Científicos de Oxford e IBM crean una inusual forma de carbono para usarla como materia prima de futuros cerebros artificiales

Científicos de Oxford e IBM crean una inusual forma de carbono para usarla como materia prima de futuros cerebros artificiales
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Mira un momento tus manos: están compuestas de carbono. ¿Llevas puesto algo de lino, algodón o cuero? Carbono, también. Todas las formas de vida conocidas lo están, igual que el CO2 que exhalamos. Pero incluso algo tan aparentemente ajeno a los seres vivos como son plásticos están compuestos preferentemente de carbono. Éste es, por tanto, un elemento fácil de encontrar en nuestro planeta (y fuera del mismo).

Pero las moléculas de carbono pueden aparecer de muchas maneras, y algunas de ellas son extraordinariamente raras. Ése es el caso de los ciclocarbonos, unas moléculas compuestas únicamente por átomos de carbono dispuestas en forma de anillo y que, pese a poseer algunas propiedades interesantes, resultan ser tan volátiles que hasta ahora se habían resistido a cualquier intento de usarlas en laboratorio.

Pero una investigación publicada el jueves en la revista Science ha cambiado esto: investigadores de IBM y la Univ. de Oxford han conseguido por primera vez en la historia crear un ciclocarbono (el carbono-18, para ser más exactos) en forma sólida, gracias a una nueva técnica de manipulación a nivel atómico.

Ciclocarbono El proceso seguido para elaborar una molécula de carbono-18.

El ladrillo de los futuros cerebros artificiales

Otra de las propiedades de los ciclocarbonos es que son muy reactivos (son propensos a crear nuevos compuestos combinándose con otros),y esto podría servir, según los investigadores, para utilizarlos como bloques de construcción de estructuras cada vez más complejas.

Al igual que ocurre con otra forma de carbono, el grafeno, el carbono-18 resulta ser prometedor en lo relativo a sus futuras aplicaciones electrónicas, por la excelente conductividad de sus electrones. Y uno de los primeros campos en los que quieren explorar esas capacidades es el de los cerebros artificiales.

Hoy en día, la mayor parte de las redes neuronales son simulaciones por software de redes neuronales físicas, que dependen de una serie de algoritmos. Las redes neuronales, ya físicas, ya virtuales, necesitan ser capaces de sacar conclusiones rápidamente sobre la base de otros procesos interconectados y superpuestos.

Leo Gross, integrante de IBM Research y coautor del artículo de Science, explica que lo que buscan son "dispositivos que puedan tener un gran número de conexiones entre sí y en el que la fuerza de dichas conexiones pueda ser configurada".

Hablamos de componentes minúsculos de ciclocarbono que podrían estar físicamente conectados entre sí, a nivel atómico: diminutas neuronas de carbono capaces de imitar la red neuronal que conforma nuestro cerebro. Un auténtico cerebro artificial.

Vía | Popular Mechanics

Imagen | IBM

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