Las disputas territoriales del siglo XIX quizás suenen a historia antigua, pero siguen embarrando las relaciones entre España y Portugal en 2024. A las puertas de la XXXV cumbre hispano-lusa, Madrid y Lisboa han visto cómo se colaba en el orden del día un viejo (y espinoso) rifirrafe diplomático: a cuál de los dos estados pertenece Olivenza, un municipio de 12.000 habitantes que se encuentra del lado español de la 'Raya', en Extremadura, a solo unos kilómetros de la frontera.
Para entender la peculiaridad de Olivenza hace falta conocer antes su rica y antigua historia… y también el no menos complicado escenario político de Portugal.
"Es portuguesa, naturalmente". La frase de la discordia la pronunció hace unos días el ministro de Defensa Nacional de Portugal, Nuno Melo, durante una visita a Estremoz, en el distrito luso de Évora. Allí los periodistas le preguntaron por una cuestión espinosa sobre la que Melo ya se había pronunciado en el pasado: la soberanía de Olivenza, una villa que pertenece desde hace siglos a España, pero que a lo largo de la historia ha estado varias veces bajo control del país vecino.
La respuesta de Melo fue rotunda. En el fondo. Y en las formas, que dejaron poco margen a interpretaciones. "Olivenza es portuguesa, y no es ninguna provocación", recalcó. Por si quedasen dudas sobre su postura, el dirigente luso insistió en que la nacionalidad de Olivenza sigue siendo una tema de plena actualidad en 2024 —"no es una cuestión de ayer, sino de hoy", enfatizó— y que hay un tratado por el que la pequeña localidad extremeña "debería ser entregada" a Portugal.
Y saltó la chispa. Como se encargó de recordar más tarde el propio Melo vía X, su postura sobre Olivenza viene ya de atrás y la ha defendido en varias ocasiones, no solo en Estremoz. El problema es que desde la pasada primavera Melo es algo más que un político de primera fila de Portugal, miembro de la Asamblea de la República y presidente del partido CDS: en abril se convirtió en ministro de Defensa Nacional, lo que da a sus palabras una repercusión mucho mayor.
Sus declaraciones sobre la villa extremeña no tardaron en avivar la llama de una vieja disputa territorial entre España y Portugal y, claro está, generar una cascada de reacciones. Tanto entre sus compañeros en el Gobierno luso como al otro lado de la frontera, en suelo español. Sin desdecirse, ni dar pasos atrás, Melo ha tratado de restar calado a sus palabras en X, pero lo pretendiese o no el tema sobrevuela ya las semanas previas a la celebración de la cumbre hispano-lusa de octubre.
"Una posición personal". A través de su cuenta en X, el ministro de Defensa Nacional reconoció que sus declaraciones sobre Olivenza responden a una opinión personal, que no vinculan al Gobierno encabezado por Luis Montenegro, del PSD. "Se trata de una respuesta a una pregunta y por lo tanto es poco probable que se llegue a un acuerdo con los demás miembros del Gobierno", tuiteó Melo.
No fue el único que incidió en ese mensaje. Poco después se encargaba de bajar el tono de la polémica el Ministro de Asuntos Exteriores luso, Paulo Rangel, del PSD. "No es un tema que esté en la agenda" de Lisboa, se excusó el alto cargo luso antes de confirmar que la soberanía de Olivenza no será uno de los temas que se aborden en la cumbre ibérica de octubre. "No consta en la agenda. Ni constará", recalcó.
El tema, sobre la mesa. Lo pretendiese o no y pese alas palabras de Rangel, lo cierto es que Melo ha colado la soberanía de Olivenza, si no en la agenda de la cita Hispano-Lusa de octubre, sí al menos en el debate mediático. Sobre la polémica se han hecho eco medios de toda España y Portugal, pero también de otros países, incluido por ejemplo The Times o la agencia Anadolu, en Turquía.
Entre quienes han recogido el guante de la polémica en Portugal destaca el secretario general del PS, Pedro Nuno Santos, que considera que las palabras de Melo son de "extrema gravedad" e interfieren en la política exterior lusa. También el alcalde de Olivenza, Manuel José González Andrade, ha dejado clara su postura. "Tanto en la forma como en el fondo son declaraciones no aceptables", reivindicó: "Olivenza es la capital ibérica, somos nexo de unión entre ambos países".
El trasfondo histórico, clave. Para entender la polémica hace falta conocer algo más que la situación política de Portugal, el ideario de Melo o la formación que dirige, el CDS-PP. Como telón de fondo está la compleja historia de Olivenza, una villa fronteriza entre España y Portugal. Su rica crónica la relatan en detalle tanto el Ayuntamiento de la localidad como la Diputación de Badajoz.
En resumen su origen se remonta a comienzos del siglo XIII, con el monarca de León, Alfonso IX, pero décadas más tarde, en 1297, fue cedida por Fernando IV de Castilla al Rey D. Dinis de Portugal por el Tratado de Alcañices. A comienzos del XIX, en 1801, en el marco de la Guerra de las Naranjas y el tratado de Badajoz del 6 de junio, Manuel Godoy lo situó de nuevo bajo la soberanía española.
¿Y de dónde viene la polémica? Del siglo XIX. Lo recuerdan las propias autoridades extremeñas: durante el Congreso de Viena (1814-1815) las potencias vencedoras de Napoleón se comprometieron a mediar para que Olivenza regresara a Portugal, pero, recuerda la Diputación pacense, "las negociaciones no se llevaron a efecto". "Teniendo en cuenta que la frontera estipulada de un tratado solo puede alterarse en función de otro de igual naturaleza, subsiste íntegro el Tratado de Badajoz de 1801 como fundamento jurídico de la soberanía española".
"Olivenza es una posesión legalmente española en virtud del artículo III del Tratado de Badajoz del 6 de junio de 1801 que puso fin a la denominada Guerra de las Naranjas —concluyen desde el gobierno provincial de Badajoz—. Dicho tratado no ha sido positivamente anulado ni derogado por ningún otro acuerdo de igual rango o naturaleza. No existe fundamento alguno de Derecho que determine para España la obligatoriedad de la devolución de Olivenza a Portugal".
De la política al día a día. Esa es la historia. El día a día en Olivenza, relataba hace unos días El País en un artículo sobre la localidad, es distinta. Las relaciones entre lusos y españoles en la región son fluidas e incluso hay vecinos que disponen de la doble nacionalidad y hablan portugués pese a vivir del lado español.
De Olivenza es incluso el expresidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien también se ha pronunciado tras las palabras de Melo: "Son debates que podían existir hace años, ahora no tienen sentido. La gente de Olivenza nos sentimos muy españoles, extremeños, sin renunciar a nuestra historia lusa".
Imagen | Benjamin Smith (Flickr)
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