La trampa del gigantismo: por qué las startups son más innovadoras que las grandes empresas

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Una investigación del National Bureau of Economic Research ha puesto nombre y cifras a lo que suele ser una intuición generalizada, al menos entre quien no es parte interesada: las startups saben innovar mejor que las grandes empresas ya establecidas. Al menos en cuanto al impacto que logran esas innovaciones.

Este estudio, que analizó unas 30.000 patentes, resume la diferencia entre la innovación de ambos tipos de empresa en lo que mucho o poco que tengan que perder. Las grandes empresas suelen jugarse mucho, mientras que las startups apenas arriesgan más que su propia supervivencia... la cual favorece, precisamente, arriesgar.

Hambre y riesgo

Las patentes analizadas revelan que las startups suelen tener más incentivos para el desarrollo y la investigación en innovaciones disruptivas. El motivo es que las empresas asentadas se juegan dar con una innovación que reemplace lo tradicional, es decir, lo que esas empresas ya saben hacer y les provee de ingres0s.

Las startups todavía no tienen ese rodaje, ni siquiera han desarrollado todavía un modelo de negocio rentable, sino que están construyéndolo. Y en ese escenario, cualquier avance que logre mejoras de eficiencia o penetración en el mercado es bienvenido. De ahí la búsqueda incesante, asumiendo más riesgos, de este tipo de innovaciones.

Esto también se traduce a cómo se otorgan estas patentes por parte de las 25 principales universidades de investigación en las últimas dos décadas. Cada vez menos son concedidas a grandes empresas, cada vez más a startups.

Estas estructuras más ágiles y menos burocráticas, donde prima la cultura de innovación de quien no tiene mucho que perder, sirven de círculo virtuoso, ya que logran atraer a su vez más talento humano que alimenta esa cultura innvoadora.

Un ejemplo que cita el estudio es el de Moderna y BioNTech (asociada con Pfizer para la creación de la vacuna contra el COVID-19). Ambas eran startups que usaron de forma pionera la tecnología ARNm con fines comerciales. Su contexto, la fundación por parte de investigadores cuyo trabajo académico les permitió la experimentación con esta tecnología.

Moderna, de hecho, solo necesitó dos días para diseñar su vacuna contra el COVID, fruto de liderar el uso de una tecnología que ha cambiado la fabricación de vacunas.

En cambio, las grandes farmacéuticas se mostraron más reacias a probar esta tecnología que suponía un riesgo, algo que derivó en que no son quienes lideran una tecnología que ha supuesto uno de los grandes hitos en la historia de la ciencia.

En su famoso discurso en Stanford, Steve Jobs dejó un aforismo que ha trascendido a su propia vida: "Stay hungry, stay foolish" ("Permaneced hambrientos, permaneced alocados"). Esa es la misma esencia de este estudio: nada como preservar el hambre para continuar innovando.

Es el mismo principio por el que muchas grandes empresas han lanzado su propia aceleradora de startups, de cara a poder monetizar ese negocio mediante exits o para incorporar las innovaciones que surjan a la compañía principal. Telefónica lanzó Wayra, Banesto tiene a Yuzz y Juan Roig creó Lanzadera.

Quien se resigna a vivir al margen de estas exposiciones se arriesga a que su cultura de innovación disminuya a medida que la empresa va creciendo en tamaño y complejidad.

Imagen destacada | Per Lööv en Unsplash.

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