¿Un móvil rugerizado como primera opción? 5 especificaciones interesantes no solo aptas para profesionales

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Más de la mitad de los españoles hemos roto la pantalla de nuestro smartphone alguna vez en nuestra vida. Una caída accidental, un chapuzón inesperado, una noche de fiesta y fin: nuestro smartphone nunca volverá a ser el mismo —aunque sigamos usándolo—. Por otro lado, la reparación de la pantalla, el componente más accidentado, es cada vez más cara por una sencilla razón: los terminales son cada vez más grandes.

Tal es así que por el coste de un cambio de pantalla o un seguro a todo riesgo puedes tener un smartphone nuevo. Lo que lleva a muchos usuarios a seguir usándolo, aunque tengamos que esforzarnos para ver lo que ponga en pantalla.

No es ninguna exageración: la gama Armor de Ulefone, firma líder en más de 20 países diseñando smartphones rugerizados, ofrece la gran mayoría de sus dispositivos entre los 99€ y 199€. En un mercado gobernado por las featurettes, por pequeñas funcionalidades que rara vez aprovechamos, es de agradecer que aún se opte por el camino contrario, por fortalecer y blindar aquello que más necesitamos.

¿Qué significa “rugerizado”?

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Rugerizado es un neologismo que procede directamente del adjetivo “rugged”. Es decir, “robusto”, “resistente”, “duradero”. Un smartphone rugerizado soportará, por ejemplo, una caída accidental desde una escalera, o incluso el aplastamiento de una rueda de coche. Se pueden lavar bajo el grifo y pueden soportar temperaturas extremas.

La robustez se mide según varios parámetros. Conforme al estándar IEC 941, la resistencia contra polvo y agua se define mediante el Grado de Protección IP (International Protection), una nomenclatura que suele ir seguida de dos cifras. La primera hace referencia al grado de penetración de objetos sólidos, como el polvo; la segunda habla del grado de penetración de líquidos, que va desde 0 (no se puede mojar) a 9 (puede sumergirse y resiste a la penetración de agua incluso con limpieza a vapor o frente a alta presión).

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Más aún, cuando este estándar se queda corto, algunos fabricantes acuden al MIL-STD-810G, un protocolo basado en 28 métodos de resistencia muy rigurosos. Una nomenclatura que certifica resistencia a vibraciones intensas —ideal para trabajos geodésicos—, a interferencias radiofónicas o caídas desde gran altura. Una prueba voluntaria, al fin, que certifica una construcción altamente resistente, resultado de una mayor investigación en desarrollo y en pruebas de laboratorio.

Es por ello que estos terminales suelen ofertarse en puntos de venta alternativos, en webs y tiendas especializadas, long-tail o incluso ferreterías. Una situación que los ha condenado a cierto ostracismo pese a ser una opción muy interesante para cualquier tipología de usuario. ¿No te lo crees? Echa un ojo a estos cinco casos.

1. Lavado bajo el grifo

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Por su propia nomenclatura, estos smartphones han sido durante décadas un salvavidas para muchos obreros de la construcción, para quienes manejan una excavadora o trabajan todo el día con las manos mojadas. Su diseño nació para soportar el embate y maltrato en escenarios de uso exigentes —fraguas, canteras, talleres, acereras, almacenes—.

Pero un terminal rugerizado no tiene por qué ser un dispositivo exclusivo para ellos. Al contrario, el misticismo que los reviste está al alcance de casi cualquier bolsillo, como hemos apuntado al principio.

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Y son también la opción idónea para ese profesor de guardería que termina con su smartphone dentro de un plato de papilla o para esos padres que buscan una alternativa más resistente, un primer teléfono para comunicarse con sus hijos y que priorizan la durabilidad a cualquier otro apartado. ¿Que vuelve a casa con la pantalla llena de barro? Sin problema, se pone bajo el chorro del grifo y se limpia.

Son, en fin, la opción ideal para usuarios casuales amantes de los deportes, ya sea regata o ciclismo, escalada o esquí. ¿Quieres salir a pescar en un domingo tranquilo sin miedo a que tu smartphone se moje y muera? Un smartphone rugerizado responde a esta necesidad.

2. Caídas desde la moto (o desde una ventana)

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Todos esos repartidores de Uber y Cabify que temen ver morir el teléfono ante una posible caída, golpeando contra el asfalto ya no tienen de qué preocuparse: las certificaciones MIL-STD-810G hacen referencia a ocho procedimientos diferentes con distintos tipos de impactos... incluso desde los 5 metros.

3. Frío extremo

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Los cambios rápidos de temperatura no solo producen empañamientos, también pueden desestabilizar el rendimiento de muchos dispositivos. Para los viajeros empedernidos o amantes de escapadas extremas en altas cotas, estos móviles son una garantía de que ni sus funcionalidades, ni su batería se verán alteradas . Tampoco la exposición a la humedad salina de las zonas costeras será un riesgo.

