No, el VHS no triunfó frente al Betamax porque no hubiese porno en este último

No, el VHS no triunfó frente al Betamax porque no hubiese porno en este último
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Sony ha decidido dejar de vender videocasetes Betamax en Japón y el resto del mundo ha reaccionado con sorpresa ante la noticia. Pero, ¿el Betamax no estaba muerto desde hace 30 años? ¿No fue el auge del porno el que hizo que el VHS reinase en solitario hasta que Sony popularizó el DVD? Y, los menores de 25 años se estarán haciendo una pregunta todavía más importante: ¿qué es un videocasete?

En Magnet nos hemos cardado el pelo y sacado las hombreras para volver a principios de los 80 y repasar los mitos de la primera guerra del vídeo: Beta contra VHS, Sony contra el mundo. Y el porno fue lo de menos. Antes del nacimiento del VHS y el Beta existió una batalla legal y tecnológica muy larga y compleja, iniciada a principios de los 70. Por resumirla, Sony quería convencer al gobierno japonés de que sólo aprobase un estándar de vídeo: el suyo. Fracasaron. Aún así, Sony lanzó el Betamax en 1975 y su rival, JVC, el VHS en 1976. Sumad un año más para que ambas máquinas lleguen al mercado americano y todavía dos más para que el público sea consciente de que existen unos cacharros con los que no tienes que ver la tele en directo.

¿Sólo había televisión en directo?

El Equipo A
"Me encanta que los vídeos graben bien"

No había streaming, no había Tivo, no había descargas y no había nada. O veías la tele a la hora que ponían un programa o te convertías en el pringado de la clase al día siguiente. Nadie podía quejarse de spoilers o destripes, porque tampoco había cofres de series para verlas luego. A no ser que las repusieran. Sí, Sony y JVC no inventaron exactamente el vídeo doméstico, pero ni la primera versión del Vídeo 2000 de Philips y Grundig ni el VLR de Basf ni tantos otros formatos consiguieron un hueco suficiente en el mercado: eran caros y muy poco prácticos.

Sin embargo, Betamax y VHS fueron directos al corazón del consumidor al anunciar "el viaje en el tiempo": podías grabar un programa y verlo luego. Podías dejárselo a otra persona. Te podían pasar cintas grabadas. El futuro, lo nunca visto. Los 80.

¿No había porno en Betamax?

Amigos, había porno en todas partes. Hablamos de una época en la que el "porno chic" había hecho un par de conquistas sociales: que se hablase de él y en términos más o menos positivos -el término porno chic lo acuñó el New York Times-. Combinad esto con la llegada a casa de artefactos que permiten reproducir películas en la intimidad del hogar y, pum, habemus porno.

Es cierto que Sony se pegó un tiro en un pie con el porno, al no permitir que las distribuidoras y productoras operasen de forma masiva en su formato, pero volvemos a algo eterno en la historia del hombre: prohibir algo es muy diferente a que no exista. El anuncio que abre este post muestra algo que hemos visto en todos los formatos del mundo: que ya habrá alguien que te grabe el porno para la máquina que tienes en casa.

En realidad, para cuando llegó el superauge del porno y los videoclubes para todos los públicos Betamax ya estaba muerta: en 1981 VHS ya tenía un 75% de cuota de mercado en Estados Unidos. Y en Europa también había golpeado con fuerza, convirtiéndose en el rival de Vídeo 2000, cuya segunda vida comercial (1979) se vio truncada por la llegada de las máquinas de JVC y sus amigos. El porno, sencillamente, se instaló sin problemas en la plataforma más favoreciada por el público. Y, de paso, se cargó para siempre el porno chic produciendo a mansalva para un formato mucho más barato, pero ésa es otra historia.

¿Porque VHS ganó la guerra?

Cualquiera que haya tenido una vez un cacharro de Sony con sus excelentes formatos propios sabe de lo que estamos hablando: el MiniDisc era la pera, los cartuchos de MSX se meaban mil veces en las cintas del Spectrum, etcétera. Pero sólo los ves en las máquinas de Sony y cuatro socios, mientras que los formatos que se imponen suelen fabricarlos todo cristo, lo del Betamax/VHS es recurrente en ellos. Y además, les suele faltar algo.

Ese algo lo vieron los ingenieros de JVC en 1974, cuando pudieron echarle el guante a un prototipo de Betamax y vieron que aquello era una máquina maravillosa, pero sólo grababa una hora de vídeo. Más duración y la calidad se resentiría. Era la mitad de lo que tenía VHS de salida. Y una hora no te da para grabar un partido de fútbol. Ni una película.

Ni justifica que un vídeo Betamax costase tres veces más, en el mejor de los casos, que un vídeo VHS. Precio y comodidad. A la gente todo lo demás le da igual. La cabezonería de Sony con el porno sólo era un reflejo de la cabezonería que tuvieron a la hora de consentir que Betamax durase dos horas (en un nuevo formato, cuyas cintas no eran compatibles con los viejos reproductores): un retraso que encima llegaba cuando JVC ya les había dicho a sus fabricantes que el VHS tenía que durar tres o cuatro horas, aunque se viera como una morcilla.

¿Cómo acabó la guerra?

A Betamax llegar antes le costó un buen juicio, además. En 1978 las teles y las productoras de cine estaban de uñas: ¿qué es eso de grabar? ¿Quién le ha dicho a la gente que pueden grabar lo que nosotros emitimos? El resultado fue un juicio en 1984, entre Universal y Sony, que se convirtió en un referente mundial para ciertos problemas que vemos hoy en la industria del copyright. Básicamente, que la culpa de que te bajes unos torrents no es del fabricante de tu ordenador.

El problema es que para 1984 Betamax ya estaba bastante dañado (Sony incluso ya había introducido ese año otro formato propio rival, el Video8) y los videoclubes ilustraban la situación que Sony había creado años antes: en VHS había más pelis disponibles y una generosa sección para adultos, mientras que en Betamax encontrar una porno "oficial" era imposible. La percepción pública sumó dos y dos y concluyó que la culpa del desastre Beta era del porno. Mientras que los usuarios de Betamax supusieron una de las primeras generaciones de

-Mi formato se ve mucho mejor
-¡Pero si no tienes películas que ver!
-Porque no son lo bastante buenas para estar en Betamax

Y el resto de veces que ha vuelto a pasar todo esto lo hemos llamado "guerra de consolas" o, simplemente, "cuñado". Betamax murió en realidad en 1988, cuando Sony se puso a fabricar vídeos VHS. Pero hoy podemos decir que, si el porno mató al Beta, ha tardado 40 años en hacerlo.

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