Un mero vistazo al listado histórico de premios Nobel revela algo evidente: hombres y mujeres, en sus distintos campos intelectuales o creativos, no gozan de la misma representación ni del mismo prestigio. Y pese al amplio número de brillantes escritoras o premiadas, la situación no es particularmente mejor en el campo de la literatura.
El último e injusto ejemplo de ello es una faja sobre un libro de Elena Garro, escritora mexicana vital para entender el siglo XX latinoamericano, que está girando por las cuatro esquinas de Twitter. En él, con motivo de su centenario, se describe a la autora en estos términos: "Mujer de Octavio paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de Garzía Márquez y admirada por Borges". Se define su relevancia como personaje a través de su relación con los hombres.
La peor faja de la historia de la literatura mexicana y universal. pic.twitter.com/Zkkz9yZ9Vl
— JuanPablo Villalobos (@VillalobosJPe) 1 de diciembre de 2016
Esta faja no es un caso aislado, sino uno más en un triste largo listado de tratamiento de mujeres (escritoras, científicas, deportistas) de un modo paternalista y desde el punto de vista masculino en los grandes medios o redes sociales. Hace varios meses, @Daurmith realizaba un ejercicio de narrativa-ficción en el que escribía la vida de los hombres científicos del mismo modo que se escribe el de sus colegas mujeres. El resultado:
"Devoto esposo y padre, Darwin compaginaba sus deberes en el hogar con el estudio de las colecciones que trajera de sus viajes."
— Daurmith (@Daurmith) 27 de enero de 2016
Recogiendo su testigo, lo mismo se puede hacer con los autores masculinos citados en la faja de Elena Garra: