Concesiones en los Oscar y pingües beneficios VOD: la "nueva normalidad" está beneficiando al streaming

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Ya intuíamos que la situación covid iba a beneficiar el streaming en detrimento de las salas de cine convencionales, y dos importantes noticias de ayer para el sector se han sincronizado para inclinar la balanza un poco más en esta lucha.

Los trolls demostraron que sí se puede: NBCUniversal planeaba lanzar la película infantil Trolls 2: Gira Mundial en salas este mes de abril. Ha optado por el streaming saltándose la conocida ventana de distribución de 90 días iniciales en salas antes de llegar a las plataformas digitales. A los estadounidenses les ha costado 20 dólares alquilarla 48 horas (una entrada en salas cuesta ahora entre 10 y 18 dólares aproximadamente). Ha generado 100 millones de dólares en beneficios en tres semanas, que es recaudar un poco más de lo que ha costado producirla en muy poco tiempo y hacer más dinero con la secuela que lo que hizo en taquilla la primera parte en cinco meses.

Saldo final: Trolls 2 lleva generados 77 millones de dólares netos al llevarse un 80% de la recaudación de las plataformas digitales. Las salas tradicionalmente se quedan un 50%. Universal ya ha anunciado que en el futuro espera “estrenar películas en ambos formatos”.

Los Oscars se rinden a la evidencia: ¿qué películas se podrían presentar como candidatas a los más prestigiosos galardones del séptimo arte en un escenario en el que múltiples engranajes dentro de ese sistema de producción-distribución-exhibición ya han saltado por los aires? Como ironizaban los aficionados, Sonic la película, la última de Vin Diesel y poco más. Solución: los académicos ya han anunciado que esta vez y por tiempo limitado podrán ser nominadas obras que se hayan estrenado de forma directa en una plataforma de streaming.

La concesión, dicen, desaparecerá en el momento en el que los cines reabran y sólo valdrá para aquellas pelis que demuestren que tenían interés por hacer un estreno tradicional.

Cualquier tipo de certeza previa se acabó: aunque los Oscars hayan advertido de que este es el escenario previsto para la gala del año que viene aún es mucho lo que puede cambiar antes de febrero de 2021. ¿De verdad abrirán los cines? ¿Será en condiciones rentables para las productoras? ¿Le va a la gente apetecer ir a las salas después de todo? Las predicciones actuales dictan que, de mantenerse el escenario actual, la ceremonia del año que viene tendrá un poco menos cine de grandes estudios y alto presupuesto y más de cine de productoras independientes. Es posible que directamente algunos proyectos de películas de las tildadas como “anzuelo para los Oscars” no se lleguen a producir.

Las salas contraatacan: Universal no se iba a ir de rositas después de su jugada “troll”. La cadena de salas de cine estadounidense AMC Theatres, ella sola propietaria de un cuarto de todas las pantallas del país y dueña también de una cadena de salas en Reino Unido, ha anunciado que no volverá a proyectar películas de esta major en sus instalaciones. Una decisión “meditada”, y arriesgadísima: está diciendo adiós para siempre a la exhibición de las sagas Fast & Furious y James Bond (ambas con películas en el horizonte cercano), Minions, Parque Jurásico… pecata minuta. Es una drástica medida disuasoria lanzada al resto de grandes estudios. Así de inmensa es la amenaza del streaming.

La pelea continúa: AMC y Universal han continuado batallando vía declaraciones públicas. Por un lado, el estudio ha recalcado que quiere volver a las salas, recordando que la taquilla virtual de Trolls 2 ha superado sus expectativas. Los cines han advertido que esto no es una “nueva normalidad”, sino un bache: se trataba de una película infantil y todo el mundo está ahora en sus casas. Lo que ha recaudado, arguyen, debe deberse a una anomalía temporal que no se producirá en el futuro. Le crecen los enanos: dada la excepcional situación, otros tres estudios van a probar la medicina, Warner Bros estrenará Scoob! directamente en streaming, Disney pasa Artemis Fowl a Disney+ y Paramount ha vendido Lovebirds a Netflix.

Una nueva era: despidos masivos, proyectos cancelados, tratos que ya no se hacen en igualdad de condiciones entre los estudios tradicionales y los VOD... Todo está cambiando. ¿Cómo puede afectar eso a la cartelera, la física y la otra? Por especular un poco, si buena parte del cine europeo se estaba sustentando en coproducciones dirigidas a un público maduro, de más de 50 años, que era el que llenaba muchas salas de forma semanal (y que es el que da estabilidad a los exhibidores), para este par de años eso puede cambiar. También las películas-evento, dependientes del gran estreno palomitero y con enormes presupuestos de marketing, podrían ir en detrimento de otros productos más baratos y más fáciles de rentabilizar en la pantalla pequeña. Dicho de otra manera, que no es igual de fácil vender Star Wars en Disney+ que thrillers o dramas con un par de rostros conocidos. ¿Un rayo de esperanza para el denostado cine de presupuesto medio?

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