Mientras Europa reduce su jornada escolar, España está haciendo lo contrario: cada vez más horas lectivas

  • Hasta un 20% más de horas anuales que la media de la UE

  • Los expertos creen que la distribución horaria también afecta al fracaso escolar

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"Horarios maratonianos", así definen muchos profesores las largas jornadas que afrontan los estudiantes de secundaria en nuestro país. No sólo damos más horas de clase, sino que los horarios no favorecen en mucho al aprendizaje de los alumnos. Sin ir más lejos, Europa nos ha vuelto a llamar la atención sobre este tema. Por enésima vez.

El estudio. Un nuevo informe educativo de la OCDE publicado ayer recalca la carga lectiva a la que están sujetos los alumnos españoles. Una que ni siquiera se está reduciendo, sino que sigue aumentando a cada nueva reforma educativa. Después de la última, los jóvenes españoles tienen aún más horas de clase y ya superan por mucho la media de los países europeos, que a diferencia de nosotros, buscan cada año reducirlas.

Concretamente, los estudiantes de Secundaria españoles tienen 1.057 horas anuales de clase en cada uno de los cuatro cursos de la ESO, según el informe de la OCDE. Eso sitúa a España a la cabeza de Europa: un 20% más que el resto del continente (876 horas anuales de media en la UE). Eso se traduce en 180 horas extra cada año, casi una más cada día.

Un sistema mal diseñado. "Somos más bien una anomalía en Europa", explicaba Marta Ferrero, vicedecana de investigación y transferencia en la Facultad de Formación de Profesorado, en este artículo de eldiario.es. "Los estudiantes comienzan muchos días, quizá no todos, a las 8 de la mañana y terminan a las 14.00 o 15.00, con breves descansos. Esto hace que tengan unas jornadas escolares muy largas, en las que se junta el cansancio que se pueda acumular con el hecho de que por las mañanas estos estudiantes no están en las mejores condiciones para aprender, están un poco adormecidos", apunta.

Algunas investigaciones sugieren además que la curva de atención de los jóvenes tiene dos picos, uno hacia media mañana, que luego cae, y otro sobre las cuatro de la tarde. Por lo que tal y como está diseñado el sistema español, nos deja en una gran desventaja.

Consecuencias. Todo esto da como resultado que los estudiantes tengan una mayor carga mental. Y, sin que el informe lo correlacione directamente, que el abandono escolar sea muy alto. En España, el 26,5% de jóvenes entre 25 a 34 años tienen como máximo 3º de la ESO. Una cifra mucho más alta que la UE (12%). Y también tenemos un porcentaje muy alto de jóvenes de 18 a 24 años que ni estudia ni trabaja: el 17,2%. En la UE, la media es del 13,7%. Más estudio, sí, pero menos éxito académico.

Los problemas de la jornada intensiva. Además de las horas lectivas, la situación en España empeora por otros factores: las vacaciones escolares (más largas en los meses de calor, al contrario que el resto de países que las reparte a lo largo del año para que haya descansos). Y una jornada intensiva concentrada en horario de mañana. En la Secundaria los días lectivos que acaban a la hora de comer son el estándar desde hace décadas en España. Y algunos investigadores creen que esa distribución horaria en los institutos afecta al fracaso escolar.

Una investigación de EsadeECPol señala que "algunos estudios correlacionales apuntan a que la jornada completa (o partida) está asociada a mejores resultados”. Y cómo el tiempo en la escuela supone un impacto positivo en los alumnos en términos académicos y socioemocionales. También que “la jornada completa (o partida), con un almuerzo temprano y una pausa después, se adapta mejor a los biorritmos de los alumnos y mejora su salud".

La OCDE nos insta a cambiar. Como decíamos antes, la institución lleva años pidiendo a España que abandone su horario intensivo y adopte una jornada partida, con los colegios abiertos más tiempo por las tardes, para reducir el abandono escolar. Advierte que "en España muchos centros funcionan con un horario centrado en las mañanas" y que cerca del 47% de los hogares paga clases extraescolares para sus hijos".

Y nos insta a seguir el ejemplo de países como Dinamarca y Portugal, que han cambiado a sistemas más flexibles de jornada completa, con un aumento de la prestación de comedores escolares y actividades extraescolares.

Imagen: Universidad de Sevilla 

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