Pornhub vive lo que se temía desde hace tiempo, una cruzada contra la plataforma por el controvertido contenido que alberga (o mejor dicho, albergaba) la página web de pornografía más famosa del mundo. Hace meses, un reportaje publicado en el New York Times exponía el lado más oscuro, torcido y abusivo de la plataforma. Desde entonces, Pornhub lleva adoptando medidas integrales de verificación, moderación y detección en la lucha contra el contenido ilegal, más centrado en la trata y la violencia explícita.
Pero parece no ser suficiente para algunos grupos radicales. Grupos cristianos y extremistas que han pedido incluso la muerte del director ejecutivo de la compañía y que creen que todos los productores, observadores y estrellas de pornografía deben "enfrentar la justicia por sus crímenes".
#Traffickinghub. Una de las organizaciones que lucha en la misma dirección es Exodus Cry, un grupo de ultraderecha y religioso contra la trata de personas vinculada a una megaiglesia homofóbica que quiere acabar con la industria del porno. Lleva meses luchando por el cierre de la plataforma bajo el hashtag #Traffickinghub, el nombre de la campaña principal para este fin. Invitan a los lectores de redes sociales como Gab —una plataforma de extrema derecha—a unirse a la lucha “para exponer a Mindgeek (el conglomerado que controla Pornhub, XVideos, RedTube y prácticamente todas las webs importante de la industria) y llevar a sus ejecutivos 'reales' ante la justicia por beneficiarse de los delitos sexuales”. Una publicación de otro grupo extremista describía a Pornhub "cártel" y decía que si Canadá, donde tiene su sede, no condena a los empleados de la empresa a la pena de muerte, los miembros del grupo cristiano los ejecutarán ellos mismos.
Algunos medios han indagado en los orígenes de Exodus Cry y han descubierto que sus ideales se contruyen en una filosofía contraria al matrimonio homosexual y son victimizadores de las trabajadores sexuales a quienes trataban como personas a las que salvar en todos sus casos. Como explicábamos más detalladamente en un artículo de Magnet, parte de su organización incluso obligaba a sus miembros a firmar un “pacto de pureza” donde debían dar su opinión sobre el sexo extramatrimonial, si habían tenido pensamientos sexuales homosexuales o si tenían “problemas” con la pornografía.
Extremismo radical. Otras publicaciones de Gab muestran a personas posando con máscaras de calaveras, sosteniendo rifles y vistiendo camisetas de #Traffickinghub, que Exodus Cry vende por 20 euros. Varias incluyen esvásticas y otros símbolos de odio. Una, con imágenes de mujeres sosteniendo bates de béisbol y vistiendo camisetas de Traffickinghub, dice que "voluntarios en Los Ángeles están realizando patrullas en busca de putas, proxenetas y TIM / TIF —hombres y mujeres identificados como trans—”.
Empleados asustados. No es de extrañar que los empleados de la compañía vivan atemorizados bajo estas amenazas públicas. Un portavoz de Pornhub contaba en un reportaje de Vice que el equipo de seguridad de la compañía tiene que controlar constantemente la actividad en línea y en persona para mantener seguros a los empleados. "La retórica desenfrenada contra la pornografía ha aumentado drásticamente los casos de amenazas de muerte y doxing contra nuestros empleados y desafortunadamente, también ha sido perjudicial para los cientos de miles de modelos que buscan usar nuestra plataforma para ganarse la vida", explicaba.
Si bien Exodus Cry ha intentado en gran medida cerrar Pornhub mediante la presión política y de las redes sociales, su retórica es utilizada por personas que quieren tomarse el asunto por sus propias manos, algo que podría llevar a una violencia real. "Han aprovechado el sentimiento de QAnon hacia la trata de niños, por lo que tiene sentido que su retórica haya atraído y movilizado algunos de los rincones más oscuros de Internet", decía un portavoz de Pornhub.
La reforma de Pornhub. Toda la campaña de desprestigio que le cayó encima a Pornhub el año pasado ha hecho que la compañía se ponga manos a la obra para poner parches gigantescos. Una de los planes fue dejar de ser un YouTube para el porno y convertirse en un sistema de registro donde sólo los usuarios que den un ID verificado pueden subir contenido, se prohíbe la descarga de clips, y se ha ampliado la moderación hasta el extremo.
El impacto de sus nuevas políticas ha sido enorme: dos tercios de la plataforma han sido eliminados, ya que gran cantidad del material que había en su sistema no era de partners verificados. Para que os hagáis una idea: de 13.5 millones de vídeos a 4.7. Entre este contenido se podía encontrar desde pornografía infantil, zoofilia y porno de venganza de personas que no dieron su consentimiento, pero también de un vasto universo de vídeos realizados en condiciones cuestionables. Mujeres que trabajan en condiciones próximas a la trata, vídeos caseros en los que uno de los participantes pudo dar un día su consentimiento a su pareja pero que tiempo después las circunstancias cambiaron, etcétera.
Una nueva era de moderación. Ahora, la plataforma hace gala de su nueva moderación. Hace unas semanas publicaban su primer informe de transparencia. Según la compañía, todos los vídeos subidos se escanean en busca de abusos y violencia mediante cuatro programas diferentes y luego se ejecutan a través de un software de "huellas digitales" cibernético para asegurarse de que no se vuelvan a cargar antes de que se publiquen.
La novedad del informe es que la plataforma identificó y eliminó 653.465 piezas de contenido potencialmente infractor que violaba sus Términos de servicio y otras pautas del sitio en 2020. Pornhub considera este contenido vídeos que incluyen a menores, contenido no consensuado, discurso de odio, daño animal, incesto, fluidos corporales como sangre y heces, y contenido violento. Además, explican que están combatiendo enérgicamente contra el contenido de incesto. Medidas necesarias y éticas con las que Pornhub quiere limpiar su nombre.
