Hasta hace no demasiado tiempo, la idea del rayo tractor sónico eran cosa de ciencia ficción. Los reconoceréis porque son esos sistemas capaces de parar una nave en mitad del espacio o, quién sabe, los mecanismos que usan los ovnis para abducirnos en mitad de la noche. Unas pinzas de precisión basadas, básicamente, en un altavoz. Lo que decía: ciencia ficción.
Pero Asier Marzo, un ingeniero navarro que trabaja en la Universidad de Bristol, lleva mucho tiempo empeñado en que dejen de serlo. Si hace un par de años creó el primer rayo tractor sónico operativo del mundo, ahora acaba de dar un paso clave que abre la puerta a una revolución tecnológica: ha aprendido a trabajar con objetos de un tamaño superior a lo que creíamos posible.
Cuestión de tamaño
Como explicaba el mismo Marzo, “los investigadores se han sentido frustrados por el límite de tamaño durante años". Y es que, en principio, se pensaba que este tipo de tecnología solo podría funcionar con objetos pequeños. Todos los intentos anteriores habían encontrado imposible atrapar de forma estable objetos mayores.
"Por eso", continúa Marzo, "es satisfactorio encontrar una manera de superar [el problema del tamaño]. Creo que se abre la puerta a muchas nuevas aplicaciones”. Asier Marzo estudió Ingeniería Informática en la Universidad Pública de Navarra y, hace unos años, mientras finalizaba el doctorado en la universidad navarra, comenzó a trabajar con las Universidades de Bristol y Sussex en un proyecto que se publicó nada menos que en Nature Communications. Ahora dirige un proyecto de investigación del EPSRC británico denominado "Levitating atoms"
El nuevo diseño, publicado en Physical Review Letters, utiliza vórtices acústicos estructurados alrededor de una zona silenciosa. Donde antes sólo se podían atrapar cosas pequeñas, los investigadores han conseguido mover con una precisión sorprendente pelotas de hasta dos centímetros.
Se espera que con este nuevo enfoque podamos manipular cápsulas con fármacos o instrumentos microquirúrgicos dentro del cuerpo. Otro de los investigadores, Mihai Caleap, explicaba que “en el futuro, con más potencia acústica será posible sostener objetos aún más grandes. Y esto es algo que solo pensábamos posibles con ondas que fueran peligrosas para el ser humano”. Ya no es así. Y, a medio-largo plazo, es muy posible que podamos abordar la levitación humana.
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