¿Cuáles serían los "beneficios" para los seres humanos?
Si las estrategias de Oxitec dan fruto -esto es, erradicar mosquitos especie a especie- y extienden su campo de acción, ni siquiera hablaríamos de la extinción total de estos insectos: existen unas 3.500 especies en el mundo, de las que sólo unas 450 pican a otros animales y humanos. Muertes aparte, la OMS calcula que las regiones afectadas por la malaria pierden hasta un 1,3% de su PIB debido a la enfermedad, y eso sin contar el efecto en recursos y otros efectos positivos en los sistemas de salud de los países afectados.
Hasta ahora, la única enfermedad que hemos erradicado es la viruela, acabando con el virus. Ahora, el debate sería si es posible exterminar otras ocho enfermedades letales eliminando su único vector de transmisión. Porque, hasta donde sabemos, su única especialidad consiste en contagiar a otros seres vivos. Oxitec ya ha empezado a trabajar en una solución similar para los Anopheles que transmiten la malaria.
Foto: Muhammad Mahdi Karim