Los aparcamientos robotizados quieren ganarse nuestras ciudades. Son más espectaculares que útiles

Los aparcamientos robotizados quieren ganarse nuestras ciudades. Son más espectaculares que útiles
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¿Cuántas veces hemos ido a aparcar y no has podido encontrar sitio porque otros conductores han aprovechado para utilizar dos plazas? ¿Y los aparcamientos cuyas plazas se han quedado pequeñas para los estándares actuales? Qué decir de llegar al coche, correctamente aparcado, y ver que tiene una marca de pintura donde antes sólo existía el color original de nuestra carrocería.

Nada de esto puede pasarnos en un aparcamiento robotizado. Sí, existen y son más habituales de lo que hubiéramos podido pensar en un primer momento. Tienen sus ventajas pero también algunos inconvenientes derivados de su propia filosofía. ¿Qué tienen de particular? Que una máquina aparca nuestro coche.

Así es un aparcamiento robotizado

La cuenta de Twitter China4Tech publicó hace unos días un curioso vídeo en el que se veía un aparcamiento robotizado. En el vídeo se puede comprobar cómo los conductores dejan sus vehículos en una plataforma y, a continuación, las máquinas del mismo elevan los vehículos y los estacionan en altura en diferentes niveles.

Uno de estos aparcamientos también puede verse en Pekín. Junto a una de las estaciones de metro más concurridas, un enorme espacio vertical almacena los vehículos en diversas plataformas. El conductor sólo tiene que abandonar su coche y respirar tranquilo, desde luego, nadie le va a rozar la apreciada carrocería.

Pero no hace falta que nos vayamos tan lejos. Madrid tiene el parking robotizado más grande de España y uno de los más grandes de Europa. Se encuentra junto a la Plaza de Callao, junto a la Gran Vía. Allí, los conductores dejan sus coches en una de las tres plataformas que componen el parking, el vehículo baja y se apila en una de las hileras verticales vacías. El aparcamiento tiene 40 metros de profundidad y cuenta con la ventaja de poder reservar una plaza y que el propio sistema gestione si va a tener espacio suficiente para el vehículo. En Tokio, el denominado Eco Park de Gisen funciona exactamente igual.

Nueva York también cuenta con su propio aparcamiento robotizado. El sistema es de Parkmatic y en este caso se opta por un sistema parecido al de una noria. El aparcamiento cuenta con una estructura central y las plataformas que llevan los coches giran alrededor de la misma para apilarlos o entregar el coche deseado. Y algo así tampoco podía faltar en Dubai, donde el hotel Ibn Battuta Gate cuenta con su propio espacio de almacenamiento de vehículos completamente robotizado y con espacio para más de 700 plazas.

Un sistema con sus luces y sus sombras

No hay duda de que ver en funcionamiento un aparcamiento robotizado es algo hipnótico. Cómo las máquinas cogen el coche y lo mueven por su propia voluntad para apilarlo junto al resto de vehículos es realmente curioso. Pero no todo son ventajas.

Evidentemente, el funcionamiento de estos robots garantizan que a nuestro vehículo no le pase nada. No existe la posibilidad de que alguien roce nuestro coche, que el conductor de nuestro lateral nos golpee la puerta al entrar o salir de su propio automóvil. Ni tampoco que, fruto de un despiste, choquemos contra la columna del aparcamiento.

Además, estos aparcamientos son realmente útiles cuando se tiene mucho espacio vertical por aprovechar pero muy poco a lo ancho. Con una plataforma que suba o baje nuestro vehículo es suficiente y, por tanto, no es necesario construir una rampa de subida y de bajada que amplíe las exigencias de espacio a lo ancho.

Sin embargo, y aunque algunos conductores no respeten sus espacios, un aparcamiento tradicional puede albergar un mayor número de plazas. El tamaño de las plataformas es tan grande que con unas líneas en el suelo se puede maximizar el terreno disponible. Especialmente en aquellos terrenos gestionados por una misma empresa, como las campas de los vehículos, en los que miles de vehículos aguardan su turno.

Además, y esto lo escribo por experiencia propia, este tipo de aparcamientos suelen requerir más tiempo para aparcar y sacar el vehículo. Especialmente lo primero. En el aparcamiento robotizado madrileño, por ejemplo, sólo existen unas pocas plataformas donde situar el vehículo. Aunque el trabajo de las máquinas es rápido, el número de plazas donde dejar el coche es ínfimo comparado con las posibilidades de cualquier otro aparcamiento.

Y, por último, hay que contar con la pericia de los conductores, pues se exige que éstos dejen el vehículo situado en un espacio concreto dentro de la plataforma, para garantizar que nada choca o roza con el automóvil.

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