La alegría de una niña estadounidense cuando recibe de regalo su primer arma de fuego

La alegría de una niña estadounidense cuando recibe de regalo su primer arma de fuego
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Cada año, alrededor de veinte personas son abatidas en Estados Unidos por niños pequeños. La cifra supera con creces a las víctimas de terrorismo, cualquiera que sea su significación, y se acerca al número de muertes causadas por rayo.

Si te estás preguntando cómo demonios es posible que un niño acabe con al vida de alguien utilizando un rifle, quizá encuentres parte de la respuesta que anhelas en este vídeo. Compartido por Beretta, una empresa comercializadora de armas de fuego en el país, en él observamos a una niña pequeña desenvolver un regalo. No se trata de un balón de fútbol, de ropa o de un juguete. Se trata de una escopeta. Y su emoción es incontenible.

El vídeo acumula sólo en la cuenta de Beretta más de 4 millones de visitas. Es una gran herramienta de márketing, y, posiblemente, el único modo que tiene una empresa de armas de fuego de resultar viral. La reacción ha sido tan polarizada como cabe imaginar: por un lado, los defensores del derecho de los estadounidenses a tener sus propias armas de fuego; por otro, quienes consideran que se trata de un problema de escala nacional que, acertadamente, acaba con más de 11.000 vidas todos los años.

En Estados Unidos las armas son un icono cultural, una forma de pertenencia tribal, una definición, para muchas personas, de su identidad nacional. Y esa forma de pertenencia comunitaria se traspasa de padres a hijos.

La posesión de armas como legado cultural

El vídeo es un ejemplo de ello. La niña, que no debe superar los diez años de edad, explota en emociones al inicio, cuando se encuentra con una caja alargada. "No puedo respirar", explica, sonrojada, feliz, mientras desenvuelve el regalo y abre la caja. En ella se encuentra los componentes por separado de una escopeta de caza 686. Cuando lo ve, se lleva las manos a la cabeza, comienza a llorar y pierde los nervios, mientras el padre ríe con ternura.

"¿Por qué estás llorando?", cuestiona una voz de fondo. "No puedes entenderlo", responde la niña.

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Desde 2015, más de 300 personas han sido disparadas accidental o voluntariamente por menores de 18 años en Estados Unidos. (Mapa: Toddlers Kills)

Esa incapacidad para comprenderlo, quizá, se traslade a muchas otras personas en el mundo. Estados Unidos es una rara excepción dentro de los países occidentales. En Europa, por ejemplo, sólo rarezas como Suiza (donde el ejército es civil y cada familia tiene armas en casa) o Noruega (de alta tradición de caza) tienen cifras remotamente cercanas a las de Estados Unidos en materia de posesión de armas. Son países armados, pero en silencio.

En Estados Unidos el debate es nacional, y la cultura de posesión de armas llega hasta los niños, especialmente en los estados del sur o del oeste interior. Pese a los intentos de regularización de las administraciones demócratas, y pese a las numerosas matanzas, la legislación siempre ha quedado en papel mojado. De ahí que, gracias a las casi nulas restricciones, un padre pueda regalar un rifle a su hija. Para su tremendo gozo.

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