Lynea Lattanzio tiene 67 años, y es la responsable del santuario Cat House On The Kings, el más grande de California en el que no se utilizan jaulas ni se matan animales. Todo empezó cuando en 1992 fue a un refugio para adoptar algún gato para su padre, al que se le habían muerto los dos que tenía en casa, y acabó volviendo con 15 gatitos.
Su pasión felina fue creciendo a partir de ese momento, y para finales del 92 ya había rescatado y dado un nuevo hogar a otros 96 gatos. Ahora vive con un total de 1.100 felinos, 800 adultos y 300 cachorros, convirtiéndose en una versión vitaminada de la loca de los gatos que siempre hay en cualquier pueblo que se precie.
De la soledad a la solidaridad
Después de un complicado divorcio, Lynea se encontró preguntándose qué iba a hacer viviendo sola y sin hijos en una parcela de seis acres, 24.281 metros cuadrados. Fue entonces cuando después de buscar los gatos para padre encontró un nuevo propósito en ayudar a los animales, y en 1993 entró de aprendiz de un veterinario local hasta convertirse en técnico veterinario quirúrgico.
En una entrevista con Barcroft TV declara que le gustan los gatos porque son independientes, bonitos y graciosos, y que simplemente le gusta verlos. A tal punto llegaba su amor por los animales que durante los 7 primeros años pagó de su bolsillo los gastos del santuario, llegando a vender su coche, su anillo de bodas e incluso a gastar todo el dinero su jubilación.
A duras penas logró mantener el refugio hasta el 2004, cuando una generosa donante llamada Doreen Wallet aportó al refugio el dinero suficiente como para poder comprar otros seis acres, instalar vallas a prueba de gatos alrededor de todo el perímetro, y poder culminar un su sueño de crear un refugio en el que los animales pudiesen estar en total libertad.
Ahora, en su tarea de cuidar los 1.100 gatos del Cat House On The Kings colaboran 45 empleados además de varios voluntarios que trabajan desde las 4 de la mañana. La gran popularidad del refugio hace que de momento estén pudiendo cubrir gastos, aunque siempre son bienvenidaslas donaciones para conseguir los 1,6 millones de dólares anuales que se gastan en comida, empleados, mantenimiento y medicinas.
Pero aunque pueda parecer lo contrario, Lynea no quiere quedarse los gatos sino intentar que los adoptes para que tengan un nuevo hogar. Según la página del refugio, en el tiempo que lleva funcionando ya se ha conseguido salvar más de 24.000 felinos, y se han esterilizado 40.000 gatos y perros. Mientras les llega su oportunidad a los gatos no les falta de nada: viven en total libertad con zonas exclusivas para los jóvenes, ancianos y enfermos, y con servicio veterinario incorporado.