Los beneficios del entrenamiento con chaleco de electroestimulación, ¿respaldados por la ciencia o solo marketing?

Los beneficios del entrenamiento con chaleco de electroestimulación, ¿respaldados por la ciencia o solo marketing?

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Los beneficios del entrenamiento con chaleco de electroestimulación, ¿respaldados por la ciencia o solo marketing?

Seguramente habréis oído hablar en los últimos meses del entrenamiento con electroestimulación, una de las últimas novedades en fitness que ha llegado a nuestro país. Por todas las ciudades crecen como setas los locales donde la estrella (y en ocasiones el único tipo de entrenamiento) es el de electroestimulación muscular, y que prometen pérdidas de peso y tonificación muscular con apenas 45 minutos de ejercicio a la semana. Suena bien, ¿eh?.

Quizás para algunos unir conceptos como "corriente eléctrica" y "músculos" no suena del todo bien. Pero en realidad es algo que se lleva haciendo ya mucho tiempo, aunque en otro formato. Os contamos todo lo que necesitáis saber sobre el entrenamiento con electroestimulación: cómo funciona, qué nos dice la ciencia, cómo se aplica y algún testimonio de personas que lo están probando.

¿Qué es y de dónde ha salido la electroestimulación muscular?

Electroestimulacion

Como decíamos, la electroestimulación muscular no es un concepto nuevo, sino que se lleva utilizando mucho tiempo tanto en el campo del entrenamiento como en el de la fisioterapia, donde está su origen. Lo que pasa es que antes se aplicaba de forma local, solo sobre un músculo o un grupo muscular a la vez, mientras que ahora lo aplicamos al mismo tiempo en distintas partes del cuerpo.

Así, la electroestimulación muscular consiste en el uso de un dispositivo electrónico que genera impulsos eléctricos que se aplican sobre nuestros músculos para que se contraigan de forma involuntaria. ¿Tenéis en mente las "máquinas de abdominales" que venden en la teletienda en las mañanas de verano donde vemos al señor que se pone un aparato en el abdomen mientras está tumbado en el sofá? Evidentemente, los dispositivos que se utilizan en entrenamiento o fisioterapia no son los mismo, pero el concepto es ese: contracción muscular involuntaria (sin esfuerzo por parte de la persona que recibe el impulso eléctrico).

¿Cómo funciona la electroestimulación?

Para entender cómo funciona la electroestimulación primero tenemos que conocer, al menos a grandes rasgos, cómo funciona nuestro cuerpo. Cuando nosotros queremos realizar un movimiento, pongamos flexionar el codo por ejemplo, nuestro cerebro envía una señal a través del sistema nervioso a nuestros músculos para que estos se contraigan y así realizar el movimiento deseado. La orden parte siempre del cerebro y llega inmediatamente a las fibras que deben activarse.

La electroestimulación envía un impulso eléctrico directamente hacia el punto motor del músculo: no es necesario que el cerebro dé la orden

La señal que envía el cerebro no es otra cosa que un impulso eléctrico que viaja por nuestro sistema nervioso. Pues bien, lo que estamos haciendo con la electroestimulación es saltarnos esa primera parte en la que el cerebro da la orden (por eso es una contracción involuntaria) para pasar directamente a la contracción de las fibras. Solamente tenemos que colocar los electrodos de entrada y salida sobre el punto motor del músculo que queremos trabajar (este es un punto muy concreto que no se encuentra en el mismo lugar en todas las personas: algunos dispositivos de electroestimulación local tienen como complemento una especie de "lápiz" que nos indica dónde se encuentra el nervio motor de un músculo exactamente) y las fibras responderán con una contracción al recibir el impulso eléctrico del dispositivo.

La electroestimulación local en fisioterapia y entrenamiento

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Es bastante posible que si habéis tenido que acudir al fisioterapeuta o a rehabilitación alguna vez, os hayan "pegado unas descargas" sobre algún grupo muscular. El uso de la electroestimulación local en estas disciplinas es muy común, ya que puede servir, por ejemplo, para evitar la atrofia muscular en un músculo que ha tenido que estar en reposo durante mucho tiempo (como cuando nos escayolan una pierna). A través de la electroestimulación, el músculo se mantiene activo sin que nosotros tengamos que movernos o cuando no nos sea posible hacerlo.

También tiene un uso en el deporte para maximizar los efectos del entrenamiento: el uso conjunto de la electroestimulación local aplicada por profesionales junto con un movimiento voluntario realizado por el deportista puede multiplicar los beneficios de la sesión de entrenamiento, acercándonos al objetivo que deseamos conseguir.

