Hay un lago en Irak que sigue el camino contrario al mar de Aral: está volviendo a aparecer

La NASA ha publicado dos fotos que muestran la evolución del lago a lo largo de los últimos 20 años

Corte Najaf Edit
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Las riberas del Tigris y del Eufrates son consideradas una de las cunas de la civilización. No es por casualidad, estos ríos, y otros desde China hasta Egipto crearon las condiciones necesarias para la aparición de las primeras civilizaciones en Eurasia y África. Ahora, esta singular cuenca ha sido ahora testigo de un renacimiento, no social sino ecológico: el del mar de Náyaf.

El mar que regresó. La NASA ha publicado recientemente dos fotografías que muestran el resurgir del Bahr Al-Najaf, o mar de Náyaf,  un cuerpo de agua situado en las inmediaciones del río Éufrates a su paso por la ciudad de Náyaf (Irak).

La primera imagen, tomada unas semanas después de la invasión estadounidense de Irak, muestra este lago cuando había sido prácticamente borrado del mapa; mientras que en la segunda puede apreciarse el mar en agosto de este mismo año.

En esta segunda imagen el área cubierta por el lago es notablemente mayor, y en ella puede apreciarse cómo la actividad económica ha regresado al entorno en forma de grandes balsas de agua dedicadas a la acuicultura. En la segunda imagen puede apreciarse también el crecimiento de la ciudad de Náyaf.

¿Cómo ha pasado? La desecación del mar de Náyaf sucedió como consecuencia de sequías y de la explotación de los recursos hídricos por parte de los habitantes de la región. Tanto es así que el mar se se había convertido hacia comienzos del siglo XXI en unos pocos parches irregulares de agua a lo largo del río Wadi al Milh, uno de los afluentes del Éufrates.

Lo que casi desapareció por una combinación de circunstancias naturales y humanas ha retornado también por una conjunción de factores. Entre los factores socioeconómicos vinculados a esta reaparición está la acuicultura, que ha tomado presencia en el lago, y cuya impronta puede apreciarse en las imágenes satelitales en la zona alta del mar, al noroeste en la imagen.

A orillas del cementerio. Esta segunda imagen puede apreciarse también como las aguas del mar de Náyaf alcanzan la ciudad iraquí. Además de las balsas dedicadas a la acuicultura también podemos ver las dos carreteras que surcan el mar y unen las dos márgenes del río Wadi al Milh.

Las aguas no solo alcanzan la ciudad de Náyaf, también su cementerio. Éste es el cementerio más grande del mundo según Guiness, con 9,17 kilómetros cuadrados de extensión, destino final de los cuerpos de millones de personas. Es también donde está enterrado Alí Abu Talib, figura clave para el islam en el siglo VII.

Ojos en el cielo. Las imágenes publicadas por el Earth Observatory de la NASA fueron captadas, respectivamente por los satélites Landsat 7 y Landsat 8.

La más antigua fue tomada a través del instrumento Enhanced Thematic Mapper Plus (ETM+), capaz de tomar imágenes con una resolución de 15 metros, cada una de las cuales comprendía 3,8 Gb de datos.

La segunda de las imágenes fue tomada con el instrumento Operational Land Imager, OLI del Landsat 8. OLI también cuenta con una resolución de hasta 15 metros y observa la Tierra en distintas bandas del espectro: visible, infrarrojo cercano e infrarrojo de onda corta.

Todo un contraste. Puede resultar sorprendente que los lagos de zonas tan desérticas como Irak renazcan en una época en la que el sur de Europa, y en particular España se enfrenta a la sequía y a un fenómeno a más largo plazo: la aridificación.

Esta primavera, por ejemplo, las imágenes captadas por otro satélite, Sentinel, invitaban al pesimismo que ha ido materializándose en una pertinaz sequía que aún no hemos superado pese a la llegada del otoño.

¿Una nueva esperanza? Quizás la recuperación de este mar pueda al menos dar una nota de esperanza al resto del mundo. A lo largo del último medio siglo hemos visto cómo el mar de Aral ha desaparecido de los mapas. Quizás sea el caso más llamativo pero otros entornos como el mar Muerto también sufren de una pérdida paulatina de sus aguas como consecuencia de la intervención humana y del cambio en el clima.

El España también estamos siendo testigos de los efectos de la aridificación sobre los embalses a lo largo y ancho del territorio. La situación a día de hoy sigue siendo grave, pero Náyaf nos muestra que incluso en lugares más áridos el agua puede recuperarse si se dan las circunstancias adecuadas. Siendo posiblemente la intervención humana la principal de estas circunstancias.

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Imagen | NASA Earth Observatory, Wanmei Liang

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