Desde que he tenido uso de razón, las lámparas me han encantado. Admito que siento una especie de fijación por ellas, y con ésta me ha dado una taquicardia.
Se llama Climbing Light y es tan espectacular como se ve en la imagen. Una especie de mosquito o bicho grande trepando por la pared y proporcionando una luz difusa ideal para dormitorios. Y sólo necesitas hacer un agujero para sujetar la pata de arriba.
Y al contrario de lo que pudiera parecer su precio no es excesivo: apenas 42 euros de nada.