Otros usos que se le puede dar a la electroestimulación local tanto en fisioterapia como en el deporte es como medio de relajación y recuperación. La mayoría de los dispositivos de electroestimulación disponen de diferentes programas (además de poderse regular la intensidad y frecuencia de los impulsos eléctricos generados), entre ellos algunos de relajación, que mejoran la recuperación muscular.

Lo que vemos en los gimnasios: la electroestimulación global

Electroestimulacion

Pero lo que vemos en los gimnasios o en los centros de entrenamiento no son solo un par de electrodos, sino un chaleco o traje completo con unos cables que se utiliza mientras la persona hace ejercicio, ¿verdad? Era el paso lógico a seguir: de la electroestimulación local hemos pasado a la electroestimulación global en la que además los impulsos eléctricos generados por el dispositivo electrónico se unen al entrenamiento voluntario del deportista.

¿Qué conseguimos con esto? Básicamente lo que se consigue es aumentar la intensidad del entrenamiento, ya que estamos consiguiendo llegar a un número mayor de fibras musculares con el mismo trabajo. Ojo con esto, porque aunque nosotros no demos las órdenes para que el músculo se contraiga, las fibras sí que se activan, por lo que la fatiga también aparece antes.

El chaleco de electroestimulación

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Los trajes de electroestimulación global suelen estar formados por un chaleco con electrodos en los pectorales, el abdomen, la zona lumbar y los dorsales, y otros electrodos separados que se colocan en los glúteos, los cuádriceps (o femorales, dependiendo de la empresa que fabrique) y los bíceps. El deportista que va a trabajar con el chaleco necesita ponerse unas mallas y camiseta de tejido de algodón o que al menos empape bien, ya que los electrodos se humedecen para favorecer el paso de la corriente a nuestros músculos. El chaleco y los accesorios se ajustan a tope mediante velcros y correas para asegurar bien su posición y evitar que se muevan durante la sesión de entrenamiento.

Los electrodos, en teoría, se colocan sobre los puntos motores de los músculos, pero digo "en teoría" porque, a pesar de que hay unos lugares establecido en los que se encuentran, puede haber variaciones de centímetros entre las distintas personas. Así que no estamos seguros si los estamos colocando exactamente donde deberían estar.

El chaleco se conecta con cables que limitan un poco la movilidad, pero ya han salido al mercado chalecos wireless

En la mayoría de fabricantes el chaleco va unido por unos cables (esto limita un poco la movilidad) a una consola desde la que se controla la intensidad de los impulsos eléctricos que llegan hasta el deportista en cada uno de los electrodos por separado. En la consola podemos seleccionar el tipo de entrenamiento que vamos a realizar: generalmente es un entrenamiento por intervalos con unos segundos de trabajo en los que se recibe el impulso eléctrico y unos segundos de descanso; en total el entrenamiento no supera los 20 minutos de duración.

Algunos fabricantes han empezado a comercializar ya el chaleco wireless, es decir, sin cables, mucho más cómodo ya que nos permite movernos sin ataduras por el espacio. El siguiente paso a dar sería el de crear un traje completo (un mono o biotraje) sin cables en el que los electrodos estuvieran repartidos por todo el cuerpo. Un prototipo así lo presentaron en la última feria del fitness de Colonia (FIBO), podéis verlo en este enlace.

Las promesas de la electroestimulación y lo que nos dice la ciencia sobre ellas

Electroestimulacion

El uso de electroestimulación global junto con entrenamiento activo es relativamente nueva, por lo que no existe mucha bibliografía científica al respecto. No es así en el caso de la electroestimulación local, donde la bibliografía científica es abundante ya que lleva más tiempo en uso entre nosotros.Además del número de estudios conviene repasar también sobre qué tipo de personas han sido realizados (paccientes de alguna enfermedad, grupos de población muy concretos como mujeres post-menopáusicas) y comprobar que en los estudios no exista un conflicto de intereses.

La eliminación de grasa localizada no es posible a través del ejercicio

Uno de los reclamos de los centros que utilizan el chaleco electroestimulador es el de la pérdida de grasa localizada y el del aumento del metabolismo, que nos haría quemar más calorías en reposo. Sabemos que la eliminación de grasa localizada no es posible con procedimientos no invasivos, y este estudio de Kemmler de 2008 nos dice que la tasa metabólica basal se mantuvo en el mismo nivel en aquellas personas que utilizaban la electroestimulación, y que hubo una diferencia insignificante entre estas y las personas que utilizaban el entrenamiento convencional. Este estudio de 2013 realizado sobre mujeres no deportistas de más de 75 años sí mostró mejoras en el índice de grasa abdominal y en la cantidad de masa grasa tras un año de entrenamiento.

