Las ciudades flotantes quieren dejar la ficción para ser una realidad en el Océano Pacífico en 2020

Las ciudades flotantes quieren dejar la ficción para ser una realidad en el Océano Pacífico en 2020
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El sueño de crear una sociedad que no dependa de los gobiernos actuales y donde los habitantes vivan en armonía bajos sus propias reglas es eso, un sueño al más puro estilo de novela de ciencia ficción. Sin embargo, hay gente que se lo ha tomado tan en serio que busca hacerlo realidad, y por increíble que parezca, está cerca de lograrlo.

Se trata del Instituto Seasteading, una organización sin fines de lucro con sede en San Francisco, la cual busca hacer realidad una idea que suena imposible, sin embargo es muy sencilla. Se trata de ciudades flotantes ubicadas en aguas internacionales para así crear naciones independientes y autosostenibles.

La colonización del mar

Sí, parece una locura, una utopía de unos cuantos, lo curioso es que no son unos cuantos, sino varias personas entre académicos, empresas, líderes tecnológicos y económicos, multimillonarios e incluso gobiernos. Todos ellos están convencidos de que ya no hay tierra que conquistar y el siguiente paso es el mar, donde se evitarían las disputas territoriales ya que todos formarían parte de esta ciudad de fantasía.

El Instituto Seasteading nació en 2008 de la mano de Patri Friedman, nieto del economista Milton Friedman y ex-Google, quien dejó su trabajo en Mountain View para fundar esta organización que cuenta con el respaldo financiero de Peter Thiel, el famoso multimillonario fundador de PayPal.

“Si pudieras tener una ciudad flotante, sería en esencia un país emergente. Podemos crear una enorme variedad de gobiernos para una enorme variedad de personas”. -- Joe Quirk, presidente del Instituto Seasteading.

En 2011, el escritor y autor Joe Quirk escuchó de la idea detrás de Seasteading, por lo que se interesó en el proyecto y contactó a Friedman. Poco después Quirk se convirtió en el presidente de la organización y lanzó un libro co-escrito con Friedman, con el cual buscaban reclutar gente y tratar de conseguir financiación y apoyo.

A casi una década de haber fundado el instituto, muchas empresas y personalidades de la tecnología han visto este proyecto como una broma, una de esas extrañas utopías que surgen en Silicon Valley y después fracasan estrepitosamente. Esto se debe principalmente a que en estos nueve años, el instituto no ha logrado mucho, incluso fracasó en su intento de construir un prototipo en la bahía de San Francisco, lo que le ha ocasionado todo tipo de comentarios en contra.

A inicios de este 2017, el gobierno de la Polinesia Francesa accedió a que Seasteading arrancara con pruebas en sus aguas, incluso dio autorización para construir las primeras estructuras y edificaciones flotantes, las cuales servirían para crear el primer núcleo de la ciudad. Dichas estructuras apuntan a ser habitables durante la siguiente década.

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Hoy día el proyecto que parecía imposible ha dado importantes pasos y es ahora cuando empieza a llamar la atención por su enfoque que deja de lado las estructuras gubernamentales de toda la vida. Por ejemplo, el proyecto está siendo parcialmente financiado con monedas digitales, esto a través de ofertas iniciales que buscarían crear una propia moneda completamente independiente.

“Los gobiernos simplemente no mejoran, están atascados en los siglos pasados. Eso se debe a que la tierra incentiva el monopolio violento para controlarla”. -- Joe Quirk, presidente del Instituto Seasteading.

Además de esto, ya se cuenta con un presupuesto de 60 millones de dólares que servirán para construir una docena de estructuras flotantes, las cuales incluirían casas, hoteles, oficinas y restaurantes. Esto sería administrado por la nueva compañía Blue Frontiers, que ha sido fundada por Joe Quirk y sus colaboradores con el objetivo de administrar cada una de estas estructuras.

Según el proyecto, cada estructura contaría con superficies cubiertas de vegetación, usarían madera local, fibra de bambú y coco, así como metal y plástico reciclado. Por su parte, el gobierno de la Polinesia Francesa ya creó una zona económica especial de 40 hectáreas de tierra frente al mar para que Seasteading experimente y haga pruebas, ya que el objetivo es tener esta docena de estructuras listas para 2020.

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Más información | The Seasteading Institute

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