Así funciona el fuera de juego semiautomático que veremos en el Mundial: la novedad tecnológica que cambiará el fútbol

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La FIFA ya ha hecho oficial la adopción de un nuevo sistema de detección de fueras de juego para goles marcados desde una posición dudosa. Si el VAR fue la gran novedad del Mundial de 2018 que acabó llegando a todo el fútbol profesional, cuatro años después llega el fuera de juego semiautomático, un naming singular para lo que no deja de ser una recreación en 3D de los goles hecha de forma automática e inmediata para determinar la posición del jugador.

Este sistema ha sido probado en la Copa de Arabia, así como en el Mundial de Clubes del invierno pasado que conquistó el Chelsea. Llegará al Mundial 2022, el de Catar, y es de esperar que las distintas federaciones y ligas nacionales acaben asumiéndolo.

Veintinueve puntos corporales

Para poder realizar esta animación de manera fidedigna y automatizada, habrá diez cámaras dedicadas exclusivamente a la geoposición de los delanteros y defensas implicados en las jugadas polémicas, además de apoyarse también en las cámaras habituales usadas para las retransmisiones.

Esas cámaras rastrearán 29 puntos corporales de cada jugador para seguir su movimiento y posición, recopilando cada uno de esos datos cincuenta veces por segundo y transmitiéndolos al ayudante del árbitro que opera desde la sala del VAR. En el Mundial de Clubes se usaron 18 puntos por jugador, pero para el Mundial de Catar se aumentarán en once más para disparar la precisión.

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Así ve el juego el sistema del fuera de juego semiautomático, etiquetando la posición de cada jugador ayudado por las cámaras específicas que determinan su geoposición, pasando la silueta de cada jugador a componerlas las líneas que unen los 29 puntos monitorizados. Imagen: FIFA.
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Resultado de la animación en 3D que recrea la posición y postura de cada jugador. Imagen: FIFA.

Los 29 puntos monitorizados sirven para concretar en la animación posterior dónde estaba cada parte del cuerpo de cada jugador, incluyendo las más sensibles a determinar un fuera de juego muy ajustado, como la punta del pie, el talón, una mano o una rodilla adelantada, en el momento preciso en el que el balón es golpeado por el rival que da el último pase. Este dato será recogido por un sensor ubicado en el interior del balón oficial del Mundial, el Al Rihla de Adidas, que en su caso no es el primer esférico con chip que se usa en un Mundial: en el de Rusia se estrenó esta característica.

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Balón Al Rihla hecho por Adidas para el Mundial 2022. Imagen: FIFA.

Esta animación "semiautomatizada" se empieza a crear en el momento en el que se toma la decisión de pitar un posible fuera de juego. Se genera la animación en pocos segundos y no solo la ven los miembros del equipo arbitral o el personal a pie de campo de cada club, sino que se emitirá en los videomarcadores de los estadios para que todos los asistentes y los espectadores de televisión puedan verla de forma casi inmediata. La promesa es que el tope estará en 25 segundos.

La idea tras este lanzamiento es tanto disminuir las tasas de error en los fueras de juego como hacer algo más fluidos los partidos, reduciendo los tiempos de parón necesarios para que el equipo arbitral revise la jugada frame a frame, como viene siendo habitual desde la introducción del VAR. En España, esta herramienta fue probada en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, hogar del Sevilla F.C.

Otras herramientas tecnológicas habituales en otros deportes pero no en el fútbol, como el ojo de halcón, siguen en fase de pruebas en entornos localizados esperando a ser instauradas para lograr un nuevo hito en la toma de decisiones difíciles durante el partido: los goles fantasma. Quizás para el Mundial 2026.

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