La Barcelona que hoy conocemos, además de ser una ciudad maravillosa repleta de monumentos, vida cultural y espacios verdes, es un centro urbano radicalmente distinto al del pasado. Aunque seamos incapaz de apreciarlo durante nuestro día a día, las ciudades modernas son el resultado de miles de año de planificación urbanística y de remodelación de calles y edificios públicos. Sus cicatrices no siempre son visibles, de modo que, para conocer cómo fueron las urbes en el pasado y cuánto han cambiado es necesario acudir a los libros de historia. Y qué mejor que un libro de historia repleto de mapas.
Es la conclusión a la que han debido llegar en el Museu D'Història de Barcelona. En colaboración con el estudio 300.000 Km/s, han realizado este estupendo trabajo interactivo alrededor de la evolución urbana de Barcelona. 26 mapas que, ordenados cronológicamente, ilustran las idas y venidas de Barcelona, una de las ciudades más relevantes del Mediterráneo. El paseo se remonta a los inicios de la llanura de Barcelona como un espacio de poblados íberos, y a la fundación de Barcino, el núcleo romano, como origen remoto de la capital catalana que conocemos hoy. Todo ello ilustrado y con mucha información.
Los cambios y los contextos históricos, tan diversos, son los que explican hoy el resultado de Barcelona. En CityLab han hecho un gif para entender de un vistazo muy rápido la transformación de la ciudad:
Los orígenes remotos de Barcelona ilustran su llanura costera, el primer asentamiento urbano facilitado por el Imperio Romano a las tropas y generales victoriosas en las Guerras Cántabras y el inicio de la red de villas romanas que facilitarían el esplendor económico de Barcelona. Para entonces, la ciudad era diminuta (comparada con hoy) y constreñida a sus muros. Se puede comparar el mapa actual sobre el antiguo:
La caída del Imperio Romano y la posición estratégica de Barcelona, sumado a la transición hacia la Edad Media, transformarían radicalmente la antigua ciudad romana. Los visigodos y el cristianismo favorecerían la caída del foro y el surgimiento de nuevos templos religiosos. Durante toda la Edad Media, Barcelona se convertiría en la ciudad dominante dentro de los condados catalanes. En la más grande y próspera. Por aquel entonces, sin embargo, el crecimiento de la ciudad extramuros era irregular y alborotado.
Más allá del esplendor medieval, Barelona continúa creciendo hasta el siglo XIX limitada parcialmente por sus muros. Es entonces cuando el progreso industrial y el progresivo crecimiento poblacional obliga a implantar el célebre plan de ensanche de Idelfonso Cerdá, un ejemplo de urbanismo exquisito. La racionalidad de sus calles y de su plano contrastará con el bello caos romántico del casco antiguo, pero permitirá a Barcelona articularse como la ciudad moderna y de futuro que es hoy.
Durante los años del franquismo la ciudad atravesará diversas crisis urbanísticas. Los grandes lotes de inmigración que llegarán del sur de España, atraídos por el crecimiento económico de la ciudad durante los años del desarrollismo y espoleados por la pobreza en otras partes del país, provocarán que Barcelona se convierta en un caos urbano más allá del ensanche. Las barriadas y las edificaciones precarias habrán de ser ordenadas sucesivamente en planes urbanos que sostendrán el armazón urbanístico de la ciudad.
A día de hoy, Barcelona luce así:
Una transformación radical. Hoy Barcelona afronta nuevos retos urbanísticos, aunque su crecimiento queda limitado por su propia situación geográfica. El proyecto del Museu D'Història de Barcelona es una excelente herramienta para visualizar los enormes cambios a los que una ciudad se ve sometida a lo largo de su historia. Lejos de ser reliquias del pasado a preservar, las urbes viven permanentes procesos transformadores para adaptarse a sus respectivos tiempos. Junto a los mapas, el proyecto incluye edificios singulares de cada época, mapas y ejemplos cartográficos a partir del XIX y diversas herramientas.
Una delicia.