Ensombrecida por el incontestable dominio de Mercadona, Lidl es una de las marcas más populares en el resto del continente europeo. Sus semanas temáticas y productos especiales gozan de un excelente recibimiento. La cadena ha logrado construir una imagen de marca que bordea el culto. Una prueba reciente: acaba de lanzar una línea de ropa con sus logos y colores corporativos. Y se ha desatado la locura.
La línea. Consiste en una serie de productos textiles bastante ordinarios. Una camiseta blanca con su gigantesco logotipo; unos chulísimos calcetines; unas sandalias escandalosamente horteras; y unas zapatillas de colores imposibles. Todos ellos a muy bajo precio (entre los 0,99€ de los calcetines y los 14,99€ de las zapatillas). No se han comercializado en todo el continente, sino en una serie limitada de países, como Finlandia, Países Bajos, Alemania o Bélgica.
La locura. Hasta aquí, nada extraordinario. Lidl lleva años comercializando ropa y calzado, también en España. Sucede que la fiebre mitómana ha llevado al agotamiento de existencias primero... Y a la reventa desproporcionada después. Las zapatillas han causado especial furor. En Finlandia, según un periódico local, se formaron largas colas al punto de la mañana en búsqueda de un esquivo par.
Las escenas debieron ser pasmosas. Los tradicionalmente retraídos y tímidos finlandeses desesperados por unas zapatillas, incumpliendo las recomendaciones de distancia social por la epidemia. Según el empelado de una tienda, los estantes se vaciaron en diez segundos. Fue una jungla. Las escenas que circulan por redes evidencian la locura.
La reventa. De primero de economía: el valor de un producto se dispara cuando hay muy poca oferta y una demanda desproporcionada. Las zapatillas rápidamente saltaron al mercado de reventa. Es posible encontrarlas por 50€ y hasta 500€ en el eBay alemán, donde también se han agotado. En Wallapop un hábil emprendedor las ofrece al módico precio de 110€: "Nuevos sin estrenar. Envío muy seguro desde Alemania (...) También tengo calcetines y chanclas. Pague con PayPal si es posible".
En Tori, el Wallapop finlandés, alcanzan los 300€.
Imposible. A esta hora, hacerse con algún producto de la línea se ha convertido en tarea imposible. Bélgica contaba con algunas unidades, pero todos sus productos (camisetas, chanclas, calcetines, zapatillas) se han evaporado. Entre tanto, Lidl ha planteado comercializar las prendas en otros países. Uno de ellos es Irlanda, donde, al parecer, la cadena ha recibido repetidas e insistentes solicitudes para ello.
Ascendencia. ¿A qué se debe semejante fiebre? Quizá al círculo interminable de la ironía. Catálogos que antaño nos hubieran parecido horripilantes, como este, hoy son chic. O a que hay verdadera, verdadera pasión por Lidl en toda Europa. Uno sólo podría imaginar qué sucedería si Mercadona optara por lanzar una pequeña línea de ropa. Quizá, como está sucediendo con Lidl, también se convertiría en un objeto de culto, en una pieza de coleccionista. Será el poder de las marcas.