"Haz el amor, no el porno" es el grito de guerra de Cindy Gallop, publicista y empresaria de 55 años. Que un buen día de 2009 se subió al escenario de una charla TED para hablar del impacto que la pornografía tiene en nuestra vida sexual y decidió cambiar las cosas a su manera. Desde entonces, Gallop ha publicado un libro y emprendido dos proyectos bajo el lema Make Love, Not Porn.
El primero es una página informativa para contar a todo el mundo la diferencia entre los mitos que crea la pornografía y el sexo real, que nació como negocio como lugar "donde empezar un diálogo". El segundo, una página de vídeos sexuales donde personas normales tienen #sexodelmundoreal, alejados de lo que entendemos por pornografía. ¿Qué llevó a esta mujer de éxito -que no está en contra del porno- a intentar cambiar la cultura pornográfica?
El cambio en primera persona
Gallop se dio cuenta años antes de esa charla TED de que la pornografía se había convertido en prácticamente la única fuente de información y enseñanza para una generación de jóvenes. Y no se dio cuenta mediante estudios o datos, sino cuando se abrió un perfil en una página de citas online para conseguir el contrato publicitario para su empresa.
...Nadie en mi trabajo tenía experiencia en citas online, y todos nos creamos falsos perfiles para investigar [para un proyecto publicitario]. Yo era la única soltera, así que pensé que, ya que tenía que hacerlo igual por trabajo, ¿por qué no hacerlo de verdad y ver de qué iba todo esto? Fui completamente honesta en todo el perfil, mi edad incluida. Para mi sorpresa, recibí una avalancha de respuestas, algo estupendo para el ego. Pero para mayor sorpresa todavía, el 75% de esas respuestas era de hombres más jóvenes que yo -yo tenía 40 años entonces, ahora tengo 55-. (...) Los hombres con los que me cito se mueven entre la veintena y los treinta y pocos. Obviamente, cuando me cito con hombres más jóvenes, también tengo sexo con hombre más jóvenes: algo muy disfrutable. Sin embargo, empecé a notar gradualmente que el sexo con hombres más jóvenes incluía a menudo un número de dinámicas (o memes sexuales, si lo prefieres) interesantes, y que me sonaban de algo. Esos movimientos, esas expresiones faciales, ese modus operandi en particular... me resultaban familiares. ¿Y no había escuchado antes las expresiones verbales que acompañaban todo? Al final, me di cuenta de que lo que me estaba encontrando, muy directa y muy personalmente, eran las ramificaciones reales de la repulsiva ubicuidad del porno duro en nuestra cultura
Desde que dio la charla y puso en marcha makelovenotporn.com, Gallop ha recibido miles de correos "cada día durante los últimos siete años". Correos "de chicos de 15 años y de mujeres de 50 años". Gracias a esas conversaciones y comentarios pudo comprobar que las intenciones de Make Love, Not Porn iban por el camino indicado. Ésas interacciones "son las que me demuestan cuánta infelicidad y miseria causan el bochorno y la vergüenza que hemos construido en torno al sexo".
Gallop relacionó estas ideas con uno de sus lemas personales: la creencia de que nos autolimitamos por el miedo a lo que piensen los demás. Si un alto porcentaje de la gente, hombres y mujeres por igual, crecen "pensando que lo que ofrece el porno duro es lo mismo que el sexo real", el problema es evidente.
Y esa actitud de la publicista no sólo se refleja en el mundo del porno. Gallop, que durante años fue ejecutiva internacional de una gran agencia antes de lanzarse a la consultoría, también tiene en marcha un programa contra el techo de cristal en su sector. La actitud de la consultora parte de una convicción personal.
#Elsexodelmundoreal
Aparte de más charlas, el movimiento más extraño y atrevido de Gallop ha sido la otra página de Make Love, Not Porn, todavía en fase beta y accesible directamente desde la original. Es un sitio donde gente normal sube vídeos dándole al asunto. La diferencia es que se pretende mostrar sexo filmado alejado de las convenciones de la pornografía. O, en palabras de Sarah Beall, la responsable de aprobar los vídeos para la web, se trata de cumplir cinco C pensadas por Gallop y ella: Consensual, Creativo, sin Clichés, Contextualizado y con Condones. Beall afirma que, para Gallop, esto es menos un negocio que "un gran experimento social".
"Nuestra competencia no es el porno", afirma Gallop, "son Facebook y Youtube. O lo serían si Facebook y Youtube no prohibieran completamente expresar algo con el sexo". De momento, su página tiene 400.000 miembros, aunque los que alquilan vídeos son minoría. La inglesa pretende desafiar las convenciones establecidas, tanto en Internet ("si quiero combatir la imagen del porno como única educación sexual tengo que hacer algo que sea tan prominente como el porno online") como en el aspecto social.
Una de sus últimas conversaciones online pone el dedo en la llaga sobre cómo nos formamos sexualmente: La Charla, ese momento en el que los padres tienen que explicar a sus hijos lo del sexo. ¿Por qué sólo es una? ¿Por qué no se convierte en un diálogo continuado?
Fotos: Eva Blue