Desde la irrupción de la tecnología digital y, más concretamente, de lo smart y la interconectividad, se viene hablando de la democratización del cine. Viejo debate: que cualquiera con o sin formación pueda rodar, editar y publicar su película desde las herramientas que proporciona su teléfono móvil. El tiempo ha venido a confirmarlo: cada día surgen nuevas alternativas, festivales, las herramientas mejoran exponencialmente y creativos que las exprimen.
Pero también, año tras año, las películas premiadas en los Oscars o bien son obras rodadas con las cámaras alemanas Arri’s —Arri Alexa M, XT o Plus—, o bien con Red One’s. Esto arroja un poco de perspectiva: ¿hasta dónde podremos llevar nuestra obra en digital? ¿Pueden los móviles sustituir a estos grandes tótems y asentarse como alternativas, o apenas estamos ante un recurso de estilo, un juguete con posibilidades?
Lo que prima es lo que hay delante del objetivo, no la herramienta
No lo digo yo, sino Isabel Coixet, directora catalana de filmes tan respetados como ‘Mi vida sin mí’ o ‘La vida secreta de las palabras’ y ganadora de seis premios Goya. Si nuestros ojos son las cámaras del mundo, el móvil está más vivo que nunca. Según un estudio de la consultora TNS realizado a más de 60.000 personas entre mayo y agosto de 2015, pasamos más de tres horas al día delante del móvil o la tablet.
Gracias a la inmediatez del móvil surge nuevo lenguaje, más íntimo, para comunicarse con el espectador
Desde luego, no sólo puede ser la nueva cámara de cine, sino que puede fomentar nuevas propuestas y un nuevo lenguaje para comunicarse con el espectador. Sólo hay que observar a los youtubers. Apenas necesitas una de esas capturadoras top ventas en Amazon, un micro de gama media y una cámara de vídeo, en ocasiones la propia webcam del ordenador portátil, para hacer crítica, comedia, análisis, comentario social o incluso consejos, guías y tutoriales. Con esta versatilidad, como apunta Coixet, puedes romper «las fronteras de tu habitación, de tu casa, de tu barrio y de tu país».
El móvil es un aliado en el tiempo, por su economía de recursos, y en el espacio, por su movilidad. Fíjense en el crecimiento de Wallapop frente a eBay. La razón es clave: un ecosistema está orientado hacia el smartphone, la geolocalización y el chat en tiempo real. La segunda, en cambio, es más una aplicación de escritorio, un sistema menos interactivo e intuitivo. Los formatos mutan hacia la accesibilidad, la inmediatez de resultados y la economía. ¿Podría el cine vivir este proceso a través del cambio de cámaras?
Los medios tradicionales flaquean frente a la rotundidad y honestidad de un chaval narrando lo que siente y piensa
Esta máxima está presente en todo momento: Snapchat o Giphy como generadores de contenido; los fashion bloggers en Instagram diciendo qué vas a vestir en la próxima temporada, qué triunfa y qué es lo mejor para cada ocasión; y, volviendo a Youtube, los medios tradicionales enflaqueciendo frente a la rotundidad y honestidad de un chaval, desde su casa, narrando lo que siente y piensa sin cortapisas publicitarias. Los creadores de tendencias lo son no por su atractivo en las fotos con filtros, sino por su mezcla de cercanía y sentido de la veracidad.
Es obvio que un equipo profesional, sirviéndose de lentes, sistemas de iluminación y microfonía, puede reducir la captura de imagen a un teléfono móvil, cuidando siempre cada apartado y tratándolo en postproducción adecuadamente. Cada vez es más habitual encontrar campañas publicitarias lanzadas mediante Vines, a través de Youtube y grabados con smartphones. Pero, ¿con qué metas? Para reforzar su vínculo con el cliente: certificar que son como nosotros, que disponen de los mismos medios y que nosotros podríamos hacer lo mismo. Curiosamente este movimiento ha sido impulsado por el usuario de a pie: las alternativas estaban sobre la mesa, pero hasta nosotros mismos no hemos planteado cambios y nuevas formas creativas, la industria no ha tomado ese camino.
¿Cuál es la máxima calidad en la actualidad?
Si centramos nuestra atención en los smartphones más potentes de la actualidad, tendríamos que fijarnos en terminales con precios sobre la franja de los 600 euros. La cámara del Sony Xperia Z5 es una Exmor RS con sensor de 1/2,3 pulgadas, 23.0 megapíxeles, Foto ISO 12800 / Vídeo 3200 y presume de grabación en 4K, algo que los fabricantes están potenciando enormemente. Ofrece además un enfoque automático híbrido de 0,03 segundos y tecnología Clear Image con hasta cinco aumentos. El Samsung Galaxy S6 Edge+ tampoco se queda atrás: graba vídeo en UHD a 4K (3840 x 2160, a treinta frames por segundo), con cámara frontal de CMOS de 5 megapíxeles y trasera de 16.0 MP.
