La electrificación se extiende a lo largo y ancho de calles y carreteras. Esta nueva era ha llegado bajo la premisa fundamental de elevar la eficiencia de los vehículos y, a la par, reducir las emisiones contaminantes. Sin embargo, no es el único cambio que opera en el escenario de la automoción. Los sentimientos que transmiten los nuevos vehículos mutan.
Y es que la integración de motorizaciones eléctricas ofrece resultados diversos en dssdfunción de su naturaleza. Es imposible y desacertado encajar bajo los mismos estándares a cada una de las nuevas especies colonizadoras.
Entre los modelos de combustión y los 100% eléctricos existe una gran variedad de personalidades. Es un fenómeno clásico que ocurría al contrastar modelos térmicos y que se ha intensificado una vez que se ha añadido a la ecuación la variable eléctrica a lo largo y ancho de los segmentos.
¿Qué se siente al conducir un híbrido enchufable?
Los híbridos enchufables constituyen una de las soluciones con más recorrido (no solo por la autonomía). Y eso que, en los últimos años, han tenido sus propios detractores, como en general ha ocurrido con cada innovación que incluía litio en lugar de hidrocarburos en exclusiva.
Se les acusaba de ser una solución a medias entre la combustión y la energía limpia. Precisamente, este es su principal valor. El hecho de que su batería de iones de litio pueda recargarse de forma independiente lo cambia todo.
Una de las características más conocidas es la posibilidad de conducir en modo 100% eléctrico como si se tratase de un modelo que monta este tipo de motorización. No obstante, esta es, más bien, una consecuencia y no el núcleo de la esencia de los propulsores híbridos enchufables (PHEV) como el Peugeot 308 Hybrid.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de conducción personalizada?
La gran conquista de los híbridos enchufables tiene que ver con lo que se denomina personalización de la conducción. ¿Qué quiere decir esto?
Para diseccionar de forma minuciosa el concepto, remontemos la mirada 25 años atrás, cuando los primeros híbridos convencionales (HEV) iniciaron su comercialización. Su éxito de consumos no tardó en empañarse por las críticas vertidas, sobre todo por los amantes de los centímetros cúbicos. Les acusaban de una conducción más aburrida, casi castrada.
La gran conquista de los híbridos enchufables tiene que ver con lo que se denomina personalización de la conducción. ¿Qué quiere decir esto?
A fecha de hoy, estos modelos han conseguido superar en parte el estereotipo. Sin embargo, la canalización de la energía a través de su mecánica presenta sus límites. El impulso que propicia la combinación de motores es gobernado por la electrónica y su transmisión automática.
Esto queda de relieve fuera de las calles de la ciudad, cuando necesitamos exigirles más. Fuera de su hábitat urbano resoplan y muestran una respuesta desacompasada.
Uno de los grandes éxitos de los híbridos enchufables es que han conseguido liberarse de este escollo que arrastraban los híbridos tradicionales. La tecnología que montan perfecciona la combinación entre el motor de combustión y el eléctrico.
En el caso del Peugeot 308 Hybrid, nos topamos con dos variantes. Las dos subespecies demuestran la flexibilidad de los híbridos enchufables para integrar diferentes musculaturas. Ambas cuentan con un motor eléctrico de 81 kW que se combina con la fuerza, bien de un motor de gasolina PureTech de 180 CV (132 kW) o de 150 CV (110 kW).
Estos dígitos se desparraman sobre el asfalto con una espontaneidad única en su especie. Elevan la potencia y la entrega del vehículo hasta nuevas cotas. Sin embargo, es el conductor el que decide cuándo y cómo emplear este potencial en función de cada momento y escenario. Veamos algunos ejemplos.
Conducción 100% eléctrica en modo real
La mencionada posibilidad de circular como si condujéramos un modelo 100% eléctrico es real. Esto significa que un híbrido enchufable como el Peugeot 308 Hybrid cuenta con las ventajas que se derivan de transitar solo a base de energía eléctrica: ahorro, cero emisiones o una arrancada instantánea que los lleva a alcanzar 100 km/h en 7,6 segundos.
