Lo explica Bloomberg: las últimas cuentas del fondo de pensiones más grande del mundo, el Fondo de Inversión de Pensiones del Gobierno de Japón, registró en su último trimestre una pérdida récord en toda su historia: un 9.1% de todo su volumen, o 14.8 billones de yenes menos, o 119.000 millones de euros menos en 90 días. En una década, sólo otro trimestre, en 2015, tuvo caídas pronunciadas, y si ahora la caída es de 18 puntos del índice Topix, entonces fue de 8. Es una cosa inaudita.
La guerra comercial y el Brexit: los analistas culpan a la actual situación geopolítica de los resultados. A día de hoy más de la mitad de los activos en la compañía están invertidos en renta variable, tanto nacional como extranjera, que ha sido la responsable de esta caída. Son activos más arriesgados para el dinero de sus contribuyentes que dependen de las habilidades de sus gestores, pero son mejores a día de hoy que fondos como bonos del Estado, con una rentabilidad muchísimo más baja.
Los responsables llaman a la calma: los fondos de pensiones manejan enormes cantidades de dinero y para ellos son más importantes los resultados a largo que a corto plazo. Desde 2001, el fondo japonés aumentó en 56.000 millones de yenes, lo que es un crecimiento anual del 2.7%.
Pero no deja de ser una señal preocupante. Reducido reducidísimo, el problema de muchos de los principales fondos de pensiones mundiales, tanto públicos como privados, es que sus activos no crecen tan rápido como sus pasivos. Uno podría pensar que un crecimiento del 2.7% es suficiente, pero no lo es.
En Estados Unidos, por ejemplo, sería necesaria una tasa de interés de crecimiento del 16% de estas empresas, pero sólo están creciendo a un ritmo del 1.5%. Ahora mismo los fondos de pensiones privadas de EE.UU. sólo tienen el 82% de los fondos necesarios para cumplir con sus obligaciones contractuales, es decir, un déficit de 3 billones de dólares (trillones en inglés) y se cree que 1 de cada 4 empresas podría quebrar.
Ocurre lo mismo en otros tantos países y aún más gravemente en los sistemas de pensiones públicos que los privados. La media de la rentabilidad anual de los 20 principales fondos de pensiones de todo el mundo crecieron a un ritmo del 4.35% cuando la mayoría de los fondos de pensiones prometen un rendimiento anual mínimo de aproximadamente el 8% anual, siendo el más común un rendimiento del 10%. El dinero no está creciendo lo suficiente.
La industria de las pensiones ya está en una profunda crisis financiera y podría ser el detonante de otra crisis financiera y económica mundial. Si los grandes bancos nos llevaron a la crisis financiera de 2008 por su desregulación luego corregida, para algunos analistas el problema es que los planes de pensiones están poco vigilados. Para otros, el obstáculo principal es que la rentabilidad, a nivel global, no es suficiente en este momento.