El segmento de los monitores externos se ha animado mucho en los últimos tiempos, y el Ricoh Portable Monitor 150BW es sin duda un modelo premium dentro de la categoría.
Estamos ante un monitor externo que sorprende por su panel OLED y por opciones como su conectividad Wi-Fi o su soporte táctil. Una singular apuesta de Ricoh que permite usarla como monitor portátil totalmente inalámbrico, pero también como una tableta creativa de gran formato. En Xataka hemos podido probarla, y hemos podido comprobar si cumple con su planteamiento.
Ficha técnica del Ricoh Portable Monitor 150BW
|
Ricoh Portable Monitor 150BW |
---|---|
Pantalla |
OLED 15,6" 1920 x 1080 píxeles, 16:9 60 Hz, 300 nits 1 ms de tiempo de respuesta Contraste 100.000:1 |
Puertos |
2 x USB-C (DisplayPort 1.2 Alt Mode) |
Conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 802.11n/ac Miracast |
Altavoces |
2 x 1,5 W |
Batería |
3.740 mAh Carga vía USB-C |
Dimensiones y peso |
356 x 221,7 x 10,8 mm 715 g |
Otros |
Soporte táctil Soporte de stylus |
Precio |
750 euros aprox. |
Monitor portátil inalámbrico RICOH 150BW de 15,6 Pulgadas, 1920 x 1080, OLED, USB C, Ligero con Pantalla táctil y 2 Altavoces Integrados, Pantalla portátil Externa para Ordenador portátil/PC/teléfono
Un diseño funcional que no engaña
Hace tiempo que los monitores externos de este tipo existen, y el diseño aquí no esconde su propósito. Estamos ante una pantalla de 15,6 pulgadas con marcos reducidos en sus dos laterales y en la parte superior, y con uno inferior bastante más pronunciado.
Aún así, el aspecto es elegante, algo a lo que ayuda su delgadez. La pantalla mide 356 x 221,7 x 10,8 mm, aunque la parte trasera es desigual y cuenta con una parte superior que es más fina (4,8 mm) que el resto, donde encontramos la batería y circuitería del producto. El peso, de 715 g, es una muestra de esa búsqueda por ofrecer un producto fácil de transportar de un lado a otro para usarlo cómodamente, e incluso también de usar como tableta de forma relativamente sencilla.
En la parte trasera de la pantalla encontramos un soporte desplegable que permite mantener la pantalla apoyada de forma cómoda —y con una ligera inclinación— en una mesa o superficie similar.
Esa parte trasera esconde en una pequeña cavidad los dos puertos USB-C que soportan DisplayPort vía USB. Así, podremos conectar uno a un adaptador de corriente o un cargador de móvil, y otro a un ordenador o un móvil con salida USB-C que serán los que sirvan como fuente de la señal que se muestre en la pantalla.
El lateral derecho cuenta con un pequeño botón de encendido y un dial que permite navegar por las escasas opciones del menú de configuración. En esencia nos permitirá elegir el tipo de entrada (inalámbrica, o cualquiera de los dos puertos USB-C) o controlar el volumen de reproducción de los altavoces.
Prestaciones a la altura
Estamos ante una pantalla especialmente cara (750 euros) que rivaliza con monitores tradicionales mucho más grandes y con mejores prestaciones, pero que obviamente no presumen de sus virtudes, a saber: estamos ante un dispositivo totalmente portátil y que además puede funcionar de forma independiente gracias a su batería interna y a su conectividad Wi-Fi.
La Ricoh 150BW es una pantalla con un acabado brillo que es además ciertamente destacado, sobre todo porque en exteriores ese efecto puede acabar siendo contraproducente por los reflejos. En interiores, no obstante, ese acabado hace que la imagen sea aún más espectacular, y aquí contribuye especialmente un panel OLED que hace que los colores y el contraste resalten y la definición de los contenidos sea excelente.
Estamos ante un dispositivo totalmente portátil y que además puede funcionar de forma independiente gracias a su batería interna y a su conectividad Wi-Fi
La pantalla de 15,6 pulgadas y resolución FullHD (1.920 x 1.080 px, 141 ppp) hace uso de un formato 16:9 perfecto para disfrutar de contenidos multimedia. Es también interesante como segundo monitor, aunque desde hace años vemos como el formato 16:10 se ha popularizado por ganar algunos preciosos píxeles en cuanto a resolución vertical.
