Un "meteotsunami" se acerca a la costa española. Lo único que tiene de alarmante es el nombre

Un "meteotsunami" se acerca a la costa española. Lo único que tiene de alarmante es el nombre
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La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha activado la alerta por meteotsunami en algunas zonas del Mediterráneo y, después de una pandemia, un volcán, una nevada histórica, una guerra, huelgas de todo tipo y, por útimo, una enorme calima, ha generado algo de espectación. No es para menos, el término "meteotsunami" es lo bastante llamativo como para llamar nuestra atención. Pero ¿qué va a pasar en la costa de Almería, Granada, Málaga o Melilla durante estos días? ¿Es algo de lo que preocuparse u otro signo más de que la meteorología está rota?

¿Tsunami'? ¿He escuchado tsunami? A estas alturas del siglo, la mayor parte de nosotros sabe lo que es un tsunami. Se trata de serie o 'tren' de olas (oscilaciones del nivel, ondas en un cuerpo de agua) que, a diferencia de las olas marinas normales generadas por el viento o las mareas, son provocadas por movimientos sísmicos, erupciones volcánicas u otras explosiones submarinas.

Aunque no tiene por qué y, de hecho, hay tsunamis muy pequeños, en el imaginario popular son famosos porque pueden llegar a alturas realmente significativas. El tsunami de 2004 engulló la costa indonesia de Banda Aceh midiendo más de 30 metros y matando cerca de 170.000 personas; el de Japón en 2011 (el de los sucesos de Fukushima) llegó a medir 36 metros de altura.

Entonces, ¿qué es un 'meteotsunami'? Lo que ha ocurrido en los últimos años es que los científicos han descubierto que existen otro tipo de ondas oceánicas que tienen las mismas escalas temporales y espaciales que las ondas de tsunamis 'convencionales', pero no están provocadas por un evento sísmico, sino por la presencia de fenómenos atmosféricos intensos.

En realidad, lo que ha pasado no es que hayan aparecido súbitamente estos fenómenos, sino que hemos aprendido como funcionan y, para nuestra sorpresa, ese funcionamiento se parece al de los tsunamis. De ahí el "nuevo nombre" para cosas que en Menorca llevan siglos llamando 'rissaga'; en Canarias, 'mareas del pino' (aunque esto no exactamente el mismo mecanismo); y en Trieste, 'marrubio'. Un nuevo nombre que, por lo demás, no está exento de polémica y hay mucho debate entre los expertos sobre si el nombre es adecuado o acaba por generar una alarma innecesaria.

¿Cómo surgen estos 'meteotsunamis'? Sea como sea, no es sencillo que se dé un 'meteotsunami'. Hay zonas, como el puerto de Ciutadella (Menorca) con una batimetría y una morfología costeras ideales para este tipo de fenómenos, pero aun así se necesitan una serie de factores bastante excepcionales.

A menudo, ya sea por el paso de frentes, líneas de turbonada o fenómenos asociados con la convección, la atmósfera sufre pequeños cambios de presión de manera muy rápida. Son desequilibrios temporales, pero rara vez consiguen transmitir toda su energía al mar.

Una enorme caja de resonancia Para ello, se necesita que las distintas capas estén "alineadas": que la velocidad de propagación del frente atmosférico sea similar a la velocidad de movimiento del oleaje y que haya vientos muy fuertes del suroeste en la troposfera superior (y cierta calma en la inferior). Es entonces cuando se produce una especie de efecto de resonancia que transmite toda esa energía de la atmósfera al mar y la amplifica: tenemos un 'meteotsunami'.

La 'rissaga' en España. Como decía, el puerto de Ciutadella, con más de un kilómetro de largo, 100 metros de ancho y una profundidad de unos 5 metros, es idóneo para que estos fenómenos de amplificación se produzcan. Con todo eso, la última gran 'rissaga' ocurrió en junio de 2006, fue la más grande de los 20 años previos y llegó a sufrir oscilaciones de hasta 4 metros.

Más raro es que ocurra en las costas mediterráneas, pero ocurre. Sobre todo, en playas y puertos orientados al sur. Precisamente esto es lo que está ahora mismo encima de la mesa. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha activado la alerta por meteotsunami o rissaga en toda la costa de Almería, Granada, Málaga y Melilla. No se espera grandes incidentes (más allá de la desaparición de alguna playa, como ya ha ocurrido en Taverns de la Valldigna); sin embargo, habrá que estar atentos y no dejar que la jerga técnica nos oculte un fenómeno que a las zonas costeras puede acabar dándoles algún quebradero de cabeza.

Imagen | GTRES

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