El Lumia 950 XL de Microsoft sería otra alternativa: cámara de 20.0 MP, óptica Zeiss de 6 lentes, sensor de 1/2,4 pulgadas y un Triple Flash natural LED. El Xperia mejora la apertura de la cámara con un valor f de 2.0 frente a este Lumia, pero el mejor fotografiando y filmando entornos con pocas luz hasta la fecha es el Galaxy S6 Edge+.
Y habría que considerar la gran apuesta segura y quizá el terminal más utilizado en estos meresteres: el iPhone 6s Plus dispone de cámara iSight de 12 megapíxeles, con una lente compuesta por cinco elementos, y apertura máxima f/2,2. Además, graba a 4K en formato panorámico, aunque es posible bajar a 1080p subiendo la velocidad a 60 o 120 imágenes por segundo. Y si bajamos otro escalón hasta 720p, podemos incluso grabar a cámara lenta con 240 imágenes por segundo. En este aspecto, el iPhone de Apple es sin duda el más versátil.
El director estadounidense Sean Baker ya demostró en la edición 2015 del Festival de Sundance que una película puede ser grabada y editada desde un teléfono móvil. Para su ‘Tangerine’, utilizó tres iPhones 6, sirviéndose además de un brazo estabilizador mini-steadicam diseñado para móviles. Esto no sólo permite que el ojo vea más allá de lo que vería una cámara menos compacta o más pesada, sino que adelgaza enormemente los gastos de la producción, incluso facilitando las cosas a posibles inversores interesados.
Tangerine costó 119.000 dólares. En esta entrevista, Baker afirmaba «Mis cinco películas son de muy bajo presupuesto. Starlet, con 250.000 dólares, fue el mayor. Hay que hacer demasiados sacrificios, cada toma es un compromiso, pero al mismo tiempo si encaras de manera positiva esos sacrificios vas descubriendo herramientas y maneras diversas de encarar una escena, de resolver los problemas de manera creativa, entonces aparecen ideas y respuestas que no esperabas».
El móvil como extensión de nuestro ojo
Hace casi una década, el cineasta afroamericano Spike Lee, firme defensor de las nuevas tecnologías, vaticinó que algún día la mayoría de películas estrenadas en salas de cine estarían realizadas íntegramente con el móvil. En el segmento documental está claro, por necesidad y celo, por camuflar y descubrir, todas las cámaras son ojos válidos: entrevistas, grabaciones de seguridad como en ‘Making a Murderer’, las cámaras ocultas en 'Catfish', o incluso móviles de gama baja y obsoletos como algunos fragmentos de 'Searching for Sugar Man', documental ganador del Oscar en 2013.
Park Chan-wook rodó Paranmanjang, ganadora del Oso de Oro, íntegramente con un iPhone 4
Junto a cientos de cortos y mediometrajes rodados y difundidos en exclusiva para Vimeo, destaca 'Les Ongles', del director francés Clement Deneux, rodada íntegramente con un iPhone y ganadora del Disposable Film Festival 2012. Un año antes y con mayor repercusión, el surcoreano Park Chan-wook rodó Paranmanjang, obra maestra ganadora del Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2011. Fue rodada íntegramente con un iPhone 4. Two Scoops fue otro corto rodado por Robert Rodríguez que formó parte del proyecto Keep Moving para el terminal BackBerry 10.
En el ecosistema de los cortometrajes la balanza está clara: Filmic organiza un certamen anual que recoge obras realizadas con móviles; Tribeca Film Festival tiene una sección llamada 6 seconds, una competición donde los usuarios suben a la plataforma un pequeño corto de seis segundo de duración bajo las diferentes categorías y las posibilidades de la plataforma. Dentro de esta línea, 'Hollywood & Vines' fue el primer cortometraje realizado enteramente con Vines. El guión se dirigió a través de Twitter. Stephen Goldblatt, coordinador del proyecto, señalaba a propósito del formato: «estamos abrazando la autenticidad de las cosas».
Y no sólo cortos: videoclips como éste de Robert Koch es un ejemplo de las posibilidades de un iPhone 6s. Youtube, por supuesto hace lo propio como lanzadera y plataforma. 'Apple of my eye' fue grabado con un iPhone y editado en iMovie en tan sólo 48 horas por Michael Koerbel. Y Nokia ha financiado a lo largo de los años proyectos como Dot, The Commuter, o el viejo Nokia N8 Producers BMX. De hecho, 'Olive', el film de Hooman Khalili financiado a través de Kickstarter, fue rodado con un Nokia N8 adaptado. España tampoco es ajena a estos movimientos: Cinephone es un Festival internacional de cortometrajes realizados con teléfono móvil y el festival Cine Fantástico de Sitges tiene su propia sección dedicada a este formato.
