Todavía no ha acabado el año pero diciembre es el mes donde hacemos balance de los últimos 12 meses. Es el mes de las listas de lo mejor y lo peor; cuando rescatamos los eventos más destacados, los que han retratado este 2016 que estamos a punto de dejar atrás. Mi labor con este artículo es ésa, señalar el cine que merece ser recordado.
Como el año pasado, considero necesaria una aclaración para evitar malentendidos sobre lo que se ha incluido y lo que se ha dejado fuera de la lista: a la hora de elegir, he tenido en cuenta el calendario español de estrenos, que puede no coincidir con el de otros países. Sin más, éstas son las 31 mejores películas de 2016:
‘El renacido’ (‘The Revenant’) de Alejandro González Iñárritu
Será recordada por ser la película que, POR FIN, proporcionó un Oscar a Leonardo DiCaprio (en su 5ª nominación). No obstante, hablamos de un épico drama repleto de imágenes extraordinarias, fruto de la pasión de un grupo de talentosos profesionales donde destacan también la aportaciones de Tom Hardy, Iñárritu y “El Chivo” Lubezki.
‘La habitación’ (‘Room’) de Lenny Abrahamson
En las antípodas del anterior, encontramos un drama humilde e íntimo, de una madre y un hijo atrapados en un mundo minúsculo por un “monstruo”. En cierto modo, es como un cuento de hadas con personas de carne y hueso. Tan terrible como bonito y emocionante, del que sacar algunas lecciones. Hay que seguir a Abrahamson.
‘El hijo de Saúl’ ('Saul fia') de László Nemes
Una experiencia intensa e inolvidable. A estas alturas, tras tantas películas y series dedicadas al horror nazi y el holocausto judío, cabe pensar que ya está todo dicho, que no se puede aportar nada más. Este film polaco demuestra lo contrario. Recurriendo a la cámara subjetiva casi como un videojuego, Nemes te sumerge en la pesadilla de un campo de concentración de una forma única.
‘Los odiosos ocho’ ('The Hateful Eight') de Quentin Tarantino
Otra vez, doy un giro para destacar una propuesta muy diferente a la anterior, igualmente violenta pero con la distancia de una ficción liberadora, con evidente tono exagerado, grotesco y cómico. Tarantino nos invita a su mundo propio y disfruta plasmando escenas violentas en la pantalla, esperando que sepamos apreciar la belleza o el humor del momento. Son 3 horas que se pasan volando. Cine en estado puro.
‘El último tour’ (‘The End of the Tour’) de James Ponsoldt
Aparentemente no tiene nada que ver con la de más arriba, sin embargo, ambas obras triunfan por un aspecto muy descuidado en el cine comercial: los personajes. A veces creo que ésa es la razón por la que nos enganchamos a una historia. No son los efectos especiales o la historia, son los protagonistas. Quieres seguir con ellos. Jesse Eisenberg y Jason Segel sorprenden con sus inspiradas interpretaciones.
‘Anomalisa’ de Charlie Kaufman y Duke Johnson
De los guiones de Kaufman siempre podemos esperar giros inesperados a situaciones corrientes, personajes atrapados en su propia visión del mundo y momentos tan ingeniosos que se quedan grabados en las retinas. La animación stop-motion se revela como un lienzo perfecto para la última pesadilla de este creador.
‘Spotlight’ de Thomas McCarthy
Siempre decimos que los Oscars no significan nada, que sólo es una herramienta publicitaria y un gran circo para el lucimiento de las estrellas. Como si fuésemos uno de los numerosos artistas olvidados por la Academia de Hollywood. Lo cierto es que estos premios importan, más que las mejores críticas. Y de vez en cuando, premian a las películas correctas. ‘Spotlight’ tiene fuerza, un excelente reparto y McCarthy nos recuerda el gran valor del periodismo en estos tiempos del clickbait.
‘Carol’ de Todd Haynes
Haynes se disfraza de Wong Kar-wai en este hermoso drama romántico protagonizado por dos de las mejores actrices de la actualidad. Es como una maravillosa cápsula del tiempo donde queda atrapada, para nuestro disfrute, una historia que merece ser recordada, siempre.
