La posición de Luis Rubiales en la RFEF es ya insostenible. La cuestión es quién puede despedirle

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La Selección femenina de España acapara titulares en diarios nacionales e internacionales, incluidos algunos del tirón de The Guardian, The New York Times o The Washington Post. Nada sorprendente. Al fin y al cabo la Roja acaba de ganar una copa Mundial y sumado una estrella a su camisa. Lo que sí se sale de la pauta, de lo esperable hace 48 horas, cuando la árbitra Tori Penso pitó el final del partido en Sídney, es que muchos de esos titulares que hoy recogen los diarios de medio mundo no se centren en la gesta o las jugadoras. Su foco está en otro sitio: el beso que el presidente de la federación (RFEF), Luis Rubiales, dio a Jenny Hermoso.

El caso levantó polvareda ya el domingo.

Se transformó en una enorme bola de nieve ayer.

Y hoy, pese a los reiterados intentos de la RFEF y el propio Luis Rubiales por quitarle hierro, va camino de convertirse en una auténtica avalancha.

¿Qué ha pasado? Que Rubiales ha cometido un error flagrante por el que ya ha tenido que pedir disculpas. El vídeo de lo sucedido ha circulado por redes y teles de todo el mundo. Nosotros mismos os hablamos del caso ayer, pero por si todavía no lo has visto, este es el resumen: el domingo, en plena celebración mundialista, Rubiales besó a Hermoso en la boca. De forma sorpresiva y sin su permiso.

Después de un largo abrazo, el presidente de la federación española asió a la futbolista con ambas manos por la cabeza y le plantó un beso en los labios para pasmo de la joven. Y sabemos que fue así porque poco después, antes de que la polémica cobrase cuerpo, la propia Jenny Hermoso se pronunció sobre lo ocurrido durante un directo en Instagram: "No me ha gustado. ¿Y qué hago yo?"

¿Fue el único error de Rubiales? No. Hubo otros tantos, relacionados y no relacionados con su beso a Hermoso. Probablemente el más flagrante y revelador de todos es que el presidente de la RFEF en ningún momento vio nada censurable en la actitud que había tenido con la futbolista. A lo largo de las horas siguientes y ya con la polémica cobrando fuerza, Rubiales concedió entrevistas a la cadena COPE y MARCA. En ambas intentó quitar hierro al asunto. Y en ambas lo hizo además con un tono rayano el insulto, hablando de "idiotas" y "estúpidos".

"No hagamos caso de idiotas y estúpidos, de verdad. Es un pico de dos amigos celebrando algo… no estamos para gilipolleces. Es una cosa sin maldad. Si hay tontos, que sigan con sus tonterías —se desquitaba Rubiales en la COPE—. Hay más tontos que ventanas. Vamos a hacer caso a los que no lo son".

¿Hubo más errores? Los hubo, sí. Por si el beso a Jenny Hermoso y las declaraciones en la radio no fueran suficiente, en las redes empezaron a circular vídeos en los que se muestra a Rubiales en otro momento de la final de Sídney, en el palco de autoridades. Y no lo dejan bien parado. En la grabación puede vérsele al lado de la infanta Sofía y la reina Letizia celebrando el buen desenlace del partido con un gesto tan castizo como cuestionable, sobre todo viniendo del representante de una influyente federación, ante las cámaras de medio mundo y como cabeza institucional de un equipo de fútbol femenino: sujetándose los genitales.

Beso, insultos, genitales… ¿Y algo más? Si atendemos a la crónica que ha publicado Natalia Torrente en Relevo, sí. El reportaje explica que, tras comprender la talla que estaba cobrando la polémica, Rubiales y su equipo intentaron sofocarla con un movimiento que ayudaría a suavizar el tono. ¿Cuál? Involucrar a la propia Hermoso. Según relata Relevo, Rubiales rogó a la futbolista que ambos grabaran un vídeo conjunto explicando lo sucedido y sobre todo quitándole gravedad a lo visto en Sídney. De poco le sirvió. La jugadora se habría negado a arroparlo.

