Bloostar, la tecnología española para poner satélites en órbita, más cerca de hacerse realidad

Bloostar, la tecnología española para poner satélites en órbita, más cerca de hacerse realidad
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La empresa española zero2infinity con sede en Cataluña y centro operativo en Córdoba, ha presentado en Madrid Bloostar, un sistema pionero en el mundo para poner en órbita micro y nanosatélites usando rockoons (rocket + balloon o cohete + globo) que combinan una primera etapa de ascensión en globo hasta una altura de 20 Km, junto con una segunda etapa en la que se usa un sistemas de tres fases basado en cohetes convencionales para llevar los satélites a su órbita final a 600 Km de altitud.

Bloostar ya había presentado su idea el pasado 15 de octubre en el marco del congreso IAC2015 junto con otras empresas que ven una oportunidad en este área. El número de lanzamientos de este tipo de satélites con un peso inferior a 100Kg se incrementó un 72% en 2014 respecto al año anterior, y se prevé que para 2020 se habrán puesto en órbita alrededor de 2.000 micro y nano satélites. Actualmente se llevan al espacio como carga secundaria de los lanzamientos de los satélites convencionales, pero no es una solución óptima ni logísticamente ni económicamente.

La idea no es nueva, pero ahora es viable

Durante la presentación, José Mariano López de Urdiales, CEO de zero2infinity puso en contexto el uso de globos para llevar objetos al espacio. No es una idea nueva, y ya en 1957 se realizaron experimentos en esta dirección, como el proyecto 'Operación Farside' que usaba un globo para llevar a 30.000 metros de altitud un cohete de 4 etapas. De todos modos, hasta ahora los satélites eran demasiado pesados como para usar globos como alternativa a los cohetes tradicionales.

Presentación de Bloostar en Madrid
De izquierda a derecha, José Mariano López de Urdiales (CEO de zero2infinity), Michael López-Alegría (Asesor Técnico), y Dimitris Bountolos (COO)

La miniaturización tecnológica, sin embargo, ha hecho posible concentrar los sistemas mecánicos y electrónicos reduciendo sus dimensiones y peso hasta límites en los que ya es viable el uso de un globo como sistema para llevar la plataforma de puesta en órbita de los satélites hasta una altitud de 20 Km, y de paso saltarse nada menos que el 99% del peso de la atmósfera. El eslogan de zero2infinity es precisamente ese 'The Shortcut to Orbit' (El atajo hasta la órbita).

El procedimiento para llevar los satélites hasta el espacio consta de varias fases. En primer lugar, se suelta el rockoon desde tierra o mar, dejando que el globo cumpla con su cometido para llevar el sistema de propulsión de tres fases y el satélite (o los satélites si se trata de un lanzamiento múltiple) hasta una altura de 20 Km. La ascensión dura 90 minutos. Posteriormente, se separa el globo del cohete y se inicia el proceso de puesta en órbita propiamente dicho.

Bloostar
Las diferentes fases para la puesta en órbita de nano / micro satélites según Bloostar.

Los cohetes de la primera fase se encargan de llegar hasta los 250 Km de altitud en un trayecto que dura apenas tres minutos. Tras la separación, la segunda fase alcanza los 530 Km de altitud tras unos cuatro minutos, y la tercera fase es la que se encarga de llevar el satélite hasta la órbita SSO (sun-synchronous orbit u órbita sincrónica al sol) a 600 Km de altura. Hay un vídeo que ilustra someramente las distintas fases del lanzamiento, que puedes ver aquí.

Las ventajas de Bloostar

El sistema ideado por zero2infinity presenta múltiples ventajas. Dimitris Bountolos, Jefe de Operaciones de la compañía, explicaba algunas de ellas durante la presentación. Por ejemplo, la posibilidad de realizar los lanzamientos desde el mar. Concretamente, el lugar elegido para realizarlos será en las Islas Canarias, donde las condiciones atmosféricas hacen que haya zonas que actúen como ascensores para el rockoon.

