Una bola de fuego surcó los cielos de Andalucía esta semana. Las cámaras lograron captarla

Una bola de fuego surcó los cielos de Andalucía esta semana. Las cámaras lograron captarla
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Una bola de fuego surcó los cielos de la costa andaluza esta semana, concretamente la noche del martes 4, a las 21.04. El fenómeno celeste pudo verse desde partes de Andalucía y Extremadura.

Un bólido sobre el Golfo de Cádiz. Según explica José María Madiedo, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y encargado de analizar el bólido, el fenómeno se dio a una altura de unos 84 kilómetros cuando la fricción atmosférica “prendió fuego” al asteroide que había entrado en nuestra atmósfera a una velocidad de unos 69.000 kilómetros por hora.

El asteroide viajó en dirección noroeste hasta extinguirse el bólido a una altura de unos 44 kilómetros. Durante el trayecto de descenso, las rupturas bruscas y ocasionales de la roca generaron aumentos puntuales en la luminosidad del meteoro.

Proyecto SMART. Las imágenes fueron captadas y compiladas por el proyecto SMART (Spectroscopy of Meteoroids in the Atmosphere by means of Robotic Technologies) de la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa.

Madiedo es el investigador responsable del proyecto, cuyos objetivos incluyen detectar este tipo de fenómenos y el análisis de algunos de sus parámetros más relevantes, desde la composición química hasta su difusión por la atmósfera.

Pequeños asteroides. La llegada de pequeños asteroides a nuestra atmósfera es un fenómeno relativamente frecuente. Se trata de pequeños asteroides que se tornan incandescentes al entrar a grandes velocidades a nuestra atmósfera.

La llegada de un asteroide puede causar problemas a partir de cierto tamaño. Un ejemplo de esto fue el bólido de Cheliábinsk que se estrelló contra Siberia en 2013. Aunque no causó víctimas mortales, ocasionó numerosos desperfectos y algunos heridos cuando su onda expansiva llegó a las zonas pobladas.

Pervenir los de mayor riesgo. Este tipo de meteoros, por fortuna, no son muy frecuentes, se un promedio de una vez cada siglo. Los mayores son aún menos frecuentes aunque más peligrosos. Proyectos como SMART pueden ayudarnos a comprender mejor las dinámicas de estas rocas, lo cual quizá algún día nos sirva para evitar sus peores consecuencias.

Imagen | Proyecto SMART

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