‘La bruja’ ('The Witch') de Robert Eggers
Otra experiencia intensa, a su manera. Eggers filma una de las películas más enigmáticas y perturbadoras de los últimos años. De esa clase de cine de terror que prefiere jugar con personajes y una atmósfera “malrollera”, en lugar de recurrir a los sustos fáciles (que también tiene su arte, desde luego). No intentes entenderla mientras la ves porque te puede arruinar el visionado: déjate atrapar.
‘The Tribe’ ('Plemya') de Miroslav Slaboshpitsky
Aquí tampoco se busca que el público "entienda" y siga la trama de una manera convencional. Slaboshpitsky propone adentrarse en el mundo de un grupo de jóvenes sordomudos, y no hay subtítulos. No quiere decirnos lo que hablan, colocándonos en una situación similar a la que sufren ellos cuando se relacionan con nosotros. Al principio cuesta pero te acostumbras. Y lo que destaca es la violencia que marca y destruye a estos personajes así como una formidable puesta en escena (ojo a cómo resuelve el aborto).
‘Capitán América: Civil War’ ('Captain America: Civil War') de Anthony y Joe Russo
2016 debía ser un gran año para el cine de superhéroes. ‘Deadpool’, ‘Batman v Superman’, ‘Civil War’, ‘X-Men: Apocalipsis’, ‘Escuadrón Suicida’, ‘Doctor Strange’... Al final, lo de Warner fue mucho ruido y pocas nueces, ediciones extendidas en Blu-ray para compensar montajes desastrosos. Fox dio una de cal y otra de arena. Marvel triunfó. ‘Dr. Strange’ es bonita pero parece un trámite. ‘Civil War’ es lo que prometía: gran cine palomitero, espectáculo y diversión de principio a fin.
'Corazón gigante' ('Fúsi') de Dagur Kári
En las antípodas de los fastuosos blockbusters de Marvel, este modesto y sencillo drama sobre un hombre solitario que aspira a escapar de su triste rutina, es una de las películas más hermosas del año. Otra prueba de que no necesitas un gran presupuesto para contar una gran historia, sólo un buen guion y una inspirada puesta en escena. Ojo con este Kári.
‘Sparrows (Gorriones)’ ('Þrestir') de Rúnar Rúnarsson
Y ojo con el cine islandés. Rúnarsson filma una de las películas más extrañas, crudas y bellas que he visto este año. Es la historia de un padre y su hijo adolescente, trata de la madurez, del primer amor, de la violencia innata en el hombre, de apreciar la vida y lo que te ha tocado vivir. Con un estilo muy personal que aporta esa novedad y esa frescura que simpre buscas cuando empiezas una historia. Inolvidable.
‘Experimenter: La historia de Stanley Milgram‘ ('Experimenter') de Michael Almereyda
A veces, no tienes que inventar nada, sólo encontrar a alguien cuya vida merezca ser contada. Stanley Milgram es una de esas personas. Y si lo interpreta un actorazo como Peter Sarsgaard tienes media película resuelta. Al realizador le falta un poco de imaginación para explotar visualmente todo lo que intenta pero se le nota con ganas de hacer algo diferente y su trabajo se ve con interés. Como mínimo, consigue que te plantees preguntas sobre el comportamiento humano, y eso siempre es positivo.
‘El cuento de la princesa Kaguya’ ('Kaguya-hime no Monogatari') de Isao Takahata
Este año llegaron a los cines españoles los dos últimos largometrajes producidos por Ghibli, el estudio de animación que más ha cuidado la narrativa y la imagen desde su creación en los años 80. ‘El recuerdo de Marnie’ es igualmente hermosa pero la historia de esta épica fábula me parece más elaborada y emocionante, de mayor calado. Su mensaje y atrevida apuesta visual (en los tiempos del CGI) la convierten en un clásico moderno.
‘El niño y bestia’ ('Bakemono no Ko') de Mamoru Hosoda
La otra gran joya animada del año también llega de Japón. Hosoda es un autor apasionante considerado como el nuevo Hayao Miyazaki, y si bien cabe compararles en cuanto a genio creativo, sus estilos son personales y diferentes. Hosoda es más enérgico, divertido y moderno. Es lo mejor que le ha podido ocurrir al anime para afrontar la crisis comercial del cine en el siglo XXI. En su último trabajo nos vuelve a contar una historia de madurez muy poderosa y original. Si fuera de Disney habría muñecos de Kumatetsu por todas partes.
