La semana pasada contamos el “agujero” que le había dejado a Japón la última factura del cambio climático. Sin embargo, la nación vive en estos momentos con preocupación otro agujero (este literal) que mide aproximadamente 40 metros. La historia comenzó el pasado martes en Yashio, prefectura de Saitama, norte de Tokio. Lo que parecía un accidente sin importancia se ha hecho más grande.
El socavón y una lucha contrarreloj. Hoy lunes las autoridades japonesas llevan seis días intentando rescatar a un conductor de 74 años atrapado en un enorme agujero ocurrido en la capital nipona. El incidente ocurrió cuando el suelo colapsó de manera abrupta bajo su camión mientras estaba detenido en una intersección.
Según los testigos en el lugar de los hechos, el hombre inicialmente respondió a los rescatistas tras la caída del vehículo, pero unas horas después, un deslizamiento de tierra dentro del socavón lo sepultó, interrumpiendo toda comunicación. Desde entonces, ha comenzado una carrera contrarreloj mientras el agujero no ha hecho más que crecer.
El avance del hundimiento. Contaban las autoridades la semana pasada que el rescate estaba siendo sumamente complicado debido a la fragilidad del terreno. En los días siguientes al derrumbe inicial, un segundo hundimiento se produjo cerca del sitio, fusionándose con el primero y ampliando la dimensión del socavón a aproximadamente 20 metros de diámetro. Este nuevo desplome hizo desaparecer la parte frontal del camión donde se cree que el conductor sigue atrapado.
En este punto, los rescatistas han enfrentado enormes dificultades para llegar hasta él. La profundidad del agujero ha ido en aumento, lo que limita severamente el acceso de los equipos de emergencia. Según un portavoz del departamento de bomberos, la situación es “extremadamente peligrosa” y restringe el número de rescatistas que pueden trabajar simultáneamente.
Estrategias de rescate. Para intentar liberar al conductor, los equipos han evaluado el uso de maquinaria pesada para remover los escombros y la tierra acumulada sobre el vehículo. Durante una operación el pasado miércoles, lograron extraer parte de la caja del camión con una grúa de gran capacidad, pero no encontraron al conductor en aquella sección. Por esta razón se teme que esté atrapado en la cabina del vehículo, completamente sepultada.
Además, las condiciones del suelo impiden una excavación convencional sin correr el riesgo de provocar un colapso adicional. Otra vez, los rescatistas deben actuar con extrema precaución para evitar que la situación empeore.
Por qué ha pasado. La gran pregunta. Las investigaciones preliminares señalan que el hundimiento fue provocado por la rotura de una tubería de alcantarillado situada bajo la carretera. Dicha tubería transportaba aguas residuales hacia una planta de tratamiento cercana y, tras su colapso, debilitó la estructura del suelo hasta causar el desastre. No solo eso. El incidente ha tenido consecuencias directas en la población, ya que las autoridades han emitido una orden para que 1.2 millones de residentes en la zona limiten el uso de agua debido a los daños en el sistema de alcantarillado.
Historial de inspecciones. Los registros indican que las inspecciones de rutina en el sistema de alcantarillado de la zona se realizan cada cinco años. La última revisión, ocurrida en el año fiscal 2021, detectó signos de corrosión en las tuberías, pero los inspectores no consideraron necesario realizar reparaciones urgentes en ese momento.
Ante la magnitud del evento y sus implicaciones, la semana pasada el Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón ordenó inspecciones de emergencia en sistemas de alcantarillado similares, especialmente aquellos vinculados a plantas de tratamiento de aguas residuales a gran escala.
El problema es que todo ha ido a peor.
El agujero se extiende: evacuación. A esta hora, el gigantesco socavón en Yashio continúa expandiéndose, lo que ha llevado a las autoridades a emitir órdenes de evacuación para cinco hogares en sus inmediaciones y recomendar a otros residentes dentro de un radio de 50 metros que abandonen la zona.
La cavidad, que inicialmente tenía un diámetro de 5 metros, ha crecido hasta alcanzar los 40 metros de ancho y 15 de profundidad actuales (equivale prácticamente a la longitud de una piscina olímpica).
Suspensión del rescate. Ayer domingo se suspendieron los esfuerzos de rescate debido a la detección de agua residual bajo la pendiente construida para acceder al vehículo, agravada por la lluvia. El sábado, los equipos de emergencia habían logrado completar una pendiente de 30 metros con maquinaria pesada para llegar hasta el camión, pero las condiciones dentro del “cráter” se volvieron demasiado peligrosas.
Como decíamos antes, el principal problema se debe a esa erosión de las paredes del socavón, que impiden que los rescatistas permanezcan en su interior por períodos prolongados, aumentando el riesgo de nuevos derrumbes. Por tanto, y mientras los ingenieros tratan de dar con una solución para estabilizar el terreno, el rescate del conductor está en suspenso con el peligro latente de nuevos colapsos. Una situación que sigue siendo crítica y sin una solución inmediata a la vista.
Imagen | camknows
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