Para ello, solo hay que pulsar un botón y seleccionar el modo Electric, entre los tres que ofrece. Lo que se comprueba con ello es que un modelo híbrido no vive con la atadura de una gestión electrónica de carga y descarga de la batería sin que el conductor pueda tener acceso.
Es cierto que los híbridos convencionales de las últimas generaciones han tratado de emular a los híbridos enchufables incorporando controles que fuerzan a sus bloques a circular en modo eléctrico. Aun así, esta función es insuficiente e incomparable con lo que logran las mecánicas PHEV.
Su potencial superior emana de una batería de iones de litio que se acerca más a la naturaleza de un 100% eléctrico. Valiéndonos del Peugeot 308 Hybrid, su pack de iones de litio cuenta con una capacidad de 12,4 kWh, lo que le lleva a homologar 60 kilómetros en ciclo WLTP y, en España, a disfrutar de las ventajas de la etiqueta CERO de la DGT.
Eso sí, sus dimensiones y su masa más reducida no lo condicionan tanto como a un eléctrico puro, sobre todo en lo que a anatomía interna, habitabilidad del vehículo o comportamiento en carretera se refiere. Del mismo modo, sus tiempos de recarga se reducen.
Como colofón, cuentan con la misma tecnología regenerativa de los coches eléctricos. Es decir, la batería se recarga al decelerar y al frenar. En el caso del Peugeot 308 Hybrid, se incorporan dos instrumentos muy útiles a la hora de hablar de ahorro energético:
- Función Brake. Funciona como un freno motor que incrementa la recuperación energética. Siendo sutiles, la sensación se sitúa a medio camino entre la frenada y la retención natural de un motor eléctrico. Resulta especialmente útil para conducir en ciudad, donde las paradas son más habituales.
- Función e-Save. La encontramos entre las grandes novedades de la presente generación de eléctricos de Peugeot. Nos permite reservar parte de la autonomía de la batería para cuando nos vaya a resultar más útil, como en vía urbana.
Dinamismo y deportividad
La versatilidad híbrida enchufable se demuestra al escapar de las ciudades. Sea en autovía o en trazados más revirados, la combinación de motorizaciones otorga una paleta de colores mucho más heterogénea que cualquier otra solución. Por eso estos modelos poseen fama de ser dinámicos.
La versatilidad híbrida enchufable se demuestra al escapar de las ciudades
La experiencia se intensifica, en mayor y menor medida, según el segmento, las dimensiones y el diseño de cada modelo. La conducción de un compacto como el Peugeot 308 Hybrid, auspiciada por la tecnología híbrida enchufable, se eleva hacia una respuesta viva y, hasta cierto punto, pasional en el plano más deportivo de la conducción.
La gestión electrónica se parece a la de un híbrido, con tres modos de conducción, el ya mencionado Electric, que convive con el modo Hybrid, el SPORT y la transmisión automática de 8 velocidades e-EAT8. Sin embargo, la electrónica no ejerce un rol limitante, sino que está al servicio del empuje.
Las diferencias tecnológicas vuelven a incrementar la personalización de la experiencia de conducción en carretera abierta. Con el modo Hybrid se fomenta más la eficiencia, la comodidad y la conducción más relajada que, por ejemplo, se agradece en viajes largos.
El modo SPORT libera toda la entrega de potencia posible, lo que estos casos son palabras mayores, de ahí que los híbridos enchufables se permitan en lujo de alcanzar un primer escalón en materia de deportividad.
El trabajo en conjunto entre los motores incrementa la frescura e instantaneidad en los primeros compases del impulso eléctrico, que se mantiene y aúpa con el posterior respaldo de la combustión si se prolonga la demanda sobre la entrega.
Este tipo de gestión energética se encuentra presente en todo híbrido enchufable. A fecha de hoy, pocas motorizaciones pueden atestiguar esta adaptación personalizada del rendimiento. De ahí que la industria haya abrazado de forma casi unánime las soluciones híbridas enchufables.
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