Los juguetes no influyen en la orientación sexual de los niños: sólo les descubren a sí mismos

Los juguetes no influyen en la orientación sexual de los niños: sólo les descubren a sí mismos
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"Padres preocupados porque sus hijos juegan con muñecas o sus hijas juegan con juguetes de acción y no saben cómo manejarlo". Esa es una de las dudas más usuales en las consultas de psicología infantil. Y no necesariamente por homofobia o incomprensión, sino porque genuínamente los padres no saben qué hacer. Los niños vienen sin manual de instrucciones y aquellos que se apartan del camino que marcan los estereotipos tracionales aún menos.

Y todo empieza así porque los juguetes los que juegan los niños dicen mucho de los adultos que serán. No importa qué juguetes les compremos, ni a qué juegos les enseñemos a jugar. Las preferencias que desarrollamos a los cuatro o cinco años, independientemente de las acciones de los padres, son las que predicen la orientación sexual en la vida adulta.

Convencionalismos aparte

Kelly Sikkema 198975 Foto: Kelly Sikkema | Unsplash

Las investigaciones que tenemos nos dicen que homosexuales y heterosexuales difieren en el tipo de juguetes con los que jugaban de niños. Los niños no juegan, aprenden. O, mejor dicho, para ellos el juego es la vía por la que descubren el mundo. Por eso es razonable pensar que si la orientación sexual se define pronto, tenga un impacto en la vida diaria.

Y así es, en términos generales, la adhesión al comportamiento "convencional" en la infancia aparece como un indicador de la orientación sexual. Es decir, sabemos que los homosexuales tienen tendencia a separarse de los estereotipos de género en la infancia.

Esto no quiere decir ni que todos los que se distancian acaben siendo homosexuales (la inmensa mayoría no lo son), ni que todos los homosexuales hayan tenido esos comportamientos en la infancia. Simplemente, sabemos que tienen cierta relación.

Lo que nos dicen los juguetes

Dakota Corbin 243775 Foto: Dakota Corbin | Unsplash

El problema, como de costumbre, es que la investigación no es buena. O está basada en estudios retrospectivavos (y la memoria es muy traicionera) o provienen de casos muy extremos. Sin ir más lejos, el célebre estudio de Richard Green estudió a 44 niños que habían desafiado notoriamente los roles de género desde pequeños. Alrededor de un 60% de esos niños acabaron siendo homosexuales o bisexuales en la adultez.

La clave del párrafo anterior está en el "notoriamente". Es hacerse trampas al solitario. Con ese tipo de estudios es difícil sacar conclusiones firmes porque, y esto también está bástante estudiado, a medida en que se separa el comportamiento de los niños del "convencional", la probabilidad de que sean homosexuales en el futuro aumenta. Para entender qué conexión tienen los juguetes con la orientación sexual, necesitamos estudiosmás amplios con niños muy diversos.

Y precisamente eso es lo que ha hecho un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge. Casi 5.000 niños han sido estudiados desde su más tierna infancia hasta los 15 años y, gracias a ello, tenemos una imagen mucho más precisa de la situación.

Cariño, comprensión y juguetes para todos

Picsea 357048 Foto: Picsea | Unsplash

Los datos señalan que los factores que vinculan el comportamiento infantil con la orientación sexual emergen durante el desarrollo temprano. Muchos de esos factores no son de origen social y, como conclusión directa, regalar muñecas a los niños no los convierte en homosexuales. Los datos señalan que si tienen alguna influencia en el desarrollo sexual es algo muy marginal.

De hecho, es al contrario: los factores que inciden en el desarrollo de la orientación sexual no tienen mucho que ver con los juguetes que les regalamos pero tenerlos (en caso de necesitarlos) puede ayudar a que esos mismos niños se desarrollen con menos dificultades.

Ya sabíamos que la educación que daban los padres tenía entre poca y ninguna influencia en el desarrollo de la orientación sexual. De hecho, tiene muy poca influencia en el desarrollo psicológico del niño en general.

Esa es la respuesta a los padres que llegan a las consultas de psicología infantil. No pueden cambiar la orientación de sus hijos, pero pueden hacer que la vivan de forma natural. 'Prohibir' determinados tipos de juguetes no puede cambiar a los niños. E intentarlo es un doloroso camino sin salida.

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