'The Boys': cómo una de las mejores sátiras políticas del año ha venido del lugar más inesperado

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'The Boys' siempre ha estado politizada. Cuando el villano de la serie es un blanco rubio y sonriente, omnipotente y controlado por una corporación farmacéutica y con una capa es la bandera norteamericana, y los héroes son literalmente un grupo de terroristas que quieren acabar con los seres más poderosos del país, no se puede decir que esté hilando muy fino. Es efectiva y divertidísima, pero desde luego el subtexto no es lo suyo.

Pero esta tercera temporada ha apretado las tuercas a los referentes reales. Por extraño que parezca, había quien tenía dudas acerca de si Patriota era un genuino héroe nacional o un narcisista con serios daddy (y mommy) issues, pero esta temporada ha terminado de dejar las cosas claras: Patriota es un peligroso sociópata con una terrible cantidad de poder en sus manos. Patriota es Donald Trump.

Y aunque la segunda temporada ya lanzó sus misiles ideológicos con una villana (que mantenía relaciones con Patriota) que era literalmente una nazi, esta tercera -a la que le ha sentado estupendamente el parón pandémico para recargar fuerzas tras un año en el que parecía que las ideas comenzaban a aflojar- ha puesto todos sus cartas sobre la mesa. Y tiene todo el sentido desde el momento en el que el cómic original de Garth Ennis era una sátira, inicialmente, de la cultura del famoseo.

Ennis imaginó a sus superhéroes como celebrities superpoderosas, y de eso iba la sátira del cómic (por eso Herosgasm funciona mejor en el papel, su blanco está más atinado). Y aunque la serie arrancó así, sus responsables pronto la hicieron evolucionar y vieron que había un blanco más jugoso en los políticos que son a la vez celebrities. Y de ahí al componente político de los superhéroes, en examinar el discurso implícito en cualquier criatura superheroica, por inane que parezca. Porque las películas de Marvel y tienen ideología. Batman tiene ideología, Iron Man tiene ideología y, por supuesto, el Capitán América tiene ideología.

La ideología de 'The Boys' es "agárrate que vienen curvas"

Por eso, la llegada de Soldier Boy ha sido una estupenda idea para reforzar la multiplicidad de posibilidades de sátira política que tiene el género. Claramente es un sosías del Capitán América, pero aquí la cosa va más allá: entra en choque con Patriota, convirtiéndose en una lucha en la que no está claro quién nos conviene que gane. O, en inmortales paabras de los publicistas de 'Aliens vs. Predator', "Gane quien gane nosotros perdemos". Es decir, muy posiblemente este choque que vertebra la segunda temporada es la elección entre una opción mala y otra más mala aún que tienen los norteamericanos en su sistema electoral bipartidista.

Aunque ninguna idea este año tiene tanta potencia como la magnífica revelación que tiene Patriota, en el tramo inicial de la temporada, cuando se da cuenta de que diciendo la primera barbaridad que se le pasa por la cabeza es elogiado por su sinceridad y por decir "las cosas como son". Aunque "las cosas como son" sean terribles prejuicios racistas y de clase. El hecho de que en 'The Boys' la medida del poder de los superhéroes sean las encuestas de popularidad dice mucho sobre este espinoso tema.

Esa idea se prolonga hasta llegar a una season finale donde el conflicto entre Patriota y Soldier Boy se resuelve, y el paralelismo con Trump se acentúa de forma ya prácticamente explícita: entre el público que vitorea al superhéroe, incluso cuando comete un crimen delante de todos, hay alguien vestido como el famoso 'shaman' que destacó entre los asaltantes al Capitolio en 2021. Y gente con carteles de apoyo a la superheroína nazi e insultando a Luz Estelar en términos un pelín misóginos.

Esta temporada acaba con un regreso al tenso statu quo del grupo principal y con una mirada a una nueva villana de cara a la cuarta temporada, que llevará al grupo a enfrentarse, ya directamente y sin coartadas simbólicas, con políticos: es decir, The Boys pasan ya abiertamente a convertirse en un grupo terrorista. Cabe preguntarse qué dirán esos fans que protestaron por el rumbo politizado que estaba tomando la serie (posiblemente porque se sintieron blanco de los dardos), pero esa polémica ya ha quedado definitivamente atrás. Sobre todo cuando tenemos ante nosotros a la serie de superhéroes más combativa, radical y punk de los últimos años.

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