Una de las propuestas estrella de los futuros alcaldes de Barcelona y Valencia, Ada Colau de Barcelona en Comú y Joan Ribó de Compromís, ha sido la creación de una moneda local. Un asunto bastante polémico que fue duramente criticado por algunos partidos.
¿Qué objetivo tienen las monedas locales? ¿Servirán para algo? ¿Qué experiencias hay en el mundo (y concretamente en España) con este tipo de monedas? Vamos a explicar todo esto para que no haya dudas sobre estos proyectos municipales.
¿Qué es y cuál es el origen de las monedas locales?
El origen de las monedas locales está en los bancos de tiempo y las redes de trueque. Con estos sistemas la gente intercambia su tiempo en realizar determinadas tareas por el tiempo de otra gente, sin importar en qué consista la tarea.
Mirando más hacia atrás tenemos el trueque directo de tiempo. Por ejemplo, una persona a la que se le dan bien los niños puede cuidar los hijos a otra persona una hora y a cambio la otra persona, que es fontanero, puede arreglar una averia durante una hora.
El problema del trueque directo es que puede que no haya correspondencia. Siguiendo con el ejemplo anterior el cuidador de niños puede no necesitar un fontanero. Para eso surgieron los bancos de tiempo, para acumular la horas gastadas y poder permitir acuerdos a tres o más bandas (uno cuida los hijos a un segundo, el segundo repara la cañería a un tercero, el tercero corta el césped al primero).
La idea de los bancos de tiempo es fomentar los contactos locales, frente a la globalización y el mercantilismo y encaja muy bien con la prestación de servicios. Pero no con la venta de bienes.
La igualación de todas la tareas en los bancos de tiempo rompe claramente con el sistema capitalista, donde una hora de ciertos trabajos se paga mejor que una hora de otros trabajos. Pero es muy complicado hacer eso con la venta de bienes, pues es imposible determinar cuánto tiempo lleva producir un tomate en una huerta. Para solucionar este problema surgieron las monedas locales.
Estas monedas permiten el intercambio de bienes y servicios de la misma forma en que lo hace una moneda normal, pero está acotada a un ámbito reducido (comarca, municipio o barrio). La idea detrás de esta moneda es fomentar el comercio local por encima del globalizado.
¿Qué se quiere hacer en Barcelona y Valencia?
Ada Colau quiere crear una moneda local en Barcelona y municipios aledaños para fomentar el comercio local. La idea es que cualquiera pueda comprar esta moneda local con euros, con un cierto "extra" para fomentar su uso. Por ejemplo, podría ser que con 100 euros se compren 110 unidades de esta moneda y en los comercios adheridos puedas comprar tanto con euros como con esta moneda a los precios mostrados.
Con esto se logra fomentar su uso por las dos partes: primero, los usuarios logran un descuento sobre el precio original en euros usando esta moneda. Por otro, los comercios están interesados en adherirse porque fidelizan a los clientes, que compran en el ámbito local en lugar de irse a otro sitio.
Para fomentar aún más su uso el ayuntamiento de Barcelona permitirá a los funcionarios recibir parte de su sueldo en esta nueva moneda. Y también concederá microcréditos en esta nueva moneda a unos tipos de interés más bajos que la banca.
Del plan de Joan Ribó en Valencia no se sabe mucho pues sólo ocupa un párrafo en su programa electoral. Básicamente quiere fomentar este tipo de monedas para dinamizar el comercio de proximidad, pero no hay muchos más detalles.
Ejemplos de monedas locales en España
Las monedas locales no son algo nuevo, pero sí es una novedad que sean proyectos impulsados por administraciones tan relevante como el Ayuntamiento de Barcelona o el de Valencia. Actualmente se estima que existen más de 70 monedas locales en España con unos 5.000 usuarios habituales.
Algunas de estas monedas son el Puma en Sevilla, el Ekhi en Bilbao, el Demos en Canarias, la Mora en Madrid o la Pita en Almería. Cada moneda cuenta con sus características particulares. Algunas existen en forma de billetes (con seguridad y todo ya que están expuestas a ser falsificadas). Otras sólo en formato electrónico. Algunas incluso caducan, para fomentar su su uso y no su acumulación.
Lo más curioso del asunto es que en Cataluña existe una moneda local bastante popular, la turuta, en Vilanova i la Geltrú. Próximamente tendrá que convivir con la nueva moneda que será creada por el ayuntamiento de Barcelona.
Monedas local con apoyo municipal
A pesar de que en España hay muchas monedas, no hay gran apoyo oficial a las mismas. De hecho Hacienda mira a otro lado, ya que por ley las ventas deben estar facturadas en Euros.
En otros países sí que hay experiencias con apoyo municipal y el ejemplo más importante es el de Bristol, con su Bristol Pound. Con 580 negocios adheridos y la posibilidad de pagar los impuestos locales en esta divisa, estamos ante un proyecto muy potente.
Y parece que el objetivo de Bacerlona en Comú es ir hacia el modelo del Bristol Pound: equivalencia con la moneda legal de circulación, facilidad de pago (moneda, móvil o transacción electrónica) y completa integración con el ayuntamiento (créditos, sueldos en esta moneda, ya veremos si pago de impuestos locales también).
¿Servirá para algo?
La gran pregunta es si estas monedas sirven para algo. Se supone que fomentan el comercio local pero si al final hay convertibilidad en euros es fácil salirse y usarlo únicamente para obtener descuentos cuando sea necesario. Un programa de descuentos agresivos y buen servicio en el comercio local quizá haría mucho más por fomentar este tipo de comercio que estas iniciativas.
Además parece que se está intentando reinventar la rueda. Al principio para acabar con el tipo de sociedad en la que vivimos se volvió a hablar de trueque. Como no es eficiente se crearon los bancos de tiempo. Como no sirve para los bienes creamos una moneda. ¡Y ya hay hasta sitios para cambiar entre monedas locales sin pasar por monedas oficiales! No me extrañaría que dentro de no tanto se hablara de unificar monedas locales para fomentarlas y facilitar los intercambios culturales (me recuerda a la creación del Euro).
Luego están los problemas legales. Las facturas deben estar en euros, por detrás los negocios deben llevar la contabilidad en euros, pagar el IVA en euros de los productos vendidos y al final nos damos cuenta de que todo es ficticio. Es una iniciativa graciosa, peculiar, que busca una mayor interacción entre grupos sociales pero en realidad es todo una tapadera a transacciones con euros normales.
Como proyecto llevado a cabo por asociaciones no genera dudas, cada cual es libre de hacer lo que quiera siempre que cumpla con la ley (y aquí la única duda es la fiscalidad). Lo realmente polémico es que haya instituciones oficiales que vayan a crear estos proyectos. ¿Es tirar dinero público o están trabajando por el bien común?
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