‘Green Room’ de Jeremy Saulnier
Tras la temprana e increíble muerte de Anton Yelchin (27 años) cuesta ver sus películas con los mismos ojos pero no es por eso que destaco este thriller, seguramente uno de sus trabajos más inspirados —imposible no recordar la maravillosa 'Como locos' ('Like Crazy')—. Es un relato cargado de tensión, horror, humor negro y sorpresas; con giros de un autor que ha visto mucho cine y quiere ofrecer algo diferente, algo que deje huella. Lo ha logrado.
‘Dos buenos tipos’ ('The Nice Guys') de Shane Black
La película con la que más me he reído este año. Realmente absurda y disparatada pero a diferencia de muchas comedias, no se limita a encadenar bromas sino que la gracia parte de la historia y los (patéticos) personajes. Su autor es uno de los mejores guionistas de Hollywood, apoyado por un casting impecable, en especial Russell Crowe y Ryan Gosling, con una química alucinante que ya quisieran muchas parejas del cine romántico. Y esa estética setentera...
‘Regreso a casa’ ('Gui lai') de Zhang Yimou
Hablando de romances, si buscas una poderosa historia de amor, no te pierdas este dramón. Se dice que Steven Spielberg estuvo llorando durante una hora mientras veía la película. ¿Exagerado? Seguramente, pero hay que tener horchata en las venas para no sentirse emocionado en algún momento por esta nueva joya de Yimou, tan hábil para orquestar un espectáculo de artes marciales como para plasmar la tragedia de dos enamorados.
‘Sing Street’, de John Carney
Si lo que estás buscando es otro tipo de historia romántica, más divertida, ingenua y optimista, aquí la tienes. No es una comedia en el sentido estricto, tiene sus momentos amargos, pero cuando se libera te contagia el buen humor y dan ganas de cantar y bailar con los protagonistas. Se dice que el amor es el gran tema del arte. Está claro que a Carney le motiva hablar de enamorados, tanto como su pasión por la música, y cuando está tan inspirado como aquí es una gozada. A la altura de su maravillosa 'Once'.
‘Que Dios nos perdone’, de Rodrigo Sorogoyen
Sensacional thriller sobre dos policías en busca de un brutal asesino en serie, tan obsesionados con atraparle, y tan solos en su misión, que acaban cruzando insospechados. A ratos, la narración de Sorogoyen recuerda a ‘Seven’ y ‘Zodiac’, de David Fincher; en otros se reconocen rasgos de ‘Memories of Murder’, de Bong Joon-ho. Pasan dos horas clavado al asiento, y no te enteras. Impecable en todos los aspectos.
‘Suburra’, de Stefano Sollima
Igualmente contundente es este drama criminal que gira en torno a la corrupción del gobierno italiano y su conexión con la mafia. Una serie de hombres ambiciosos juegan con fuego y... se queman. Sollima cuida la intriga y los personajes con precisión, preparando un clímax brutal, y rueda la acción con mucha inteligencia, logrando momentos impactantes. Hollywood ya le ha echado el lazo y debe ser cuestión de tiempo que le ofrezcan algo grande. Tiene talento y agallas.
‘Captain Fantastic’, de Matt Ross
Sólo por la interpretación de Viggo Mortensen ya merece la pena. Lo borda, creando un personaje lleno de matices que se beneficia de su enorme carisma y su valentía ante la cámara. No termina de convencerme la forma en la que el cineasta retrata a los críos (encantados con escalar bajo la lluvia o recibir un cuchillo por su cumpleaños) si bien plantea interesantes preguntas sobre la familia, la educación y la vida en sociedad. Es divertida y diferente, con un final muy emotivo. Por lo menos te va a entretener.
