Busco coche. Tengo un presupuesto de unos 10.000 euros. Necesito algo pequeño, ahorrador y relativamente nuevo que me pueda durar unos cuantos años. He abierto Wallapop. Unos minutos después he cerrado Wallapop. Ya no quiero un coche por 10.000 euros. Al menos, no uno que cumpla con la premisa de: bueno, bonito y barato.
Y no lo quiero porque encontrarlo es lo más parecido a coger el muro más cercano y golpearme la cabeza reiteradamente contra él. El antaño coche "bueno, bonito y barato" ya no existe. Ni nuevo, ni seminuevo, ni usado. Es, sencillamente, imposible de encontrar a menos que un conocido se apiade de mí y renuncie a hacer negocio.
Venía avisado, todo hay que decirlo, por las propias informaciones de las que nos hemos venido haciendo eco en Xataka durante los últimos meses. El problema de la segunda mano, con precios disparados, se hizo primero patente en Estados Unidos. Allí Ford llegó a tener parados decenas de miles de coches porque la cadena de suministro está rota. Y como el problema no es exclusivamente suyo, todos los precios han subido.
En España también hemos vivido nuestro particular infierno con la cadena de suministro. De hecho, llegó a ser más barato comprar un Tesla nuevo y esperar unos meses a comprarlo seminuevo, con unos pocos kilómetros pero de entrega inmediata. El sobreprecio alcanzaba fácilmente los 11.000 euros.
Estaba, por tanto, avisado, pero pensé que algo modesto, práctico y sin apenas exigencias por mi parte no me iba a complicar la búsqueda. El resultado lo tenéis unas pocas líneas más abajo.
Definiendo la búsqueda
Vengo de un Fiat Grande Punto con 16 años a sus espaldas. Ya por encima del coche español medio. Motor atmosférico 1.4 de gasolina y 77 CV. Me ha llevado por toda la Península. Mejor o peor, más o menos cansado, siempre he llegado a mi destino. El problema: estoy harto de que su potencia sea muy justa en las carreteras secundarias.
Conduzco de manera tranquila, valoro la seguridad al volante. Y la seguridad, en este caso, pasa por la potencia y por estar el menor tiempo posible en el carril contrario. He llegado a hacer decenas de kilómetros detrás de camiones porque la carretera era una inmensa llanura sin una cuesta abajo que me garantizara un adelantamiento con ciertas garantías.
Por lo tanto, no pido mucho: un coche relativamente moderno, con cinco años o menos, con un motor que tenga, al menos, 90 CV y si pudiera dar un pequeño salto en tamaño, mucho mejor, aunque no es indispensable. Spoiler: ya no es posible con 10.000 euros.
No hay compactos, de ningún tipo
Un paseo por una plataforma como Wallapop es como para echarse a llorar. En primer lugar, si aplicamos todos los filtros anteriores, las opciones desaparecen.
Lo único que se parece a lo que busco es un Peugeot 208. Diésel con 100 CV y etiqueta C de la DGT. Algo sencillo, práctico y con un motor que puede asemejarse a lo que busco. El problema: 129.000 kilómetros en el contador. Pasamos al siguiente.
Los compactos por 10.000 euros de segunda mano, simplemente, no existen
Y "el siguiente" es muy difícil de encontrar. Por el camino, un Renault Clio con motor de gasolina y 90 CV. Nuevamente, chocamos con el muro de los kilómetros. Otra vez más de 120.000 kilómetros registrados. Aparece un Citroën Berlingo. No es lo más atractivo para un treinteañero pero espacio no me va a faltar: motor diésel 1.6 Blue HDI que, además, ya he probado porque tiene el mismo coche un conocido. El problema son los 144.289 kilómetros que marca el anuncio.
Lo único que se asemeja a un compacto es la nada. No hay. No existen. Wallapop no encuentra ningún resultado.
Y hablo de familiares, berlinas y furgonetas porque los compactos, el tamaño más buscado en nuestro país, no aparece. Renuncio a ellos y me centro en los utilitarios. Del llanto paso a la desolación.
Menos de 100 CV y con 100.000 kilómetros a sus espaldas
Empiezo a asumir que no tendré mi ansiado compacto, así que confío en encontrar un utilitario que pudiera darme servicio, renunciando a parte del espacio pero contando con que viajaré más cómodo que en mi anciano GrandePunto.
Primera opción: Renault Clio de 2017. Diésel y 90 CV. Un coche que marca un consumo ridículo de 3,3 litros/100 kilómetros (que ya serán más) pero que sus retrovisores y manillas negras alertan de que estamos ante el equipamiento más básico. Y, además, con más de 116.000 kilómetros a sus espaldas.
También con una potencia parecida (95 CV), motor diésel y consumo 4,6 litros/100 km con ciclo WLTP (más realista que el NDEC, del anterior Renault Clio) encuentro un Seat Ibiza de 2018. Mismo resultado: paquete básico de equipamiento y 106.000 kilómetros en el anuncio.
A precio de hace cinco años
Asumo que no podré encontrar un coche que se acerque a los 100 CV y rebajo aún más mis expectativas. Empiezo a pensar que el cambio no compensa, pero sigo buscando. La desolación más absoluta deja paso a una media sonrisa irónica.
Entre las opciones que van apareciendo. Seat Ibiza, con motor de 75 CV diésel y poco recorrido (48.899 kilómetros). 9.100 euros. Un coche que hace seis años se vendía con este motor por 13.560 euros. El problema es que es una versión preparada para un uso comercial.
Otra posibilidad es un Renault Clio. Con motor 1.6 dCi con 75 CV que se vendía por 13.697 euros. A pesar de sus casi 100.000 kilómetros, la diferencia no llega a 4.000 euros.
Si queremos algo más actual, tenemos que irnos a un Fiat Panda de 2019 que apenas suma 69 CV y que también se vende por 9.990 euros. El mismo coche se llegó a vender de lanzamiento por 9.949 euros. Sí, 41 euros menos que comprado de segunda mano con casi 42.000 kilómetros. Entre 2018 y 200 no se vendió mucho más caro que su precio actual: 12.049 euros.
No hay muchas más opciones. Un Kia Picanto con casi 80.503 kilómetros se vende por 9.490 euros. Me encajaría si no fuera porque es un coche más pequeño y sensiblemente menos potente que lo que tengo ahora mismo con sus 67 CV. Si abrimos la búsqueda y nos vamos unos años atrás, encontramos coches más baratos, pero que en general tampoco es mucha mejor opción, como este Volkswagen Polo de 2014 con 97.000 kilómetros a las espaldas, que se vende por 8.500 euros. O un Citroën C4 Cactus, cuyo motor PureTech de 82 CV lo he probado, sé que responde bien pero por el que hay que desembolsar, de nuevo, 9.990 euros. Y contar con sus 116.790 kilómetros.
O podemos bajar, de nuevo, pretensiones económicas asumiendo que nos vamos a los 100.000 kilómetros, pese a hablar de un Fiat 500 con motor de 69 CV. El precio, eso sí, es de 7.990 euros, de lo más bajo que hemos encontrado. Su kilometraje con 105.281 kilómetros encima nos hace torcer el morro.
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Foto | Xataka
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