La gama Armor de Ulefone se ha construido bajo estas pautas: soportar todo tipo de escenarios de uso, responder allá donde el resto de smartphones ni se plantea llegar.

Ese es el objetivo último: "democratizar" los teléfonos rugerizados, servir a cualquier propósito, a cualquier necesidad, por un precio de gama de entrada y un rendimiento a la altura de lo exigible en la actualidad.

4. “Lo aplasté con mi propio coche”

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Las estadísticas hablan por sí solas: tarde o temprano vamos a reventar la pantalla de nuestro smartphone. O se nos caerá y nos sentaremos encima de él, o le daremos un golpe muy tonto con el pico de una mesa o se nos escurrirá de la mano y terminaremos aplastándolo con nuestro propio coche.

¿Suena exagerado? Lo mejor de todo es que todos estos escenarios han sido simulados en laboratorios, comprobando el rendimiento frente a choques mecánicos (fuerzas repentinas), o frente a aplastamientos de hasta 3.000 kg de peso. Ahí es nada.

5. Una navaja suiza con cobertura 4G

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Un supuesto: sales un domingo a la montaña y acampas en una zona sin cobertura. Por más que te mueves no consigues conectar con tu red. Y, entretanto, tu pareja ha seguido andando y la has perdido de vista. Los smartphones rugerizados van mucho más allá de la simple protección frente a golpes y caídas.

El Armor 3WT cuenta por ejemplo con una función walkie-talkie para hablar entre dos terminales sin necesidad de una red operativa (con una antena específica). Tampoco hay que olvidar la robustez que garantiza la total compatibilidad con las redes 4G LTE-FDD (B1/2/3/4/5/7/8/12/17/19/20/28A/28B) y en el caso de Armor 10, las posibilidades de la tecnología 5G . Para completar la aventura cuentan además con funciones ya imprescindibles como una brújula electrónica, G-Sensor, GPS, giroscopio, L-Sensor, NFC, P-Sensor, barómetro y desbloqueo con huella dactilar.

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Otra escena habitual: te vas de viaje con la familia y tu hija pequeña se ha pasado todo el trayecto haciéndose selfies, drenando la batería de tu móvil. Muchos de los smartphones rugerizados doblan en autonomía a los teléfonos de la misma gama. ¿Por qué? Porque han sido optimizados para sacar provecho hasta la última gota de energía. Además, modelos como el Armor 3WT no tienen rival con el cual competir: su batería de polímero de litio de 10300 mAh aguanta una semana de uso.

Tu smartphone ideal, con armadura

La gama Armor de Ulefone se compone de una gran familia de productos que van desde el Armor 5 y X5 hasta los últimos modelos, X7 Pro, 8, X8.

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Centrémonos en el X6, por ejemplo. En apariencia podría parecer un terminal muy humilde respecto a la competencia: cuenta con un display de 5” a resolución HD (1280*720), con una densidad de 294 PPI, procesador MT6580, 2GB RAM y 16GB ROM —con posibilidad de expansión mediante tarjeta SD—, doble SIM, desbloqueo facial y mediante huella dactilar, cámara trasera con un sensor de 8MP con apertura f/2.2, 4.000 mAh de batería, sistema operativo Android 9.

Sin embargo, en su precio de gama de entrada solo compite con terminales basados en materiales de calidad pobre y protecciones mínimas. En cambio, el Armor X6 está avalado por las certificaciones IP68 (IEC standard 60529) y IP69K (IEC standard 60529), la citada MIL-STD-810G Certification y garantiza conexión GPS en cualquier parte gracias a su 2G GSM (B2/3/5/8) y 3G WCDMA (B1/2/4/5/8).

Si damos el salto al portentoso Armor 8, su pantalla gana en longitud hasta las 6,1”, cuenta con resolución HD+ (1560*720) y 281 PPI. Su procesador de ocho núcleos MT Helio P60 a 2.0GHz de velocidad multiplica, junto a sus 4GB de RAM y 64GB de ROM (ampliables mediante tarjeta SD de hasta 256GB) ya rivaliza con la gran mayoría de terminales de entrada.

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Su fortaleza, una vez más, reside en sus características únicas: la máxima protección existente en la actualidad, IP69K (IEC standard 60529), más la certificación del ejército estadounidense MIL-STD-810G. Además, con una batería de 5.580 mAh compatible con la carga rápida de 15W, tendremos autonomía para 2 días de uso continuado.

Como vemos, hay cientos de sectores donde un smartphone rugerizado encaja a las mil maravillas. Para todos esos profesionales que requieren de un dispositivo altamente resistente o ese rol de responsabilidad logística que no puede quedarse sin smartphone durante una sola hora —y que un accidente podría dejarlo incomunicado durante varios días—, existe un Ulefone preparado.

Imágenes | Ulefone.

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