Con su cegador despliegue de luces led —11 millones, tantas que, como le gusta bromear a su alcalde, Abel Caballero, el chorro de luz se puede apreciar incluso desde la Estación Espacial Internacional—, Vigo va camino de convertirse en la nueva capital de la Navidad. En competencia con Laponia, Londres, París o Nueva York —desde donde el New York Times ya ha tirado de las orejas a la ciudad gallega por su derroche en plena lucha contra el cambio climático—, Vigo pugna por ser el "hogar" de las fiestas. Tanto, que hasta lo ha acuñado como eslogan.
Antes que referente de la Navidad, sin embargo, Vigo era, es y seguirá siendo la ciudad de las cuestas, la de las subidas dignas del Lombard Street de San Francisco. Nacida entre montañas y las aguas del Atlántico, la urbe, en pendiente, no es apta para pantorrillas canijas.
El equipo de Abel Caballero lo sabe y por eso desde hace varios años está dedicando un buen pellizco de fondos —gran parte de las arcas europeas— a revolucionar su movilidad urbana. ¿Cómo? Dotándose de dispositivos mecánicos capaces de hacer las cuestas más transitables. No es una opción. Los vientos del invierno demográfico soplan con virulentos y son fríos en el norte y, si nada cambia y se cumplen las previsiones del Instituto Gallego de Estadística (IGE), para 2035 el 16% de la población de la comarca viguesa pasará de los 75 años.
"Vigo Vertical": un programa para burlar desniveles
El programa, bautizado “Vigo Vertical” —toda una declaración de intenciones ya desde su mismo nombre—, está repartiendo a lo largo y ancho del casco urbano un despliegue de elevadores, cintas y escaleras mecánicas. Uno de los primeros, un ascensor entre las calles Pi y Margall y Camelias, se activó en 2015 y permitió salvar —recoge Faro de Vigo— un desnivel de 20 metros. De invertir varios minutos en cubrir el trayecto, los vigueses pasaron a hacerlo en 45 segundos. Y sin dejarse las canillas. Su capacidad le permite mover hasta 3.000 personas cada hora.
Aquella iniciativa costó casi medio millón de euros, pero dejó tan buen sabor de boca que el Ayuntamiento decidió aplicar la misma filosofía de movilidad a otros desniveles y pendientes. Entre 2014 y 2015 se pusieron en marcha también parte de las escaleras mecánicas públicas que hoy suben desde Porta do Sol, el “kilómetro cero” de la ciudad, hasta casi la plaza del Consistorio.
Seis años después, el despliegue se ha multiplicado y hoy la ciudad suma casi una decena de escaleras, rampas y elevadores ya activos. Uno de los últimos es una extensa cinta de 210 metros que se extiende por el bulevar de Gran Vía, una de las principales arterias del casco urbano vigués y eje de su núcleo comercial. El dispositivo, acompañado de fuentes, luces led y todo un despliegue de árboles y arbustos, se activó hace justo 12 meses tras casi año y medio de obras y una inversión de en torno a 5,2 millones de euros cofinanciados por Bruselas a través de fondos FEDER. El Ayuntamiento quiere ahora extenderla por lo que resta de avenida, hacia Plaza de España. La obra se adjudicaba hace solo unos meses por, según El Español, más de cuatro millones.
No será la última, desde luego. “Vigo Vertical” suma y sigue. Incluso coge carrerilla. Sobre la mesa el Ayuntamiento tiene otra docena de actuaciones nuevas —con su correspondiente inversión millonaria— para mejorar la accesibilidad en la ciudad y salvar desniveles. En ocasiones, como ocurre con el elevador que prestará servicio al centro comercial Vialia, recién estrenado, aprovecha reformas de calles o la incorporación de infraestructuras para instalar los mecanismos.
De todas, quizás la obra estrella sea “Halo”, el ambicioso ascensor urbano —dos, en realidad— que sirve de portada a este artículo y aspira a convertirse en uno de los referentes de Vigo. La estructura pasará por encima de la autopista AP-9 y unirá dos barrios ahora separados por varios minutos de paseo. Según los planes desgranados por el Ayuntamiento y el equipo redactor, "Halo" estará dotado de un anillo panorámico de 45 metros de altura y 90 de diámetro. Durante su presentación, el equipo de Caballero destacó que dispondrá de cuatro aerogeneradores de eje vertical para alimentar los elevadores. Su coste: algo más de siete millones de euros.
Un punto más en la carrera de Vigo por plantar cara a las cuestas…
Y, de paso, ganar puntos como capital de la Navidad.
Imagen principal | Ayuntamiento de Vigo
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