Por otro lado, los cohetes se ponen a funcionar a 20 Km de altura, donde apenas hay atmósfera y los condicionantes aerodinámicos dejan de ser relevantes. Gracias a eso, se elimina la necesidad de hacer que la lanzadera sea cilíndrica y alargada para pasa a ser más achatada, con forma de dónut. De este modo, se deja a los fabricantes de satélites más margen de maniobra para diseñarlos. "Con el mismo peso de la lanzadera, se cuenta con el doble de volumen y superficie para la ubicación del satélite.", destacaba Dimitris.

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Con el sistema de Bloostar, no hace falta que la lanzadera tenga forma alargada.

El resultado es un sistema para la puesta en órbita de satélites con un peso máximo de 75 Kg. Puede parecer poco, pero con los avances tecnológicos actuales se puede pensar incluso en la posibilidad de incluir un sistema de propulsión para alcanzar órbitas más ambiciosas como la LEO (low Earth orbit). Si se piensa en los satélites de tipo CubeSat con dimensiones de hasta 10x10x11,3cm y 1,3 Kg de peso, en un único lanzamiento se podrían poner en órbita decenas al mismo tiempo.

La idea que se está barajando ahora es la de reutilizar los sistemas de propulsión una vez que caigan en la superficie. Por el diseño en forma de dónut no sufren tantos daños como en los sistemas tradicionales, lo cual es otra ventaja derivada de no tener condicionantes aerodinámicos. También se trabaja en el desarrollo de cohetes con tecnología propia aprovechando sinergias con compañías como Ultramagic especialista en globos, al tiempo que en la combustión de propano.

Una oportunidad para España

Michael López-Alegría es Asesor Técnico en Bloostar desde el año 2015. Es conocido por su carrera como astronauta, con nada menos que 10 paseos espaciales en su haber. Nació en Madrid, y aunque desarrolla su carrera en Estados Unidos y no tiene la nacionalidad española, está muy unido a nuestro país. Tuvimos la oportunidad de conversar con él y conocer un poco mejor los detalles de su colaboración con Bloostar. "Conocí a José Mariano López hace cinco o seis años cuando estaba empezando su otro proyecto, Bloon y me incorporé a su consejo de asesores hace dos años. Este proyecto se ha ido desarrollando desde entonces."

Michael Lopez Alegria
Michael López-Alegría dejó la NASA en 2012, pero sigue siendo conocido por su carrera como astronauta.

Sobre su labor profesional en Bloostar, a pesar de que aparece como Asesor Técnico, según nos comentaba (no sin un punto de humor) su papel es un poco diferente: "En la parte técnica no pinto nada. En lo que puedo ayudarles es a transmitir el mensaje de la compañía y tratar de impulsar aquí un modelo que en Estados Unidos funciona bien, el de la participación público-privada. Crear un ambiente que permita a empresas españolas tener éxito. Me siento muy unido al proyecto de Bloostar primero porque es español, y segundo porque tiene muchas posibilidades. Creo que con él, España está muy bien posicionada para liderar iniciativas empresariales en Europa"

La intervención de Michael López-Alegría durante la presentación tuvo un enfoque amplio, aunque poco técnico, con el foco puesto precisamente en las oportunidades de nuestro país para liderar la industria a través de proyectos como Bloostar. Según él, hay oportunidades, pero falta el marco de regulación apropiado para que se materialicen. En Estados Unidos, organizaciones gubernamentales como la FAA (Federal Aviation Administration) tienen como parte de su misión promover la industria. Y ese modelo funciona.

Parece fácil, pero no lo es

De momento, la hoja de ruta de Bloostar pasa por llegar hasta 2018 en disposición de hacer cuatro lanzamientos de prueba. Ya tienen un buen número de cartas de intenciones por parte de fabricantes de satélites. Y según nos comentaba José Mariano López, "con suerte alguno de los lanzamientos de 2018 ya llevará alguna carga útil comercial. Depende de los clientes y los precios que les hagamos".

