Las ramificaciones mediáticas de la sentencia de La Manada han provocado que los organizadores de San Fermines, las fiestas patronales pamplonicas donde tuvo lugar el asalto hace dos años, se cubran las espaldas. Tanto fomentando campañas contra el abuso y el acoso sexual como facilitando distintos puntos para denunciar situaciones de acoso. Pero también combatiendo de forma frontal otras manifestaciones sexistas durante el transcurso de las fiestas. Incluidas las chapas.
¿Qué ha pasado? Lo anunciaba ayer la Policía Foral de Navarra desde su cuenta de Twitter: un número indeterminado de chapas y souvenirs ha sido confiscado durante los últimos días. La imagen adjunta ilustraba numerosas placas con mensajes como "I love tetas", "Mi polla tiene sabor", "Puta sin dinero" o "Hoy follo estés o no estés". Las diligencias se han dirigido contra vendedores callejeros, muy comunes en cualquier fiesta patronal a lo largo de todo el verano.
Confiscadas chapas con mensajes machistas en #SF18
— Policía Foral-Foruzaingoa (@policiaforal_na) 11 de julio de 2018
Si venderlas es negocio soez qué decir de quienes las compran... pic.twitter.com/XKNcOw9NXK
¿Por qué? Según la Policía Moral, por los mensajes "machistas" de las inscripciones. La realidad es que el Ayuntamiento de Pamplona ha vetado toda clase de merchandising machista antes del inicio de las fiestas. Lo hizo por medio de un bando municipal, publicado por el alcalde, Joseba Asirón (EH Bildu), en el que quedaba prohibía "la venta de materiales con mensajes o lemas sexistas. En caso de detectarse esta venta podrá ordenarse su retirada o ser decomisados sin devolución. Esta medida tiene por objeto fomentar (...) el desarrollo de unas fiestas libres de agresiones sexistas".
El precedente. El año pasado las chapas causaron otra notable polémica durante el transcurso de las fiestas. Fueron perseguidas y decomisadas por la Policía Local de Pamplona y denunciadas, posteriormente, por la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres (la denuncia fue archivada por al Fiscalía). El punto de agresiones sexistas habilitado por el ayuntamiento este año había recibido diversos avisos y protestas por el regreso de las inscripciones.
Este año ha sido la Policía Foral quien ha procedido a la retirada de las placas, amparándose, según su cuenta de Twitter, en el artículo 510 del Código Penal (delitos de odio).
Las respuestas. Como era de prever, la decisión del ayuntamiento y de las autoridades policiales ha causado un sinfín de respuestas en las redes sociales (aunque no tanto desde los estamentos políticos). Hay quien interpreta un afán paternalista en la medida del consistorio, poniendo la venda antes de la herida y censurando lemas e inscripciones cuyo portador las lleva con carácter voluntario. La medida encaja en los grandes debates y relatos sobre feminismo del último año.
El contexto. Porque la reacción del gobierno pamplonica llega dos años después de la agresión de La Manada y escasos meses después de su sentencia (condenados provisionalmente a nueve años de cárcel por abuso sexual). Al mismo tiempo, el decomiso de las chapas se entiende mejor en un contexto de progresiva concienciación sobre el estatus de la mujer y de revisión de las relaciones de poder en los encuentros sexuales, cuestión particularmente candente en las cuatro esquinas de España tras la condena (y posterior libertad provisional) de La Manada.