Y eso que el propio seleccionador Vilda se habría sumado a los esfuerzos por persuadir al entorno de Hermoso de que lo correcto era intentar zanjar la crisis del beso cuanto antes. Los esfuerzos por ganarse su implicación se habrían desplegado en el vuelo en el que viajaba todo el equipo y su staff rumbo Doha, donde hicieron escala antes de proseguir a España. De poco sirvió. El vídeo se grabó. Pero solo con Rubiales. Lo que sí difundió la RFEF fue unas supuestas declaraciones de Hermoso en las que la jugadora restaba importancia al beso. El problema, según la información que maneja Relevo, es que ella no las había pronunciado.

¿Declaraciones de quién? Las frases se difundieron para que llegaran a los medios y en ellas se podían leer entrecomillados como los siguientes "ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo" o "el presi y yo tenemos una gran relación", comentarios que se pusieron en la boca de Hermoso, pero que en realidad, asegura Relevo, salieron de la oficina de comunicación de la RFEF. Quien sí se pronunció con claridad fue Rubiales, que aparece en un breve vídeo grabado supuestamente durante la escala de Doha en el que admite: "Seguramente me he equivocado".

"En un momento de máxima efusividad, sin ninguna mala intención ni ninguna mala fe ocurrió lo que ocurrió, yo creo que de manera muy espontánea y, repito, sin mala fe por ninguna de las dos partes", explicaba el presidente, quien asegura además ver "apenado" que la polémica esté "empañando" el éxito deportivo.

¿Han sido todo palabras? No. También hay hechos. A lo largo de las últimas horas Rubiales ha visto cómo crecían las críticas hacia su actitud, reprobaciones que ayer llegaron incluso de ministros como Ione Belarra, Irene Montero, Miquel Iceta o Yolanda Díaz. La vicepresidenta fue más allá e incluso pidió la dimisión del presidente de la RFEF. A su favor tienen el protocolo redactado por la federación para casos de violencia sexual, un documento en el que se recoge con claridad que "besar a la fuerza" representa un "comportamiento relacionado con la violencia sexual". Ante esos casos recalca la necesidad de "consecuencias inmediatas".

Y eso es lo que ha hecho ya Miguel Ángel Galán, presidente de CENAFE, que ha decidido denunciar de forma oficial el comportamiento de Rubiales con Hermoso. El motivo: "El incumplimiento de la Ley 39/2022 del Deporte por el acto sexista del beso en la boca de Rubiales hacia Jennifer Hermoso en la entrega del trofeo del Mundial", un acto que, recuerda, la norma recoge como "sexista intolerable".

¿Ha sido la única queja? No. La decisión de Miguel Á. Galán es importante y supone un paso más allá, un movimiento que va de las reprimendas y peticiones de dimisión a las denuncias formales. En el campo simbólico, sin embargo, uno de los pronunciamientos que más pesa en el futuro de Luis Rubiales el del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que hace unas horas se sumaba a las críticas. Y con un tono duro: "Lo que vimos fue un gesto inaceptable. Las disculpas no han sido suficientes. No son adecuadas. Tiene que seguir dando pasos".

¿Ha sido la primera polémica? No. Esta quizás sea la polémica más grave en la que se ve envuelto Rubiales, pero no es la primera. El presidente de la RFEF ya se ha visto marcado por otras que lograron también una resonancia considerable, como la destitución de Lopetegui, la Supercopa en Arabia, el presunto espionaje a Aganzo o incluso usar supuestamente fondos de la RFEF para una fiesta.

La pregunta del millón... ¿Quién puede destituirlo? Si algo destaca en el caso de Luis Rubiales es que a lo largo de las últimas horas han cargado con dureza contra él Miquel Iceta, ministro del ramo, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz y el presidente del  Gobierno, Pedro Sánchez, quien, aunque sin usar de forma clara las palabras "renuncia" o "destitución" sí ha dicho que considera que las disculpas "no son suficientes" y el presidente de la RFEF "debe continuar dando pasos para aclarar lo que vimos todos a través de los medios de comunicación".

Incluso se ha lanzado una campaña en Change pidiendo su salida y que en muy poco tiempo ha logrado ya más de 5.700 firmas. La incógnita que queda botando sobre la mesa es por lo tanto si Rubiales sobrevivirá o no a la polémica.

Imagen de portada: Gtres

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