‘Historia de una pasión’ (‘A Quiet Passion’) de Terence Davies
Viggo vuelve a brillar y no pilla a nadie por sorpresa; más inesperado es lo que consigue Cynthia Nixon en este biopic de Emily Dickinson. La actriz, conocida por 'Sexo en Nueva York', no ha tenido muchas oportunidades para lucir su talento y aquí está pletórica, insuperable. Se transforma en la poeta, la hace creíble y cercana; real. Cabe aplaudir también a Davies por la puesta en escena, demostrando que los movimientos de cámara pueden ser más elocuentes que los diálogos.
‘Yo, Daniel Blake’ (‘I, Daniel Blake’) de Ken Loach
Crudo drama con actores tan inspirados que llega a parecer un documental. Loach vuelve a defender a la clase trabajadora, ahora en una crítica de la terrible burocracia que acaba pervirtiendo el sistema de la seguridad social. Denuncia cómo funciona su país pero sus personajes y situaciones no son exclusivas; podemos encontrarlos en cualquier otra parte. Tiene la esencia de una distopía, ambientada en la actualidad. Incómoda y necesaria.
‘Animales nocturnos’ (‘Nocturnal Animals’) de Tom Ford
Tras demostrar que el cine no era un simple capricho, con la notable ‘Un hombre soltero’, el modista cambia de género y ofrece su visión del thriller sin dejar de pulsar las teclas que le interesan. Ford habla de malas decisiones, de desencanto, mientras narra una sorprendente venganza; está dividida en dos mitades muy diferentes, combinando la belleza más exquisita con la violencia más brutal. Su reparto de ensueño es ya razón suficiente para no dejarla pasar.
‘Después de la tormenta’ (‘Umi yori mo mada fukaku’) de Hirokazu Koreeda
A priori parece otro relato más sobre la familia y el estilo de vida urbano japonés pero bajo la superficie hay mucho más. La amabilidad de sus escenas y personajes ocultan un amargo retrato de la sociedad moderna y la adicción al juego. El dibujo de los personajes llevado a cabo por Koreeda es extraordinario, con la sutileza de un maestro que domina el arte de contar historias. Apenas pasa nada especial, pero engancha y creo que tiene un mensaje poderoso sobre lo que importa (de verdad) en la vida.
‘La llegada’ (‘Arrival’) de Denis Villeneuve
La película de ciencia-ficción del año. Posiblemente, en el TOP 5 del género en este siglo. Juega con el conflicto de la invasión alienígena de tan manera que acaba siendo una excusa para hablar del ser humano. Es enigmática, hermosa y te mantiene en tensión hasta el final. Cabe cuestionar algunas trampas del guion, pero Villeneuve es muy ingenioso y cuenta con una Amy Adams sencillamente insuperable. Hay que verla.
‘Comanchería’ (‘Hell or High Water’) de David Mackenzie
Western moderno crudo y emocionante, con unas dosis de humor que sientan de maravilla, y un inspirado reparto. La prueba de que Taylor Sheridan (‘Sicario’) es uno de los mejores guionistas del cine norteamericano actual. Cabe destacar cómo desliza en una trama de atracadores las historias y las justificaciones de cada personaje, permitiendo entenderles sin caer en lo de siempre. Y no acaba como esperas.
‘La doncella’ (‘Ah-ga-ssi’) de Park Chan-wook
A la altura de ‘Oldboy’, la obra cumbre de su autor. Tiene todo lo que cabe esperar: una historia retorcida con sorpresas y venganzas, violencia, sexo, humor negro… y ante todo es un festín audiovisual, una gozada. Nunca olvidaré cómo al salir de la sala, pensando que había escenas demasiado fuertes (yo encantado), escuché a un par de señoras mayores hablando de la maravilla que acaban de ver. Gracias, Park.
‘Paterson’, de Jim Jarmusch
Cine a contracorriente, no enfocado a la acción, sobre personajes y situaciones cotidianas; de observar y reflexionar. Pero ojo, sin aburrir: con estilo e ideas, conduciendo al espectador en un viaje sobre alguien que busca la poesía a su alrededor, en una rutina como la de cualquiera de nosotros. Es una mirada única sobre el mundo. Esto es lo que nos ofrece Jarmusch en su nueva obra maestra. Y se confirma que Adam Driver tiene un talento fuera de lo corriente.
Hasta aquí mis favoritas de 2016. ¿Qué otras películas recomendarías, de las que has visto este año?