Qué son los "dientes de dragón" impulsados por la DGT y qué sabemos sobre si realmente funcionan

Qué son los "dientes de dragón" impulsados por la DGT y qué sabemos sobre si realmente funcionan
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Unas pequeñas pintadas en el suelo pueden hacer mucho por la seguridad. Es uno de los pilares del urbanismo táctico, que apuesta por pequeños cambios reversibles para mejorar el tráfico y calmarlo, aumentando la seguridad de peatones, ciclistas y los propios conductores.

De hecho, la DGT también aplica este urbanismo táctico, aunque lo llevan a la carretera con sus particulares dientes de dragón. El objetivo es alertar a los conductores de que están entrando en un espacio donde deben reducir la velocidad.

Los estudios aseguran que apenas una poca pintura en, por ejemplo, un cruce, puede ayudar a reducir sensiblemente los atropellos. Con los colores y las formas del suelo, es más fácil llamar la atención del conductor, que éste se percate de que está pasando por una zona especialmente peligrosa y que reduzca la velocidad. En Estados Unidos han comprobado que el sistema reduce en un 50% los incidentes y en un 37% aquellos en los que se producen lesiones.

Dientes de dragón, también en las ciudades

La efectividad de los dientes de dragón no sólo la está poniendo en marcha la DGT, ciudades como Madrid también están implementando su uso, tras comprobar que una solución tan sencilla puede servir para recalcar a los conductores que están entrando en un espacio especialmente sensible a los atropellos.

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En el caso de la fotografía que ilustra este artículo (o la que tienes más arriba), se ha optado por pintar unos dientes de sierra en toda la calle para recordar a los conductores que están dentro de un camino escolar. De hecho, esto también se destaca en el suelo, quedando la calle limitada a 20 km/h, en lugar de los 30 km/h habituales.

Los dientes de dragón funcionan porque el cerebro del conductor entiende que la calle es más estrecha de lo que realmente es e, inconscientemente, aumenta sus niveles de atención y reduce la velocidad. De esta manera, actuar en caso de que un peatón cruce la calzada por sorpresa, el conductor tendrá más tiempo para reaccionar.

Hay que recordar que, según datos de la DGT, los riesgos de morir en un atropello se disparan conforme aumentamos la velocidad. Sus cálculos apuntan a que hay un 5% de posibilidades de fallecer en un atropello a 30 km/h pero que éstas se disparan hasta el 50% cuando se circula a 50 km/h.

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