Los móviles demostraron ser elementos clave al difundir imágenes e información ocultada por los Gobiernos
En cuanto a conflictos bélicos y sociales, pocas herramientas existen más fieles y estratégicas que un teléfono. Los móviles demostraron ser elementos clave en reuniones y difusión de acontecimientos en la revolución egipcia de 2011, la cual propició la Primavera Árabe. Diariamente se colgaban escenas y fotografías asociadas a tweets que dejaban en jaque la censura gubernamental. Como contrapartida, el grupo terrorista Dáesh los utiliza como potente recurso ante los medios, lanzando dilatados vídeos de escenas sin cortar ni montar.
Los directores Ossama Mohammed y Wiam Simav Bedirxan presentaron en Cannes 'Eau Argentee, Syrie Autoportrait', un documental que refleja con fidelidad y crudeza el día a día del conflicto sirio a través de las cámaras de teléfonos móviles. 'Winter on Fire: Ukraine's Fight for Freedom' es otro ejemplo de fidelidad: al estar grabado mayormente con smartphones, el espectador puede sentir la cercanía del grupo, puede llegar a implicarse emocionalmente más e incluso tomar parte, como las organizaciones y compañías que tras documentales como 'Blackfish' o 'The Cove' tuvieron que replantear sus estrategias en parques acuáticos y zoológicos.
Nuevas formas de comunicación, nuevas formas de hacer cine
Como recoge el vídeo de cabecera, si se tiene la historia se puede contar. La clave está en la idea, una semilla. El cómo es la parte difícil; un teléfono móvil es una mera herramienta al servicio de la creatividad. Como apunta Coixet en el vídeo: «siempre alguien, en algún lugar del mundo, querrá contar una historia y encontrará la manera de contarla».
El proyecto que maneja actualmente entre manos, ‘Spain in a Day’, recoge el testigo de una idea que Youtube, junto a Ridley Scott y Liza Marshall ejerciendo de productores, llevaron a cabo hace un lustro. Life in a Day fue un proyecto multitudinario documental dirigido por Kevin Macdonald, director escocés de obras como ‘La Sombra del Poder’ o el premiado documental ‘Tocando el Vacío’.
Comprendía la selección de unos 80.000 videos subidos a Youtube y se trataba de mostrar las diferentes escenas y ocurrencias de un sólo día, el 24 de julio de 2010, generando así un diálogo coral, un caleidoscopio de voces. Un fragmento de historia de las vidas cotidianas perpetuadas a través del cine. Las más de 4.500 horas repartidas en vídeos de 192 países fueron condensadas en 94 minutos y finalmente estrenadas en el Festival de Cine de Sundance en 2011.
Spain in a Day replica este efecto con el 24 de octubre de 2015, y para tal efecto se han recogido 22.600 vídeos que en manos de Coixet tomarán la forma y sentido coherencia de su visión. Sólo había una norma: dos minutos por persona. En sus primeras 48 horas ya llevaba más de 5.200 vídeos en recepción, desde pequeños extractos look pixel, con ruido granular y otros efectos, a grabaciones directas tomadas de partos, excursiones o gente haciendo simple y llanamente la comida del día. El filme resultante será presentado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Rodar con un smartphone es una opción más, no necesariamente la definitiva, pero sí la más económica
Llevar un móvil en el bolsillo es llevar una herramienta versátil, cada día más; pero nada más. El acabado de esas piezas actualmente no es ni tan profesional ni tan versátil como la grabación con cámara digital o celuloide, pero permite rodar y montar sobre la marcha, hacer pequeños fragmentos preliminares para enviar a los actores, para ir tomando consciencia de la obra. Es una opción más, no necesariamente la definitiva, pero sí la más económica. Incluso en el cine digital profesional los costes son elevados.
Mientras directores tradicionales apelan al celuloide, bien por romanticismo e identidad, bien por baza publicitaria, la mayor parte de la industria ha asumido que el móvil es una forma lícita y muy atractiva de contar historias. Además, añade una capa de sinceridad, de explicitud: Coixet como tantos otros directores destacan la autenticidad que transmite un teléfono movil, un objeto que por cotidiano puede llegar a exponer con más fuerza las realidades más inmediatas. De la ficción ya se encargará cada uno. Como decía Dennis Lehane: «el arte de la narrativa consiste en contar una historia como si no hubiera sido contada de esa forma antes».
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