La calidad de la pantalla se demuestra al mostrar detalles de imágenes sobre las que hacemos zoom con el efecto pinza, y ese soporte táctil refuerza esa sensación de estar con una tablet que en realidad es una extensión del dispositivo al que está conectada.
Lo curioso es que además la pantalla soporta además Wi-Fi (802.11 a/b/g/n), y por si fuera poco es también compatible con la tecnología Miracast para que podamos enviar la señal inalámbrica desde un dispositivo que soporte este estándar.
Los PCs con Windows son un ejemplo, y de hecho en la documentación en papel incluida Ricoh ofrece un código para una licencia de Ricoh Monitor Multicast for Windows, una aplicación que permite distribuir la señal inalámbrica de ese PC a hasta cinco pantallas 150BW al mismo tiempo.
La batería integrada es otra de las opciones singulares de esta pantalla portátil. Se trata de una batería con capacidad de 3.740 mAh, y permite que al menos temporalmente podamos conectar únicamente el móvil o el ordenador a la pantalla sin necesidad de alimentación externa.
Podremos comprobar el nivel de batería pulsando el botón lateral que lanza el menú de configuración: es allí donde en la parte superior derecha se muestra el porcentaje de carga.
Con la batería completamente cargada la pantalla tiene una autonomía de cerca de tres horas, y una vez descargada hay que invertir dos horas y media en cargarla. En Ricoh disponen de una versión de esta pantalla (Ricoh Portable Monitor 150) que no tiene batería ni Wi-Fi y que es unos 200 euros más barata.
La pantalla cuenta con un par de altavoces de 1,5 W. Aquí la calidad de sonido es más bien mediocre, y uno esperaría algo más de un producto con esta etiqueta de precio.
Podemos solventar esa limitación usando auriculares conectados al dispositivo que es fuente de la señal, desde luego, y aquí queda una vez más patente que Ricoh se quería centrar en la calidad de imagen y no tanto en la del sonido.
Esa calidad de imagen es notable, y según Ricoh el panel OLED llega a ofrecer una relación de contraste de 100.000:1 que, insistimos, hace que por ejemplo los contenidos de vídeo se aprecien de forma espectacular.
Con cable o sin cable, tú eliges
Podremos usar esta pantalla externa sin necesidad de alimentación si la batería está cargada suficientemente, pero es que además tampoco necesitaremos conectar con cable el dispositivo —tableta, móvil, ordenador— que queremos que sea la fuente de la señal.
Para ello, eso sí, necesitaremos o bien aprovechar el citado soporte de la tecnología Miracast, o bien conectar la pantalla de Ricoh a una red Wi-Fi. Desde la selección de fuente de la imagen basta seleccionar la opción de conexión inalámbrica, lo que nos llevará a los ajustes internos de esta pantalla.
Aquí es donde tendremos acceso a consultar la información del dispositivo, la configuración Wi-Fi, las conexiones activas, la actualización del firmware o un reinicio del dispositivo.
Las opciones son claras y sencillas, y el control táctil permite manejarlas todas con facilidad. Configurar por ejemplo la red Wi-Fi a la que queremos conectarnos es un proceso análogo al que seguiríamos en una tableta Android o un iPad: para introducir la contraseña basta con usar el teclado virtual en pantalla que aparece en ese momento.
Una vez conectados a la Wi-Fi, podremos aprovechar esa pantalla inalámbrica en Windows, macOS, Android e iOS. Un vídeo en YouTube de Ricoh explica el proceso —no tenemos esas instrucciones en la caja del dispositivo—. Para cada plataforma el método es distinto, pero en cualquier caso esas conexiones se establecen fácilmente.
Nosotros probamos con Windows, macOS y Android y no tuvimos problemas: los tiempos de respuesta son adecuados si estamos conectados a una Wi-Fi con buena cobertura y velocidad de transmisión, aunque de vez en cuando la fluidez se ve perjudicada. Es posible trabajar de esa forma, pero aquí la conexión por cable siempre garantiza mayor calidad de la señal y sobre todo la fluidez de la misma.
Aunque la pantalla es táctil, este soporte solo se hace realidad si conectamos un dispositivo que también funciona así: ni Windows ni macOS se convierten en sistemas que podamos controlar con gestos y pulsaciones táctiles en pantalla, pero si conectamos por ejemplo un dispositivo Android el soporte táctil es perfecto.