Sobre este particular, el de los precios, decir que el coste de los micro/nano satélites puede ser tan bajo como un millón de dólares frente a los más de cien que cuestan los convencionales. Y el de los lanzamientos con Bloostar están en torno a los cuatro millones de dólares de acuerdo con datos publicados tras la presentación en el evento IAC 2015 (International Astronautical Congress), frente a los sesenta millones que puede costar la puesta en órbita de un satélite convencional por parte de compañías como SpaceX.

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La lanzadera no tiene que tener una protección excesiva exteriormente al no estar sujeta a fuerzas aerodinámicas severas y su forma de dónut permite que los satélites se transporten con los paneles solares desplegados.

Puede parecer que el año 2018 está lejos para lo sencillo que parece todo a nivel conceptual, pero en la práctica hay que resolver muchos problemas técnicos y logísticos hasta esa fecha. Hay que ser capaces de llevar el globo con garantías a su ubicación para iniciar con éxito la ignición de los cohetes, por ejemplo. Y la tecnología de comunicaciones entre el globo y la estación de tierra tiene que ser extremadamente precisa.

Según nos comentaba José Maríano López, "la tecnología espacial tiene unos plazos de desarrollo y pruebas. Cuando lanzas algo al espacio hay un millón de cosas que pueden pasar, y solo una es buena. Para que pase esa buena tienes que hacer un montón de ensayos y de pruebas. De todos modos, otros lanzadores como el Ariane 5 o el futuro Ariane 6, están sujetos a plazos muchísimo más largos."

Y todo esto, ¿para qué?

El boom de los micro/nano satélites está en sintonía con la democratización de la industria aeroespacial. China presentó su primer avión comercial hace unos días, con precios que prometen revolucionar la industria de la aviación. Y también ha llegado el momento de hacer que se abra el espectro de fabricantes de satélites. De hecho, ya es relativamente fácil construirlos, en garajes o en las aulas de las universidades. Lo caro es ponerlos en órbita, y eso es lo que van a cambiar empresas como Bloostar.

Las aplicaciones potenciales para los miles de micro/nano satélites que se lanzarán de aquí a 2020 según las previsiones de los analistas, pasan por proporcionar conectividad universal, o mejorar las previsiones meteorológicas, o mejorar la observación de la Tierra con cartografías actualizadas diariamente. Tampoco se descartan los usos militares. Los departamentos de defensa son un cliente más para zero2infinity.

Bloon Foto
Otro uso que zero2infinity le piensa dar a los globos es el de llevar gente al espacio en un viaje con fines también recreacionales.

Precisamente sobre este punto preguntamos a Michael López-Alegría. Sobre qué tecnología o servicio le gustaría ver funcionando en el espacio gracias a Bloomstar: "Es una pregunta complicada. No es algo nuevo, pero pienso que la idea de dar acceso a las comunicaciones a todo el mundo es importante. No para vender cosas en Amazon, sino para que todo el mundo pueda aprender de las cosas que funcionan y de la que no funcionan. Te pondre un ejemplo: lo que ha pasado en Rusia en los años 80, fue consecuencia de la incipiente globalización de entonces. La gente se pudo dar cuenta de lo que estaba pasando al otro lado de la frontera y sucedieron cambios. Con una conectividad universal podremos eliminar los sistemas de gobierno que no funcionan, la corrupción... que ahora funcionan porque la gente ignora que existen y no los entiende."

La empresa zer2infinity también trabaja en un proyecto (Bloon) en el que se usan globos para llevar gente al espacio, pero en vez de volver en paracaídas como hizo Felix Baumgartner, el plan de zero2infinity es hacer que los pasajeros aterricen cómodamente en la cápsula espacial tras dar un paseo por la estratosfera.

Más información | zero2infinity y Bloostar

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