De enero a diciembre, California no ha dejado de ser pasto de las llamas en ningún momento de 2018. Las noticias sobre los numerosos incendios que han asolado al estado se han repetido de forma cíclica, machacona y dramática a lo largo de las cuatro estaciones del año. El último ha resultado ser el más destructivo: más de 44 personas han muerto (y otras 200 continúan desaparecidas) en los fuegos de Paradise.
Es la cifra récord de la historia de un estado, por lo demás, acostumbrado al fuego.
¿Por qué? Por un lado, por las condiciones climáticas propias de California. La región disfruta de un clima mediterráneo, muy seco y árido en verano, algo húmedo y suave en invierno. Gran parte de la vegetación (chaparral) del sur del estado (donde más fuegos se registran) prende con rapidez y vive adaptada al fuego (como el eucalipto o el matorral mediterráneo). En verano, frente a altas temperaturas y los poderosos vientos de Santa Ana, las llamas se avivan con facilidad.
¿Influye el cambio climático? Sí, como ilustra una científica en The New York Times. Cinco de los diez incendios más destructivos de la historia de California (que mantiene registros desde 1932) se han producido en el último año y medio. No es casual: California, como otras regiones áridas y cálidas del planeta, está observando cómo sus temperaturas medias se están disparando dos o tres grados por encima de lo habitual. Es una receta perfecta para el fuego.
¿Y los humanos? También. Regiones como Los Ángeles aglutinan a más de 13 millones de personas. El desarrollo urbanístico les ha empujado al interior y a las montañas, allí donde los fuegos son más probables. Como resultado, un incendio como el de Camp Fire se ha llevado por delante más de 6.000 estructuras (numerosas casas de famosos en el camino) y unas 44.000 hectáreas. Y es tan sólo el enésimo fuego que arrasa parte de California en 2018.
Por comparar: en 2003, en pleno verano, Extremadura sufrió una ola de incendios terrorífica. En total, en toda la región, ardieron unas 40.000 hectáreas. Fue uno de los más grandes de la historia de España. Ese es el nivel de normalidad que ha alcanzado el fuego en California, donde tu día a día de casa al trabajo se puede ver interrumpido por un incendio que devora autovías.
Las consecuencias. El resultado es una tormenta perfecta que en 2018 ha alcanzado cotas trágicas. Para hacernos una idea: entre enero y noviembre de 2017 hubo más incendios que este año (5.800 frente a 5.600), pero ardieron la mitad de hectáreas (127.000 frente a 251.000). Han sido más destructivos. La cifra es aún más impactante si la comparamos con la media de los últimos años: unos 5.200 incendios y unas 93.000 hectáreas calcinadas.
Sumando todos los fuegos del estado, las llamas han arrasado más de 550.000 hectáreas a lo largo del año. Es una superficie equiparable a la totalidad de Palestina.
Imagen: Mark J. Terrill/AP