El fin del ahorro: las clases medias y bajas llevan cuatro décadas destruyendo sus reservas

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De forma regular el Banco de España hace saltar las alarmas sobre las economías domésticas de nuestro país. Las preocupaciones casi siempre rotan sobre lo mismo: la "falta de capacidad de ahorro de los hogares", el "elevado recurso al crédito para financiar su consumo" y otras variantes similares. Es una advertencia generalizada de un tiempo a esta parte. Vuelven a pintar bastos, y si llega otra crisis nos habremos quedado sin el dinero con el que hacer frente a un bache laboral descontado.

Descontado y acrecentado ahora por la pandemia.

Decrecimiento. Algunas cifras son ilustrativas del problema. Según cifras del Banco de España, en 2009 los ciudadanos dispararon sus ahorros a máximos históricos: dejaron bajo el colchón un 13,4% de su renta disponible (13€ de cada 100€ que llegan a su cuenta bancaria). El pinchazo de la burbuja inmobiliaria hizo estragos y la cuantía fue mermando poco a poco. ¿Qué pasó cuando la recuperación llegó a mediados de la pasada década? Que los hogares no recuperaron el hábito. No pudieron.

Hoy los hogares están guardando un 4,9% de su renta, dilapidando sus reservas. Son cifras muy serias: es el ahorro más bajo que se ha registrado jamás desde que hay estadísticas, en 1964. La media europea se sitúa en el 12,3%. Como explicó el Banco de España, los que más han destruido su capacidad de ahorro son las rentas más bajas.

¿Por qué? Primero, porque se hizo un especial esfuerzo en el ahorro durante la crisis y muchos hogares pospusieron compras (electrodomésticos, coches) al final de la austeridad. Segundo, porque como cuentan los propios técnicos de Hacienda, dado que el 87% de los españoles que obtienen rentas ingresan menos de 30.000€ (y no parece que vaya a cambiar) al año, es "prácticamente imposible destinar parte de ellas a algún producto de ahorro o inversión". Dicho de otro modo, los españoles cobran muy poco para lo que les cuesta vivir. Los actuales tipos de interés, además, hacen que guardar el dinero resulte muy poco seductor.

Y por último pero no menos reseñable: porque, aunque en España hay poco ahorro financiero, hay mucho inmobiliario. Seguimos invirtiendo en ladrillo, sobre todo la generación boomer y los más mayores.

Nos pasa a todos. Un informe sobre la economía estadounidense financiado por el Deutsche Bank ha revelado que se está viviendo un proceso análogo en su país, aunque para los americanos el efecto ha sido más intenso. Si en los años '70 el 90% de la población de menos renta tenía un mayor nivel de ahorro con respecto a la rente disponible que el 1% más rico, avanzamos 40 años en el tiempo y nos encontramos con que la relación se ha invertido.

Haciendo la media de toda la población, su media de ahorro fue del 2,5% en 2005 (la tasa de ahorro más baja desde 1938, cuando el país estaba todavía saliendo de la Gran Depresión) y del 3,4% en 2017.

La lectura. Como explican en Forbes, la cifra revela una realidad aún más preocupante si se desagregan los datos por percentiles de renta que demuestran que ese aumento en la tasa de ahorro sólo se produjo gracias a las personas con altos ingresos, quienes además se vieron beneficiados por una rebaja de impuestos para los ricos. Así, la clase media, quien tradicionalmente ha sostenido el ahorro en las sociedades prósperas, ha visto cómo su hucha se ha vaciado casi por completo, quedando a mayor merced de los envites económicos.

Imagen: GTRES

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