Es casi seguro que sin la fiebre de la financiación colectiva y sus plataformas, no veríamos productos como la SmartWallet. Acostumbrados a ver últimamente a carteras que buscan el minimalismo extremo, por fin vemos una que cuida ser útil para un smartphone y viceversa.
La Smartwallet puede parecer una cartera tradicional por fuera, pero en su interior esconde, además de dinero, un GPS y una batería interna de 1.000 mAh que la hacen muy especial. El primer elemento hace posible un seguimiento de la Smartwallet allá donde esté, siendo ideal para localizarla en caso de extravío. En el caso de la batería, nos servirá para recargar parte de la batería de nuestro smartphone cuando lo necesitemos.
Esa batería, que no es de excesiva capacidad, lleva los cables integrados, los cuales más o menos se pueden ocultar cuando no los estamos utilizando.
El sistema de localización, además de almacenar la posición de nuestra cartera, es capaz de mandarnos un aviso si nos salimos del área de cobertura, de unos 45 metros. Y la localización, si cartera y smartphone están emparejados, es válida también en el otro sentido: pulsando un botón de la cartera podemos hacer que el smartphone suene para localizarlo por ejemplo en la casa.
La Smartwallet busca financiación para alcanzar su meta de 10.000 dólares, pudiendo colaborar a partir de 75 dólares, que es lo que cuesta la edición limitada de esta cartera conectada y que permanece siempre a salvo.
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