RAID de discos duros: qué son y sus principales tipos

RAID de discos duros: qué son y sus principales tipos
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Vamos a explicarte qué son las configuraciones RAID de discos duros, un sistema que consiste en agrupar de varias formas diferentes los discos duros en un ordenador para que trabajen de forma conjunta. Por lo general, la mayoría de personas solemos limitarnos a conectar los discos duros a la placa base y hacer que trabajen por separado, pero también puedes hacer que tus discos duros trabajen de forma conjunta.

Vamos a empezar explicándote de la manera más sencilla que podamos qué es esto del sistema RAID de discos duros, de forma que puedas entenderlo aunque no tengas conocimientos informáticos. Después, pasaremos a explicarte brevemente cada tipo de RAID que puedes configurar y sus principales beneficios.

Qué es la configuración RAID de discos duros

Los discos duros son las unidades de almacenamiento interno que conectas a la placa base de tu ordenador para poder almacenar cosas. Por lo general, la mayoría de usuarios solemos hacer las conexiones de forma directa, simplemente conectando los discos duros a la placa base para que funcionen por separado, cada uno con su propia capacidad de almacenamiento.

Pero si el método tan sencillo se te queda corto, también puedes recurrir a una configuración RAID. El nombre son las siglas de Redundant Array of Independent Disks o Matriz redundante de discos independientes, y es un método para combinar los discos duros como un matriz que se reconoce como una sola unidad por el sistema operativo. Dicho de forma sencilla, sería como configurar una unidad de almacenamiento formada por varios discos duros.

Lo que hace esta configuración es enlazar los datos en varios discos duros, haciendo que las operaciones de entrada y salida de datos estén mejor balanceadas, lo que al final acaba ayudando a tener un mejor rendimiento.

Es lo que llamamos una forma de almacenar datos distribuida por utilizar varios discos duros, y también redundante porque habrá veces en la que estos datos se escriban en varios discos duros a la vez. Esto dependerá del tipo de RAID que configures, ya que hay otras veces en las que los datos se repartirán en los diferentes tipos duros para que así también se repartan el trabajo entre ellos.

Cada tipo de RAID tiene sus propias características y su forma de funcionar. Por lo general, estas configuraciones suelen utilizarse sobre todo en servidores para mejorar el rendimiento de los discos y evitar la pérdida de los datos almacenados. Pero también suele utilizarse en servidores NAS domésticos, pudiendo elegir entre usar los dos discos duros uno junto al otro para ampliar el almacenamiento o uno duplicando otro para evitar pérdida de datos.

Existen diferentes tipos de configuraciones RAID a las que se puede optar dependiendo de los resultados que se quiera obtener en seguridad y rendimiento. Puedes optar entre más de 15 tipos diferentes, aunque nosotros hoy vamos a centrarnos en decirte únicamente los más populares y comunes junto a sus características y las ventajas que ofrecen.

RAID 0

Raid 0 Los bloques de datos se alternan entre los discos duros.

Esta es una de las configuraciones básicas de RAID, y una de las principales configuraciones para quien busca velocidad de escritura y lectura por encima de todo, ya que esta velocidad se multiplica exponencialmente debido a la manera en la que se distribuyen los datos en los discos que la forman.

Necesitarás al menos dos discos que pueden ser de diferentes capacidades, aunque la matriz tomará como referencia el de menor capacidad. Por lo tanto, si tienes un disco de 1TB y otro de 500 GB, no se formará una matriz de 1,5 TB, ya que al tomarse como referencia el de menor capacidad, serán 500 + 500 GB, por lo tanto, la matriz tendrá una capacidad de 1 TB.

La información se escribe de forma alterna en cada uno de los discos que forman la matriz. Esto hace que los datos se envíen de forma paralela, y que la velocidad a la que fluyen los datos pueda llegar a ser literalmente el doble que si tuviéramos sólo un disco. La parte negativa es que los datos no se van a duplicar, y al no haber redundancia, si hay un fallo en un disco o en algún archivo interno, perderás los datos sin poder recuperarlos.

