La vía Rubalcaba: frente a los consejos de administración, regresar a tu puesto de profesor

Rubalcaba
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Alfredo Pérez Rubalcaba ha muerto hoy a los 67 años de edad. Glosar la historia reciente de España sin mencionarle resulta imposible. Ministro bajo los gobiernos de Felipe González y José Luís Rodríguez Zapatero, su influencia abarca más de tres décadas de actividad parlamentaria, un reguero de leyes trascendentales (desde la LOGSE hasta el carné por puntos) y uno de los principales hitos de la democracia española, el fin de ETA. Son avales al alcance de muy pocas figuras políticas.

Y sin embargo regresó a la Universidad tras su retirada política. A ser profesor.

Caso singular. Es un hecho notable en el que numerosos medios han reparado tras su fallecimiento. Rubalcaba, un hombre temido y vilipendiado por sus rivales por su audacia e inteligencia, optó por recuperar la profesión que abandonó antes de su entrada en el Congreso. Profesor de Química en la Universidad Complutense de Madrid. Pocos hombres han amasado tanto poder como él en la democracia española. Pocos hombres resultaban tan golosos para el poder económico.

Contraste. Ha sido una constante durante los últimos años. A cada retirada de un alto cargo gubernamental le ha sucedido un nombramiento en el consejo de administración de alguna gran empresa española. Felipe González en Gas Natural. Elena Salgado y Rodolfo Martín Villa en Endesa. Guillermo de la Dehesa en Amadeus. Josep Borrell en Abengoa. Ángel Acebes en Ibedrola. Luis Atienza en REE. Rodrigo Rato en Caja Madrid, más tarde Bankia. El listado es larguísimo.

Puertas giratorias. El fenómeno ha sido denunciado por algunos partidos, como Podemos e Izquierda Unida, como una contaminación del poder político. Las compañías del Ibex 35, de este modo, tan sólo estarían pagando los favores prestados por la clase política durante su estancia en el gobierno. Así, la cámara legislativa quedaría intoxicada por los intereses no tanto de los ciudadanos, como de un puñado reducido de empresas.

Relatividad. Numerosos estudios han investigado la relación entre ex-políticos y empresas, dibujando un lienzo menos catastrofista. Por un lado, la mayoría de políticos llegan a las compañías como asesores o consejeros, sin funciones ejecutivas. Por otro, las corporaciones desarrollan un interés lógico en los políticos: su conocimiento, recursos y experiencia les hace útiles para entender o modificar leyes (lobistas).

Pese a ello, la confluencia de intereses lleva, de forma natural, al trato de favor. Y la imagen pública del político y de la empresa queda nen entredicho, en especial cuando la transición es inmediata. ¿A quién servía, al país o a su nueva empresa?

Alternativas. Rubalcaba ha sido uno de los pocos grandes políticos de estado cuya conexión con los poderes públicos o privados ha desaparecido tras su retirada. Regresó a la facultad, donde ocupó su plaza en excedencia. Antes de su entrada en política, Rubalcaba había sido un químico con potencial, publicando más de treinta trabajos académicos y reconocido en los círculos científicos de la universidad.

Otros casos. No es el único. Mariano Rajoy regresó a su posición como registrador de la propiedad en Santa Pola, Alicante, abstrayéndose de cualquier incursión en la esfera empresarial. Zapatero ha mantenido un perfil más alto, formando parte del Consejo de Estado y ejerciendo de mediador en Venezuela, pero también ha quedado lejos del Ibex 35. Son caminos más amables entre la opinión pública.

El caso de Rubalcaba, en el día de su fallecimiento, es simbólico de su trayectoria política. "Hombre de estado" por antonomasia, hoy está siendo aplaudido a izquierda y derecha, más allá de sus logros y de sus sombras, por volcarse en el servicio público. Incluso retirado.

Imagen: GTRES

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