El problema en nuestras pruebas con Android es que el giro de pantalla no siempre es reconocido de manera correcta: funcionó correctamente al mostrar fotos de la galería, pero no al intentar utilizar un lector de cómics y disfrutar así de la lectura en la pantalla de Ricoh. Lo que sí pude hacer en mis pruebas es usar el modo escritorio de un Huawei P40 Pro+ para además conectar un ratón y teclado al móvil y disponer de un puesto de trabajo de lo más portátil.
Ahí el comportamiento es sorprendentemente correcto, y puede ser una opción interesante al portátil de toda la vida… aunque hay que cargar con pantalla y teclado externo, claro (el móvil actúa como touchpad).
La experiencia multimedia es fantástica en el apartado del vídeo, pero los altavoces lastran esa faceta, y aquí es casi obligatorio tener conectado el dispositivo de origen a unos altavoces o unos auriculares. Probamos también a conectar la pantalla de Ricoh a un PC con Windows para jugar, y aunque la calidad de la pantalla desde luego ayuda, no estamos ante un monitor gaming. Se puede usar perfectamente para ese propósito, pero este monitor externo está más orientado a otros usos.
La resolución y el formato 16:9 se quedan un poco cortos para trabajar de forma prolongada en esta pantalla
De hecho, utilizarlo como segundo monitor tanto conectado a un PC con Windows como a un Mac es una estupenda forma de aprovecharlo. La resolución y el formato 16:9 se quedan un poco cortos —sería fantástico contar con resolución 1440p y un formato 16:10— pero puede que en el futuro este fabricante ofrezca una variante con esas prestaciones.
Mientras tanto, insistimos, esta pantalla puede ser una opción compacta con la que por ejemplo tener siempre abierta una sesión de Twitter —como era nuestro caso— o un navegador con el correo electrónico mientras en el monitor principal trabajamos con cualquier otra aplicación.
Monitores y cables: ¿invivibles, pero insustituibles?
Estamos desde luego ante un monitor externo de lo más interesante si lo que uno busca es un panel de garantías. La calidad de la imagen y su definición son fantásticas, y poder aprovecharlo de forma inalámbrica e incluso sin necesidad de conectarlo a una fuente de alimentación son opciones muy interesanes para ciertos escenarios.
Lo que no está tan claro es que esas prestaciones compensen: la autonomía de la batería es limitada, pero el mayor problema es el de la propia conexión inalámbrica, que cumple pero que puede imponer algunos problemas. Los tiempos de respuesta son como comentábamos peores en algunos momentos, y la fluidez de la interfaz puede llegar a ser errática.
Aquí algo tan simple como un cable USB-C evita todos esos problemas, y aunque las tecnologías inalámbricas han mejorado, en nuestra opinión el cable aquí es insustituible de momento, más para esa conexión con el dispositivo que por la cuestión de la batería.
El soporte táctil es también una gran noticia, pero a pesar de esas ventajas, la propuesta de Ricoh tiene algunas pegas importantes. Al citado soporte del panel táctil o la conexión con Android, que no siempre es perfecta, se une la calidad de los altavoces, que está claramente por debajo del resto del conjunto.
La verdadera pega en esta pantalla es el precio, que es ciertamente elevado con respecto a sus competidores. Es muy fácil encontrar alternativas en el segmento de las pantallas externas de 15,6 pulgadas en tiendas como Amazon y similares, y en todos los casos las propuestas más prácticas: necesitas conectarlas con cable al dispositivo origen de la señal, sí, pero ese requisito garantiza que el funcionamiento en tiempo de respuesta y fluidez de la señal serán perfectos.
Aún así, si buscáis un monitor externo con estas características el modelo de Ricoh desde luego cumple, y sin duda la presencia del panel OLED llama la atención. Menos relevante en nuestra opinión es esa conectividad inalámbrica o batería para funcionar también sin estar enchufado.
En nuestra opinión, la conclusión es clara: la conectividad con cable sigue siendo la reina cuando se trata de conectar un dispositivo a una pantalla. Y aún así, bien por las opciones como esta que plantean una alternativa.
En Xataka | Así es jugar con un monitor ultrawide curvo de 57 pulgadas: probamos el bestial Samsung Odyssey Neo G9
Este dispositivo ha sido cedido para prueba por parte de Ricoh. Puedes consultar cómo hacemos las reviews en Xataka y nuestra política de relaciones con empresas.
Ver 9 comentarios