RAID 1

Raid 1 Cada bloque de datos se guarda por igual en cada disco duro

Es otra de las configuraciones básicas de RAID, en la que prima la redundancia de datos. Vas a necesitar al menos dos discos duros para utilizarla, y los datos se almacenan por igual en cada uno de los discos duros. Por lo tanto, si hay algún error en alguno de los discos o en alguno de los archivos, siempre tendrás otra copia a la que recurrir.

Esto también quiere decir que el tamaño de la matriz es el mismo que el disco duro de menor capacidad, ya que los datos tienen que estar siempre por duplicado. Si tienes un disco de 1 TB y otro de 500 GB, la matriz tendrá una capacidad de 500 GB. Esto es así porque es hasta 500 GB que vas a poder tener los datos duplicados, la capacidad de uno de los discos.

Además de la seguridad y tranquilidad que te dará tener los datos duplicados, el hecho de que en ambos discos puedan encontrarse los mismos datos hace que cada uno pueda transmitir la información de forma simultánea, por lo que también se va a incrementar exponencialmente la velocidad de escritura y lectura dependiendo de la cantidad de unidades que tengas.

RAID 5

Raid 5 Los bloques de datos se van repartiendo por los discos duros, pero en uno de ellos siempre hay una copia.

Otra de las configuraciones RAID más utilizadas, en la que debes tener un mínimo de 3 discos duros. Su funcionamiento es algo más complejo, pero podemos decir que los datos se distribuyen entre todos los discos que tengas en la matriz salvo en uno, que almacenará una copia de los datos a forma de copia de seguridad.

En cuanto al resto de discos más allá del de copia de seguridad, la información se divide en bloques que se distribuyen de forma equitativa por ellos. Así, se multiplica exponencialmente la velocidad, y cuantos más discos duros tengas mayor será la velocidad, aunque no será

Salvando las distancias técnicas, es como una especie de mezcla de los dos tipos anteriores, ya que la velocidad se multiplica al repartirse los datos entre los discos, pero si hay algún fallo también tendrás un disco de soporte desde el que puedes recuperar los datos.

Sin embargo hay dos partes negativas. La primera es que el mínimo de discos duros necesarios es de 3 en vez de 2 como la configuración inicial, algo que representa una inversión mayor. Y la segunda es que si dos discos fallan, uno de ellos el que almacena la copia de los datos, sigues pudiendo perder datos aunque otro siga funcionando.

Otros tipos de RAID

Más allá de estos tres principales, también hay otros tipos de RAID que suelen ser combinaciones de los anteriores, pero que pueden ser útiles sobre todo cuando tienes cuatro o más discos duros disponibles para la configuración de la matriz. Estos son los otros tipos más comunes:

  • RAID 6: Esta no es una combinación de las anteriores, sino una variante del RAID 5. La diferencia es que los datos no se duplican en un solo disco duro, mientras se reparten en el resto, sino que se duplican en dos.
  • RAID 0+1 o RAID 01: Requiere por lo menos cuatro discos duros, con los que crear al menos dos matrices RAID 0 con cada uno de los pares de discos. Entonces, luego compones una matriz de RAID 1 utilizando las dos matrices de RAID 0, por lo que tienes la velocidad de las 0 pero con los datos duplicados.
  • RAID 1+0 o RAID 10: Es la inversa a la anterior. Tienes que crear dos matrices RAID 1, y combinarlas para crear entre las dos una matriz RAID 0. También requiere de un mínimo de 4 discos duros.
  • RAID 5+0 o RAID 50: Vas a necesitar al menos nueve discos duros, con los que crearás un mínimo de tres matrices RAID 5. Estas matrices, a su vez, se conectarán entre ellas formando una RAID 0.
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