Otro de los claims publicitarios utilizados por la electroestimulación es que es una práctica libre de lesiones, ya que se trabaja sin cargas externas (solo con nuestro peso corporal). Por un lado, esto no es exclusivo para la electroestimulación, ya que el trabajo de calistenia se realiza también sin cargas. En cualquier caso, lo que nos dicen los estudios es que el trabajo con cargas es el que mejora la densidad ósea y la densidad muscular, además de trabajar tendones y ligamentos, mientras que el impulso eléctrico de la electroestimulación va directamente al músculo.

Después de una sola sesión de electroestimulación puede aparecer rabdiomiólisis: descomposición del tejido muscular y paso de sus componentes a la sangre

Pero además han comenzado a aparecer ya algunos casos documentados de rabdomiólisis entre personas que han utilizado este método de entrenamiento. La rabdomiólisis es un proceso que se desencadena en el cuerpo tras entrenamientos de muy alta intensidad (no tiene por qué ser solo el entrenamiento con electroestimulación) a través del cual el tejido muscular se descompone y los componentes de las fibras pasan a la sangre, pudiendo ocasionar daño renal. Los últimos casos en saltar a la palestra han sido el de una mujer en Villaverde del Río, Sevilla, que ha tenido que pasar seis días hospitalazada tras una sola sesión de electroestimulación global, y el de otro hombre también en Sevilla, que ha pasado una semana en clínica tras una sesión de prueba de diez minutos. Aquí es muy necesario contar siempre con profesionales de la actividad física que regulen la intensidad del entrenamiento y que nos aseguren una buena praxis, y valorar las ventajas y los inconvenientes que nos puede proporcionar el entrenamiento con electroestimulación global para ver si realmente nos conviene.

Un punto más: la mejora de la fuerza con el uso de la electroestimulación global, ¿qué nos dice la ciencia sobre ello? Según el estudio de Kemmler que hemos citado antes sí que se mejoró la fuerza muscular con el uso de la electroestimulación global. Esta revisión de Filipovic de 2011 nos dice que en sujetos entrenados, el uso de la electroestimulación global mejoró las capacidades de fuerza máxima, fuerza-velocidad y potencia.

¿A quién va dirigida la electroestimulación global?

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Ahora bien, debemos pensar a quién va dirigido este tipo de entrenamiento que combina el entrenamiento activo con el uso de la electroestimulación global. Si eres una persona entrenada o una mujer post-menopáusica de más de 75 años ya hemos visto que, según los estudios de los que disponemos, es muy probable que tengas buenos resultados. ¿Qué pasa con el resto de la población?

El Clinical Journal of Sport Medicine ya ha dicho que se desaconseja el uso de la electroestimulación global como única fuente de entrenamiento: su uso como complemento en personas sanas y entrenadas es el que puede dar resultados. Además, su uso debe estar supervisado por profesionales del deporte y siempre regulado dentro de una programación de entrenamiento adecuada al deportista.

Aparte de esto, existen algunas contraindicaciones para el uso de la electrostimulación global: no puede utilizarlo mujeres embarazadas, personas portadoras de marcapasos, personas que sufren tromboflebitis activas y trombosis, personas con epilepsia, hipersensibles o con procesos tumorales ni personas con problemas circulatorios.

Una experiencia real con electroestimulación

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Por último, os dejamos una experiencia real de una persona que ahora mismo se encuentra entrenando con electroestimulación. María no suele practicar ejercicio, pero se animó a probar la electroestimulación porque dos de sus amigas llevaban haciéndolo un tiempo y se encuentran en buena forma física. Actualmente no lo combina con otros tipos de entrenamiento, pero sí que controla bien su alimentación.

"Llevo un mes y medio, trece sesiones, y lo noto mucho. Siento más firmeza y he bajado casi una talla. He bajado 2,5 kilos de grasa, al principio. Luego he subido 300 gramos, pero de músculo. De momento voy a mantener este entrenamiento una vez a la semana porque estoy contenta, y mi idea es combinarlo a partir de septiembre con Pilates suelo".

Le pedimos a María que nos describa las sensaciones antes, durante y después del entrenamiento con electroestimulación global: "Es la primera vez en mucho tiempo que me siento bien después de hacer deporte. Durante la sesión se hace un entrenamiento bastante duro, con algunos segundos de alta intensidad. A mí me gusta mucho la sensación de la descarga, aunque hay quien la odia. He notado incluso mejoría en una contractura que tengo en el cuello. Me cuestan mucho, obviamente, los momentos de alta intensidad: mataría a mi entrenador en algún momento. Pero cuando acaba me siento fenomenal. Después hay mucha gente que se queja de agujetas, pero yo nada: cero agujetas. Lo que sucede es que si alguna semana paso más de 7 días, me cuesta muchísimo más el entrenamiento."

Imágenes | iStock

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