La NASA se toma un respiro con la misión Artemis y su gigantesco cohete SLS. Eso sólo significa una cosa: retrasos

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El megacohete que nos quiere llevar de vuelta a la Luna es monstruoso y costoso. El Space Launch System es el cohete más grande que la NASA ha construido hasta la fecha, pero sus 65 metros de altura y sus 85 toneladas de peso están dando muchos problemas.

Tantos que ahora la agencia espacial ha decidido que lo retiran de la plataforma de lanzamiento para revisarlo. Este respiro permitirá corregir problemas y tratar de avanzar definitivamente en sus pruebas de lanzamiento. Parece una buena (y lógica) decisión, pero implica que volverá a haber retrasos para esa vuelta del ser humano a la Luna.

Mejor prevenir que curar

En las últimas dos semanas la NASA realizó tres intentos de completar el llamado "ensayo general en húmedo" ("wet dress rehearsal"), en el cual el cohete se llena de combustible y realiza la secuencia de lanzamiento hasta 10 segundos antes de ese despegue definitivo.

Cada uno de esos intentos sufrió algún problema tanto en el cohete, su torre de lanzamiento móvil o los sistemas de tierra. Al final ni siquiera se ha podido completar el proceso de repostaje al completo ni la etapa posterior de presurizado, y eso ha hecho que la NASA tome una decisión importante.

Así, el pasado sábado la agencia anunció que retiraría el cohete SLS de su plataforma de lanzamiento en el Kennedy Space Center y lo volvería a llevar al Vehicle Assembly Building, la gigantesca nave en la que se ensambló y que permitirá revisar todo ese montaje.

En la NASA prevén que ese proceso de revisión en el que corregirán algunos fallos ya detectados y comprobarán otros llevará algunas semanas. No se han dado detalles de qué retraso se producirá a causa de esta revisión, pero los analistas esperan que como poco no veremos una prueba de despegue hasta agosto.

El programa que ha llevado a diseñar y construir el gigantesco SLS lleva en marcha 11 años y la NASA ha invertido ya más de 30.000 millones de dólares en todo lo que le rodea. Esa inversión recuerda a la del telescopio espacial James Webb, que también sufrió muchos retrasos pero que desde luego está cumpliendo todos los hitos incluso mejor de lo esperado una vez lanzado.

Todo ello hace lógico que quieran asegurarse al máximo de que no habrá problemas durante el lanzamiento, y de hecho Charlie Blackwell-Thompson, director de lanzamiento de la misión Artemis, dejó claro que "no tenía dudas" de que acabarán estando preparados para que el cohete cumpla sumisión.

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