Cuando hablamos de simplicidad tecnológica solemos pensar en los dispositivos que nos facilitan la vida, aquellos que, en muchas ocasiones, con un mínimo de tecnología han producido cambios relevantes en nuestro día a día.
Aunque como decía Albert Einstein, “Todo tiene que ser tan simple como sea posible pero no más simple”. En el equilibrio es donde está la verdadera clave para dar con una tecnología que nos ofrezca justo lo que necesitamos, ni más, ni menos.
Como Philips OneBlade que, desde 2016, cambió el mercado del cuidado personal aportando una herramienta que afeita, perfila y recorta la barba, y ahora añade la opción también de utilizarla para el vello del cuerpo. Pero, sigamos con nuestro elogio de la sencillez.
Ideas simples, grandes resultados
Si buscamos un ejemplo de simplicidad tecnológica, no podremos encontrar otro mejor que la bombilla eléctrica. Uno de los inventos que más hemos utilizado desde su creación y, según la revista Life, la segunda invención más útil del siglo XIX. Casi nada.
Polémicas sobre la autoría del invento aparte, la simplicidad y la investigación se unieron cuando Thomas Alva Edison comprobó que el paso de la corriente eléctrica calentaba un metal conductor hasta ponerlo al rojo vivo y en consecuencia emitía luz.
El siguiente paso fue adaptar la masa del conductor para que no necesitara una corriente excesiva, dándole forma de un hilo finísimo y largo… y el resto es historia. En 1879 Edison presentó al mundo la bombilla eléctrica, que permaneció encendida durante 48 horas, hoy, el número de bombillas en el mundo ronda los 12.000 millones.
Las cifras lo demuestran, la simplicidad resulta útil, eso explica también que la hoja única, diseñada e inventada por Philips para OneBlade, haya alcanzado en 2021 la producción de 100 millones de unidades, un hito que sigue aumentando a buen ritmo.
Como dijo Ken Segall, director creativo que ha trabajado con Apple, NeXT o IBM, “La sencillez puede ofrecer mejores resultados porque el mundo es complicado".
OneBlade cuenta con cuchillas que tienen un movimiento de corte rápido (200 veces por segundo) incluso del vello más largo, en dos direcciones
La tecnología patentada de OneBlade cuenta con cuchillas que tienen un movimiento de corte rápido (200 veces por segundo) incluso del vello más largo, en dos direcciones, y un sistema de protección doble que combina puntas redondeadas con un revestimiento deslizante. Lo que se traduce en un afeitado perfecto, muy fácil y cómodo. Así, si el resto del día es difícil, como afirma Segall, al menos una parte ya la tendremos resuelta.
Versatilidad, qué bonito nombre tienes
John Maeda, diseñador, artista y profesor, se hizo famoso por su libro Las leyes de la Simplicidad, Diseño, Tecnología, Negocios, Vida, publicado en 2006, en el que estableció diez leyes para alcanzar la tan deseada y mencionada simplicidad.
Entre sus estrategias se encontraba la de reducir, de forma razonada, en contra de la acumulación. ¿Cómo? Por un lado eliminando lo superfluo y quedándonos con lo esencial, y por otro contando con instrumentos versátiles, que nos den solución a lo que antes hacíamos con dos, tres o más aparatos.
Si antes la barba únicamente tenía dos modos, sin o con, hoy en día el vello facial se recorta de formas muy diferentes y su aspecto se cuida mucho más. Con Philips OneBlade tenemos una herramienta única que nos sirve para recortar, afeitar y perfilar la barba, en cualquier longitud, y a la vez, el vello del cuerpo o incluso las áreas más sensibles, para las que incorpora un protector de piel extra.
Se puede utilizar tanto en húmedo como en seco sin generar ningún tipo de molestia o irritación en la piel. Para recortar, se sirve de peines guía de diferentes longitudes (1, 3 y 5 mm), que garantizan el resultado deseado y para afeitar no hace falta añadir nada más.
Lo fundamental: facilidad de uso
Lo que es simple para nuestros ojos, no siempre lo es en su interior. Esto aplica tanto a la tecnología, como a la magia, ¡como a la vida! Así lo expresaba Arturo de Ascanio, mago revolucionario, “Debajo de esa vida exterior, de esa vida visible, no secreta, están ocurriendo cosas continuamente. Están ocurriendo cosas que son necesarias”.
¿A que sus palabras recuerdan al buscador de Google? O a tantas plataformas que utilizamos a diario como Netflix, Amazon, Spotify… que tienen su enganche en la facilidad de uso que ofrecen, aunque su creación y mantenimiento no tiene nada de fácil.
La simplicidad implica innovación, y también esfuerzo por parte del fabricante para evitar, precisamente, que luego lo tenga que hacer el usuario.
OneBlade lo hace todo, con seguridad, precisión y rapidez, para librarnos de cualquier complicación. Además cada cuchilla dura hasta 4 meses (incluye una adicional), y el resto se venden por separado, pero Philips ofrece la opción de suscribirnos a una renovación automática de las cuchillas, para no tener que pensar tampoco en ellas.
Su batería recargable de larga duración hace también más sencillo tener la afeitadora siempre a punto. Por cierto, batería que debe su existencia a otro gran ejemplo de simpleza tecnológica, la pila de Volta, que inventó en 1800 el físico italiano Alessandro Volta.
Esta pila estaba hecha con discos de plata y discos de zinc, colocados de forma alterna y separados por discos de cartón, mojados en agua con sal. Con ella se consiguió un flujo constante de corriente eléctrica por primera vez, y gracias a eso, hoy podemos afeitarnos sin cables, tener smartphone o soñar con un futuro próximo de coches eléctricos, entre muchos otros avances.
En diseño siempre lo han tenido claro
Hay un principio que se utiliza en diseño y se ha trasladado a muchas otras áreas, como programación u organización empresarial, que es tan cristalino en su definición como fácil de recordar. Se trata del acrónimo KISS, que viene a decir “Keep It Simple, Stupid”, y en español, “Mantenlo sencillo, estúpido”.
Su diseño valió el Premio IF Design Award 2016 y que hace que cuente en la actualidad con más de 27 millones de usuarios en todo el mundo.
Esta máxima, que se atribuye al ingeniero Kelly Johnson, y se registró en la Marina de Estados Unidos en 1960, establece, gracias a la experiencia, que la mayoría de sistemas funcionan mejor cuando se mantienen simples, por lo que hay que apostar por esa vía y evitar siempre cualquier complejidad añadida.
Eso es lo que caracteriza a un buen diseño, y lo que puede hacer por ejemplo que OneBlade sea tan ligera y fácil de manejar, con cuchillas de doble cara que llegan a todas las zonas y una empuñadura de goma estriada que evita resbalones accidentales.
Un diseño que le valió el Premio IF Design Award 2016 y que hace que cuente en la actualidad con más de 27 millones de usuarios en todo el mundo. ¿Será por lo mucho que nos gusta la simplicidad?
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